Capítulo 4

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    Y... me equivoqué.

    Parecía que el destino quería jugar conmigo, porque cada vez que acompañaba a Val a la biblioteca –ya que Abby inventaba excusas para que yo fuera en su lugar– el chico aparecía ante mí. Nunca antes lo había visto, pero claro, la jodida coincidencia se regodeaba conmigo y no con otro. Toda la semana vi al chico pasar delante de mí, sin ni siquiera notarme. Aunque no lo culpo, porque ¿quién en esta vida me nota, además de mis amigas y mi familia? Tal vez le daba repelús, ya que había llevado mi nuevo estilo vagabundo todo ese tiempo. El día en el que me harté de apodarlo "el chico de los ojos verdes" o "el chico del carrito" (sí, así de buena soy con los apodos) fui hacia mi fiel amiga bibliotecaria Lillian, y antes de preguntarle tuve una charla realmente interesante con ella. ¿Mencioné que Lilly a veces da miedo?

    —Y mi peluquero me dijo que me corte el pelo, sólo porque me veo desarreglada cuando lo tengo largo, ¿y sabes que le dije? —preguntó, y no esperó respuesta para ponerse a gritar—. ¡Córtate tú los diminutos huevos que tienes y vete a la mierda, que yo no me corto mi hermoso cabello ni aunque sea mi opción de muerte! —Resopló y empezó a teclear frenéticamente en su computadora.

    Dios, Lillian sí que es extraña. Bueno, es ahora o nunca Summer.

    —Oye, por cierto —dije y aclaré mi garganta, antes de preguntar en un intento de voz casual—: ¿Quién es el chico del carrito?

    Lilly levantó la vista de su computadora para mirarme con una ceja arqueada.

    —¿Te refieres a él? —Señaló al susodicho, que ordenaba los libros de una estantería no muy lejana a nosotras.

    —Sí, él —confirmé con la vista fija en el chico—, ¿cómo se llama?

    Se acercó a mí, y cuchicheó:

    —Se llama Cash Grant, es de último año.

    —¿Último año? —balbuceé con asombro—, ¿y qué hace trabajando aquí?

    —No lo sé, solo apareció un día y pidió el empleo, ¿por qué?

    Miré al chico por última vez antes de voltearme hacia Lilly:

    —Curiosidad.

    Achicó sus ojos:

    — ¿Segura, querida Summer? Porque la curiosidad mató al gato.

    —Un gato tiene 7 vidas, así que con perder una no lastima a nadie, excepto a sus dueños, porque... —divagué pero Lilly me interrumpió con un gesto de mano.

    —Ya, ya —farfulló—. No te culpo si te gusta, porque personalmente, el chico es un bombón.

    —Apenas crucé cuatro palabras con él, Lilly —murmuré—, no me puede gustar si ni siquiera lo conozco.

    —¿Quieres conocerlo?

    Me encogí de hombros, cuando en realidad quise gritar "¡SÍ!".

    Lilly golpeó su mentón con un dedo, hasta que sonrió ampliamente:

    —Tus deseos son órdenes, chica —me guiñó un ojo, y antes de que le pueda preguntar sobre qué hablaba, ella gritó—: ¡Hey Cash, ven acá!

    Abrí los ojos como platos.

    «Oh, no, no, no, no».

    —Lillian, no...—farfullé pero ya era tarde, porque el chico apareció a mi lado.

    «Trágame Tierra».

    —¿Ocurre algo? —preguntó Cash sin darse cuenta de mi presencia.

First kiss (FK #1)Where stories live. Discover now