37.

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¿Alguna vez han tenido sueños de esos en los que estás a punto de caer de algún lugar? Y entonces ¡bam!, te despiertas.

Pues de esa forma me desperté esta mañana, es decir, no estaba a punto de caer pero me había tropezado con el borde de una calle y tenía el corazón latiéndome a gran velocidad.

Antes de levantarme volví a acomodarme sobre la cama, quería volver a dormir, pero fue imposible, giré de un lado a otro pero no obtuve resultados positivos.

Al final decidí observar a Harry dormir.

Sí, esto era tan surreal, no podía creer que después de haber sido tan frío conmigo, ahora lo tuviera junto a mí luciendo atractivo y tierno a la vez. ¿Cómo era eso posible?

En su mano izquierda reposaba su mejilla, su cabello estaba completamente revuelto y tenía una sonrisa en el rostro.

¿Hacía cuanto que no lo veía sonreír y estar tan tranquilo a al vez?

―¿Qué hora es? ―preguntó mientras se tallaba los ojos. Su voz era áspera y lenta, me encantaba el Harry mañanero.

―No lo sé ―me estiré para alcanzar mi celular.

Desbloqueé el aparato y vi la hora, doce y media, le mostré la pantalla del celular a Harry y bostezó, instantáneamente me hizo sonreír.

Devolví el celular a la mesita de noche y cerré los ojos, tampoco quería levantarme. Ambos nos quedamos callados por un rato hasta que se levantó de repente y me sobresaltó, lo miré.

―Jonathan estará aquí en media hora ―dijo y entonces se giró y me miró asustado.

¡Carajo!

Se me había olvidado mi salida con Jonathan.

―¿A qué hora ibas a verlo? ―preguntó.

―A la una ―bostecé y me senté sobre la cama.

Cuando por fin reaccioné caí e cuenta de que tenía media hora para bañarme y ponerme decente para la salida de hoy.

Me levanté rápidamente y me metí a la ducha, al salir vi a Harry sentado sobre mi cama ya hecha.

―Fuera ―dije mientras caminada a mi armario.

―Pero...

―No lo pediré una vez más ―lo escuché bufar y cerrar la puerta.

Opté por unos jeans ajustados que llegaban arriba de los tobillos, una playera de manga larga azul marino y unos tenis del mismo color.

Cuando bajé Harry ya había hecho el desayuno, había dos vasos de jugo sobre el desayunador acompañados de panqueques y un tarro de mermelada, la boca se me hizo agua, estaba hambrienta.

Miré a Harry y ya se había puesto la misma ropa de ayer.

―¿Acaso Emily te hizo aprender a cocinar? ―arqueé una ceja y me miró con una media sonrisa en su rostro.

―Fuiste tú ―dijo acercándose para abrazarme.

―Esto luce delicioso ―saqué mi celular y vi la hora, doce cincuenta y cinco― pero es tarde.

Hizo una mueca de tristeza.

―Aunque sea come un poco ―me sonrió y no pude negarme.

Di un sorbo al jugo y luego corté un trozo del panqueque que estaba en el plato.

―¿Qué harás hoy?

―Voy a ver a Emily ―dijo haciendo una mueca de desagrado.

Me limité a devolverle la mueca y el rio, volví a comer otro pedazo de panqueque y me terminé el jugo, subí a lavarme los dientes y justo cuando iba bajando, el timbre sonó.

The lucky one │Harry Styles│Où les histoires vivent. Découvrez maintenant