Capítulo 19

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Mason miró duramente a Karla, pero ya bien sabía que moría por darle un abrazo.

No aguanté y caminé la distancia que nos separaba a mi hermano y a mí y le di un fuerte abrazo. Apoyé mi barbilla en su hombro y cerré mis ojos conteniendo las lágrimas. Pero como últimamente lo hacían, salieron.

— Tranquila. — me susurró al oído. — Ya estoy aquí. Nadie te hará daño.

Me separé de él y limpié mis lágrimas dándole una sonrisa.

Me puse a un lado suyo y miré a Karla.

Ella dio un paso lento y seguido de otros llegó hasta donde estaba Mason, y debido a su altura lo observó levantando la vista.

Sus ojos rebosaban de lágrimas que se negaban a salir.

Karla se acercó aún más a Mason y lentamente colocó sus brazos por los hombros de mi hermano. Saboreando el momento lo rodeó y puso sus manos en su cabeza, lo apretó contra sí y cerró los ojos con una gran sonrisa en su cara.

Mason sin soportar más, la abrazó con fuerza y no la soltó. Después se dieron un largo beso de bienvenida y quedaron abrazados por unos momentos más.

— ¿No hay abrazo para mí? — susurraron detrás mío.

Me di la vuelta y abrí mis ojos como platos.

— ¡Zayd! — corrí a abrazarlo y lo estreché con mucha fuerza.

— Hola, pequeña. — besó mi coronilla sin soltarme. — Mi pequeña hermanita.

— ¿Qué hacen aquí? — pregunté con una sonrisa.

— Daide nos previno de Milton. — dijo Zayd con semblante serio.

Asentí con la cabeza.

— Milton hizo una aparición ésta mañana, justo aquí. — le informé. — Él le cortó la garganta a una amiga porque dijo que tenía mi olor y yo la sané.

— ¿Sigues teniendo tus poderes? — me preguntó sorprendido.

— Sí. — asentí.

— Por favor, dime que no vas a decirle a todo mundo que me cortaron la garganta. — dijo Helen burlonamente apareciendo a mi lado. Fijó su vista en mi hermano y se acercó a mi oído. — No me dijiste que tenías hermanos tan guapos. — se enderezó y lo encaró. — Yo soy la herida.

Solté una carcajada.

— Zayd, — llamé a mi hermano mayor. — ella es Helen, Helen él es Zayd. — los presenté.

— Un gusto, señorita. — dijo Zayd luciendo su sonrisa y besando la mano de Helen, dejando a la susodicha sin aire y sonrojada.

— Igualmente. — dijo Helen con una sonrisa. — ¿No te conozco de un lado? — Helen levantó una ceja.

Rodé los ojos y me di la vuelta dejándolos solos para que platicaran entre sí. Llegué a donde estaban Zianya, Daniela, Pamela y Natalia.

— Me pregunto si se cansaran de abrazarse. — dijo Zianya mirando con diversión a Karla y a Mason.

— Hace tiempo que no se ven. — expliqué. — No creo que se cansen nunca.

— Entonces. — dijo Daniela. — Ellos dos son tus hermanos. — afirmó.

Asentí con la cabeza.

— ¿Tienen novia? — preguntó sin molestarse en ocultar su indiscreción.

— Claro que tienen. — apareció Karla a mi lado pasando su brazo por mi hombro y a su lado estaba Mason. Los dos tenían una sonrisa radiante. — Yo soy la novia de Mason. — recalcó Karla haciendo énfasis al nombrarse.

— ¿Y el alto de allá? — dijo Daniela un poco decepcionada.

— No. — llegó Helen con una sonrisa. — No tiene.

La sonrisa de Daniela creció.

— Pero la tendrá. — dijo Helen mordiéndose el labio y mirando con picardía a Zayd, quien solo sonreía y rascaba su nuca.

Lo miré con una ceja levantada y una sonrisa. Él solo se encogió de hombros mientras me sonreía.

— Esto va a ser muy interesante. — sonreí.

(...)

Corría desenfrenada por el bosque, mis pies impactaban fuertemente en el suelo mientras la estruendosa lluvia me empapaba por completo.

Mi perseguidor no se daba por vencido, sin embargo, yo llevaba ventaja ésta vez.

Salté unos troncos caídos y tropecé cayendo directo y en seco al suelo.

— Emma. — gritó una voz agitada detrás de mí. — Es la tercera vez que te caes. — me regañó Mason. — A éste paso Milton hubiera acabado contigo hace dos minutos.

Lo miré con enojo y la respiración entrecortada. Sacudí mi cabeza y tomé su mano para levantarme.

— Pues sería mucho más fácil si pudiera volar en vez de correr. — repliqué mientras nos dirigíamos directo a casa. — Sigo sin entender por qué insistes tanto en hacer esto. — repuse enfurecida.

— Pues, — me tomó de los hombros haciendo que parara. — no siempre vamos a poder cuidarte. — me miró fijo. — ¿Y si nosotros no estamos cuando Milton venga a por ti?

— Trataré de correr a todo lo que den mis pies. — lo miré con obviedad y me encaminé a casa.

— No puedes arriesgarte, Emma. — me alcanzó. — Milton podría estar acechándonos justo ahora sin que tuvieras la mínima idea.

— Pues si eso pasara. — repliqué con tono sarcástico. — Me alegraría que escuchara lo que pienso de él.

— Ok, entendí. — se disculpó Mason.

Suspiré fuertemente.

— Eh. — llamó Mason. Lo miré. — ¿Qué sucede?

— Nada. — tomé aire y fruncí mis labios. — Es solo que, Karla y tú se ven tan felices juntos.

Lo miré soñadoramente.

— Seh. — puso sus manos en su nuca y luego las quitó. — De verdad que la extrañaba mucho. Y ése cabrón de Milton me pagará por separarnos.

Me reí ante su comentario.

— Mason. — le dije aún con humor. — Ésta no es tu pelea ¿de acuerdo? — le dije. — Déjame hacer algo por mi propia cuenta por una vez en mi vida.

Mason negó con la cabeza.

— Escucha. — continué. — Tú tienes a Karla de vuelta. No te enfoques en perderla de nuevo. Disfrútala ahora que puedes, porque no sabes si la tendrás después. Es mi asunto, y quiero arreglarlo yo misma. — le dije mirando sus ojos.

— Pero eres mi hermana...

— ¡Y ella tu novia! — le casi grité. — Yo no voy a vivir contigo para siempre. Vas a pasar tu vida con ella, disfruta cada momento y no te hagas la vida difícil. Por favor. — le rogué.

— ¿Y tú? — me preguntó. — Tú tenías a alguien muy unido a ti, eran como chicles. ¿Qué pasó con Steve?

Me di la vuelta y miré el bosque junto a la lluvia.

— Steve. — reí. — Yo no voy a pasar la vida con una persona que no me ame.

Extendí mis alas y fui volando hasta mi casa.

Las lágrimas salían dándole paso a una herida que no estaba cicatrizada aún.

La lluvia como siempre no ayudaba con mi vuelo, y mis alas se hacían más pesadas conforme avanzaba.

Levanté mi mirada al escuchar un trueno.

Un objeto voló hacia mí derribándome.

Chillé de dolor y mis ojos se nublaron mientras sentía como caía hacia la negrura. La cual se semejaba a mi corazón...

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Where stories live. Discover now