Capítulo 1

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Y en un abrir y cerrar de ojos podía sentir el aire en mi cuerpo y como mis alas luchaban por volar pero el aire las sofocaba, podía palpar como mi poder disminuía y caía en el vacío dejando atrás todo lo que amaba: mi familia, mis amigos, mi hogar y a mi amado Steve.

Todo por una buena causa: salvar a mi hermano, mi sangre.

El grande error que cometió Milton al no despojarme de mis alas fue que no importaba qué, seguiría siendo un ángel sanador y aún tendría dichos dones tan característicos de ellos.

Pero con el tiempo mis alas se pudrirían, las plumas se caerían y cada cerda se desintegraría, quedando solamente los huesos de éstas y tendría que arrancarlas yo misma dejando dos dolorosos recuerdos en forma de cicatrices... eso era lo que quería Milton, el verme sufrir por retar su autoridad.

Mi piel desnuda iba siendo rasgada por los árboles que se interponían en mi caída y sin previo aviso me estampé en seco contra el frío suelo de los mortales.

Mi cara impactó primero, y después le siguió mi cuerpo, mis alas lo tapaban y mi cabello caía en mi cara de forma desordenada.

Apoyé mis manos contra el suelo y me impulsé con los brazos para poder mirar a mi alrededor.

Era un bosque y por su puesto Milton se había encargado de que ningún mortal viera mi caída.

Me puse en pie y ahogué un grito de dolor, la molestia venía de mi espalda. Miré detrás mío y pude divisar mi ala doblada por caer en ella (supuse). La toqué con delicadeza y gruñí por el dolor que me causó mi acto.

Cerré los ojos y concentré mi poder en mis manos, después todo en mi ala y ésta se volvió a extender sin ningún rastro de herida y sonreí un poco tristemente.

Extendí completamente mis alas y me flexioné para tomar impulso. Salté y revoloteé dando una vuelta en mí misma y extendiendo mis alas apreciando que aún podía volar, sonreí y en el aire, lo que parecía ser mi momento de paz, una pluma cayó de mis alas.

Mi sonrisa se borró en un instante y caí en picada llevando conmigo la blanca pluma que dejaba balancearse por el viento.

Aterricé en el suelo suavemente con mis piernas cruzadas y mi pluma presionando mi pecho, fue ahí cuando me di cuenta de que estaba completamente desnuda.

Observé mi alrededor y a lo lejos escuché un grito horrible de dolor. Caminé cuidadosamente hasta el lugar para no llamar la atención de un mortal y ví de dónde provenía el grito, había una mujer con el brazo desgarrado y chorreando sangre con un hombre a su lado que la tomaba con delicadeza. Me recordó a Steve y estaba dispuesta invadida por la melancolía a irme, cuando en mi visión también apareció un feroz oso que se aproximaba a ellos. En un instinto, desplegué mis alas y volé hasta el oso, derribando al gran animal y desgarrando su pelaje para hacer cubrirme.

Teniendo al animal yaciendo a mi lado decidí regenerar lo que había arrancado de su piel y huyó asustado.

Me acerqué a la pareja mortal y les sonreí, ellos me miraron asombrados y sus vistas se corrieron a mis alas.

— Hola. — saludé poniéndome en cuclillas, me daba miedo que pudieran salir corriendo o me quisieran hacer daño, observé el brazo de la mujer. — ¿Puedo? — señalé su brazo desangrado y lo tomé con delicadeza.

Cerré mis ojos y concentré mi poder. La miré con advertencia y le sonreí, puse un dedo en sus heridas. Después de unos segundos sus heridas desaparecieron y los dos mortales se quedaron asombrados viendo las inexistentes heridas. Ambos eran mucho más grandes que yo en edad, se les notaba. La mujer me miró asombrada y yo también la miré pero no de la misma manera, ¿qué era este repentino impulso de ayudarles?

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Where stories live. Discover now