Capítulo 17

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   «Ropa para la “salida”:

    Hilary: Remera escotada, falda vaquera y botas de muerte.   

    Abby: Vestido y plataformas.

    Valerie: Vaqueros, remera... zapatillas ¿o chanclas?»

    Hilary y Abby miraron a la pobre Val, que se encogió de hombros.

    —¿Qué saben si van a comer en McDonald's?

    —No creo que Cash sea tan idiota como para tener una primera salida en McDonald's —dijo Hil, riendo.

    Me removí en mi asiento junto a mi armario.

    —Nunca comí en McDonald's —musité, ganándome una mirada atónita de parte de las tres—. ¿Qué?

    —¿Como que nunca comiste en McDonald's? —chilló Val con cara de indignación—. Eso es un pecado.

    Por poco no le tiro mi zapatilla en la cara.

    — ¿En serio, Val? —exclamé—, ¿es un pecado no comer en McDonald's?

    —Sí, y también no haber comido Nutella —reflexionó, mirando a la nada.

    —Nunca comí Nutella —espeté.

    Dio un grito ahogado y me miró horrorizada.

    —Me sorprende que seamos amigas.

    —Lo que sea.

    —Sigo diciendo —nos interrumpió Hilary, no sin antes patear a Val y tironearme del pelo—. Mi opción es grandiosa. Es decir, no es ni muy casual ni muy elegante.

    —Prefiero los vaqueros —dije. Pero claro, no me hicieron caso.

    —El vestido es mejor —protestó Abby—. Es liviano, ni tan… accesible, ni tan vagabunda...

    —Oye, oye —intervino Val—, que lleve chanclas no significa que sea una vagabunda.

    —Y que lleve falda —añadió Hil—, no significa que sea "accesible".

    Todas comenzaron a poner pros y contras de las opciones, convirtiendo mi habitación en un salón de debate. Y como yo soy tan sumisa, las dejé hacerlo. Estaba jugueteando con mis propios pies cuando la puerta de mi habitación se abrió, revelando el rostro preocupado de mamá.

    —¿Qué ocurre? —preguntó, analizando la situación—. ¿Por qué están gritando?

    Me levanté de un salto, siendo consciente de que la loca de mi madre estaba a punto de ver la pizarra con las opciones de ropa para la “salida”.

    —Nada —me apresuré a decir, posicionándome frente a la pizarra—. Solo estamos debatiendo.

    —¿Sobre qué? —insistió, aún más confundida. Pobre alma en desgracia.

    —Nada, problemas de adolescentes con trastornos mentales —divagué, sonriéndole como psicópata.

    —¡Es una cita, Dios! ¡Deja de llamarlo salida! —exclamó la voz de Valerie.   

 Nota mental: Ahorcarla mientras duerme.

    —¿De qué cita hablas, Valerie? —preguntó mi madre, entrando en mi habitación.

    — ¡De la que tendrán Summer y Cash! —Nos delató, la muy tonta, que al menos tuvo la decencia de taparse la boca al ver que era mi madre la que preguntó.

First kiss (FK #1)Where stories live. Discover now