Capítulo 87

4.3K 319 25
                                    

Jared

—¡Emma! — gritó Mason desde su lugar pero ya era muy tarde, la espada de Emma había hecho un corte tan profundo en la garganta de su padre que él cayó desangrándose puesto que aún era mortal.

Ella rodó los ojos y puso su dedo en el cuello de Jonathan para que la herida sanara y él dejara de toser descontroladamente.

— Vuelves a decir que mis poderes no funcionan contra ti y te mato. — Emma tenía la barbilla de su padre aprisionada en su dedo índice y su pulgar. — No me importa si eres mortal o no.

— Estarás cometiendo una grave falta contra tu propia ley. — sonrió él mientras Emma apretaba su mandíbula.

— Estás tan equivocado... — Emma negó con la cabeza y lo acercó a su cara. — Mi ley no protege a mortales con sangre de demonio.

Alzó la muñeca de Jonathan y había un corte desde su pliegue del codo hasta su muñeca, Emma sacó una daga pequeña y volvió a abrir la herida sin embargo en vez de brotar sangre el icor salía a chorros.

— Qué pena me das. — soltó Emma con desprecio total. — Mira lo lejos que has llegado con tal de conseguir el poder que no tienes, ni tendrás.

Ella se alejó sin previo aviso y se acercó a los cuerpos de Dani y Crescente. Ya no podía hacer nada por ellos y lo sabía, por lo que su ceño no dejó de estar fruncido.

Lo llevaremos a la bodega de Saitor... Donde está Danniell y mandaré un ángel para allá.

Habló en mi mente y la ayudé a levantar los cuerpo y llegar a Verno para que abriera un pequeño portal a la habitación de Saitor. Tomé el cuerpo de Danniell y lo traje en vez de poner los otros cuerpos allá.

—¿Qué estás...? — dijo Emma atenta a mis movimientos.

Concentré mi mente y mis sentidos, logré abrir un portal al cielo, justo en donde aparecían los cuerpos mortales o de algún ángel. Cuando Emma comprendió me ayudó a poner los cuerpos con delicadeza sobre la entrada y unos sanadores acudieron rápidamente.

Emma cerró el portal y se escuchó un estruendo que provenía de la entrada. Nos volteamos alarmados y vimos a Lilith quien tenía una postura relajada pero aún con unos que otros moretones que poco a poco se desvanecerían, a su lado estaba Baruck quien fulminaba con su mirada a Emma pero mi chica no le apartó la mirada sino que se la retuvo y le frunció el ceño dándole a entender que no le tenía ni un poco de miedo.

— Entonces... ¿Les gustó mi regalo? — sonrió cínicamente la súcubo que examinaba sus uñas con aire superior. — No es todo lo que tengo para ustedes, habitantes del cielo. — su cara se tornó seria. — Verán, en cada uno de los ángeles se encuentra un pequeño chip como éste. — nos mostró una cosa redonda de unos 3 centímetros, apretó un botón que tenía en su mano derecha y la cosa que tenía en su mano se convirtió en un arma letal de 12 picos filosos y seguidos. — Cuando éste se accione uno de los filos atravesará su garganta. — sonrió tan abiertamente que me dio escalofríos. — Por supuesto puedes evitar esto. — se dirigió a Emma y ella activó todas sus alertas. Lilith extendió su mano en dirección a Emma. — Entrégame la llave y la gema de Edom y nadie saldrá lastimado.

No lo hagas Emma.

Le dije en su mente mientras buscaba un plan para quitarle el botón de la mano.

— Tienes 5 segundos. — Lilith alzó su barbilla hacia Emma y observé cómo Nerea salía de una de las habitaciones del castillo y observaba toda la situación con horror.

Nerea.

Cuando hablé en su mente ella volteó hacia mi.

Dicen por el cielo que puedes pasar desapercibida cuando quieres quitarle algo a una persona... Bien, demuéstrame lo que puedes hacer, el botón en la mano de Lilith.

Nerea frunció su ceño y desapareció de mi vista sin dejar rastro alguno. No me molesté en buscarla pues estaba buscando un punto ciego mientras Emma tenía su ceño fruncido pero tocando la llave de Edom.

—Uno. — la barbilla de Lilith se elevó más y un ángel lanzó un grito desgarrador que nos alarmó a todos pero más a Emma quien abrió los ojos de par en par corriendo en dirección al cuerpo. — Dos. — un grito de un ángel mujer se escuchó en el otro extremo del castillo y Emma paró su carrera para encaminarse al otro lado y tratar de ayudar. — Tres. — Leik lanzó un alarido y Pamela despertó de golpe a su lado, cuando vio cómo su pareja se retorcía en el suelo tomando su garganta entró en pánico.

Nerea apareció rápidamente detrás de Baruck y apretó su cuello mientras le tapaba la boca con un tranquilizante, Baruck cayó dormido y sólo quedaba Lilith por ahora.

— Cuatro. — Lilith entre cerró los ojos hacia Emma con una gran sonrisa.

Mason lanzó un alarido mientras Karla corría a tropezones por los cuerpos hacia él lloriqueando y con pánico en sus ojos. La barbilla de Lilith se alzó aún más y respiró como si todo problema se disipara.

—Cinco. — sonrió de lleno.

—¡Nerea, ahora! — le grité mientras Lilith apenas y reaccionaba Nerea ya tenía el control en sus manos y rodaba en nuestra dirección y le entregaba el objeto a Emma.

Emma lo partió en dos sin un mínimo esfuerzo. Sus dientes estaban tan apretados que podía oírlos rechinar.

— Escucha, maldita. — le dijo entre dientes. — Tienes tres jodidos segundos para arrepentirte de lo que hiciste. — los ojos de Emma se llenaron de icor. — Uno. — su cara se deformó a tal grado de hacernos retroceder. — Dos. — Su altura aumentó y las venas se marcaron en toda su piel. — Tres. — gritó mientras Lilith salía de su miedo y corría hacia la puerta, pero Emma fue más ágil, la tomó del cuello y la lanzó contra los barrotes del segundo piso y éstos se destrozaron.

Emma volvió a su forma normal en cuestión de segundos y corrió hacia sus hermanos para sanar sus heridas para después pasar a Leik y a la otra ángel.

El gemido de Lilith resonó por todo el castillo y la forma bestial de Emma apareció tan rápido como había desaparecido totalmente. Emma voló hasta la súcubo y sacó su espada, la posó en su cuello y sin darle permiso a decir más palabras cortó su cuello al mismo instante que una flecha voló por los aires y se incrustó en la ala de ella.

Nos giramos para ver al atacante y nos sorprendimos bastante al ver quien era.

Su pelo rojizo ondeaba por naturaleza y sus ojos rojos estaban tranquilos, sus brazos seguían en posición de ataque y el arco seguía en sus manos.

— Estás muerta. — gruñó Mason mientras se abalanzaba hacia Verno.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon