Capítulo 8

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    Val carraspeó y con su voz más dulce, dijo:

    —Buenas tardes.

    La chica teñida de rubio detrás del mostrador levantó la mirada, y creo que gruñó.

    —Quería saber si hay un peluquero disponible para mi amiga —continuó Valerie, sin inmutarse ante la mala actitud que desprendía la chica.

    Me reí por lo bajo.

    —Lo dice como si pidiera un taxi—susurré a Abby, que soltó una risita.

    Estábamos en una peluquería cerca de mi casa. Ya iba siendo hora de cortarme el pelo y, por fin, deshacerme de mi mechón mal cortado. Hilary insistió en elegir el corte, así que no tenía la menor idea de en qué pensó, y la muy desgraciado no me lo quería decir. Cuando la miré, me guiñó un ojo. 

La chica del mostrador hizo una pompa con su chicle y lo explotó en la cara de Val, que hizo una mueca.

    —Bien. —Se aclaró la garganta y dio un grito, sobresaltándonos—. ¡Gerald!

    Un tipo vestido de celeste de la cabeza a los pies, la miró, con los labios llenos de brillo fruncidos, desde donde hablaba con una señora mayor.

    —Ay, bájale a la mala onda, Kristin —resopló—. ¿Qué ocurre?

    Kristin nos señaló con la barbilla.

    —Tienes clientes.

    Gerald dirigió su mirada hacia nosotras, y sonrió ampliamente.

    —¡Oh, pero qué bellas! —Corrió hacia donde estábamos, y nos abrazó a cada una como si fuéramos sus amigas de toda la vida— ¿Como están, muchachitas? ¿Qué puedo hacer por ustedes?

    «¿Acaso no es obvio?».

    Hilary me pasó el brazo por los hombros, y me sacudió.

    —Necesitamos que le cortes el pelo a nuestra amiga. Y, como puedes observar... —Cogió mi cabello con la mano, y se lo mostró—, está muy maltratado.

    Gerald soltó una exclamación ahogada.

    —Ay, mi niña, ¿quién te hizo eso?

    Me sonrojé, avergonzada.

    —Mi madre —balbuceé. Una risa brotó de sus labios pintados.

    —Hablaba de lo mal teñida que estás, querida.

    Fruncí el ceño para luego bajar la vista hacia las puntas de mi pelo. Me las teñí de morado hace seis meses, solo por diversión. Mamá nunca me dijo nada porque, según ella, "es una etapa de la vida en la que tengo una crisis de identidad y estilo, y que no iba a detenerme por arruinar mi aspecto". Sus palabras, no las mías.

    —Oh, eso —murmuré, y me encogí de hombros—. Solo fue algo del momento.

    Gerald soltó una estruendosa, aunque contagiosa, carcajada.

    —Entiendo, entiendo. —Asintió, enérgico—. Bueno, entonces a cortarte el pelo, dulzura, que para eso vinieron.

    Le regalé una pequeña sonrisa, ya que no sabía qué más decirle.

***

    Lunes por la mañana. Me encontraba detrás de un estante de la biblioteca, mirando con nerviosismo a Cash, que almorzaba en una de las viejas mesas de ahí. Tomé una respiración profunda, e hice una mueca al instante. Mis labios dolían como el demonio. Tras salir de la peluquería, Val, Abby, Hilary y Ally me torturaron con una sección completa de depilación con cera. Creo que no he gritado tanto en mi vida. Maldición, dolía.

First kiss (FK #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora