Me hablaron de una chica que padecía de una grave enfermedad.
Y no tenía ronchas en la piel, o se le caía el cabello.
Ella enfermaba de soledad.
Me contaron que pasaba días encerrada en si misma, llena de rabia de dolor.
Que ni el amor, o la ilusión le devolvían la razón.
Ella ya estaba enferma, de soledad.
Estuve dispuesta a visitarla. Visitar su corazón.
Sabía que no podía hacer mucho, pero quizás podría hacerla sentirse menos sola y hacerla caer en razón.
Ella enfermaba de soledad.
Nadie nunca le había conocido. Jamás se le había demostrado algo más que leve aprecio.
Desde pequeña había aprendido a sobrevivir con la necesidad de satisfacer a otros recibiendo de vuelta desprecio.
Ella ya estaba enferma, de soledad.
Poco a poco huyó del mundo, de los humanos, y de todo aquel que la hacía recordar su vida.
Cerró las puertas de su corazón, cerró sus labios. Escondió sus manos, ató su cabello. Para así impedir correr riesgo de exponerse al peligro de los humanos, y sentirse menos desvivida.
Ella enfermaba de soledad.
Y cada día enfermó más. Y nadie pudo hacer nada. Nadie pudo evitarlo.
Y pasó gente que a fuerzas besó sus labios, pero aunque la vida a veces le sonreía, siempre venían las noches traicioneras, demasiado para asimilarlo.
Ella ya estaba enferma, de soledad.
Y ella cerró sus ojos al verme llegar. Y entendí que muchos no mueren de dolor físico, o cohibición.
Muchos mueren de soledad. Los temores les ciegan, los temores le endurecen el corazón.
Ella enfermaba de soledad.
Y no discrimino porque de dolor me muero yo, pero no dolor corporal, dolor del interior.
De ese con falta de esfuerzo, y de valor, que acaba con mi alma y torna todo abrumador.
Y yo enfermo de soledad.
Y lo ultimo que vi en mis ojos frente al espejo fue un incendio de sentimientos quemados, de amor hecho cenizas, de magia apagada y de esperanza hecha despojos.
Y me di cuenta de que había muerto hace mucho, que lo único que me queda es la soledad y me sale hasta por los ojos.
Y yo estoy enferma, de soledad.
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Rizos color miel.
Poetry↠Tomar café mientras escribo es mi pasatiempos favorito. El sarcasmo como coraza, y una cerveza para las penas. Me subo a lo alto de la locura para quién me lo pida, y escribo con la vida que he vivido, y las ganas de la que me falta. [Prácticamente...
