Capítulo 2.

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 Levantarse es la peor cosa que existe. Sin lugar a dudas.

 Aunque teniendo en cuenta a Liam... no; él sigue en el primer puesto.

— ¡Es la última vez que te llamo, Cherry! 

 La advertencia de mamá hizo que entrara en razón para poder levantar mi trasero de la cama.

 Al haberme puesto de pie tan rápido, me mareé y terminé cayéndome al piso.

  Pero eso no es sorprendente. Mi mala suerte nunca me abandonará.

 Busqué en mi armario algo para ponerme, pero no encontraba nada que me quedara bien.

 ¿Y qué esperaba? ¿Un milagro?

 Pues los milagros existen para personas que de verdad lo necesitan, y yo de seguro no estaba en la lista de espera.

 Bajé ya vestida con una remera azul marino y unos jeans oscuros por si acaso. Me encontré a Liam durmiendo sobre el desayunador y le tiré una bolita de cereal para que despertara. Me miró con cara de odio pero volvió a caer, esta vez de cara a su tostada.

 Este momento merece una foto.

Tomé mi celular y lo fotografié de todos los ángulos desfavorecedores que mi querido hermano tiene.

 Reí y subí al auto para emprender viaje al instituto, esta vez sin Liam.

—  Liam  no irá hoy, pero te bajaré en el mismo lugar que siempre lo hago princesa.

 Y aún tiene la cara para llamarme así.

— Los dos sabemos que todo esto te lo ha pedido Liam papá, y que siempre serás un dominado. Así que apura un poco, llego tarde.

 Mi miró con el ceño fruncido, así como yo, estaba muy impresionado por mi actitud.

 Desde la pasada de esos dos idiotas por mi casa, y que hayan querido inundar mi espacio he estado hasta paranóica, saqué las cortinas amarillas, cambiándolas por negras, mi ventana permanece cerrada casi todo el tiempo y no puedo dormir si mi puerta no está cerrada.

 Me bajo tres cuadras antes de llegar al instituto y me arrepiento al no haber querido llevar una campera. Está por lloviznar y yo solo con una remera de algodón.

Mi día va de mal en peor al enterarme por un jodito mensaje de texto, que Jimmie no irá hoy.

Entro al aula de física y como de costumbre, llego tarde.

 Maldito el día en el que mi suerte decidió ser mala.

 El único asiento que estaba disponible era uno del final y gracias a mis gafas, podía ver bien. Pero salí tan apurada que las olvidé sobre mi mesa de noche.

 No pude copiar nada, solo tomar nota de las palabras que compartían alumnos con el profesor.

 Al llegar a la cafetería todo marchaba bien, hasta que no encontré comida alguna al llegar tarde para pedirla.

— ¿Quieres esto?—Connor me hablaba por primera vez en la vida. Decidí negar.

— Anda... yo sé que quieres.—rozó mi mejilla con su dedo índice, pero volteé mi cara para evitar su contacto.

 Liam me había advertido que algo así podía pasar:

— Si intentan seducirte, mantente inmune a sus encantos. Solo eres una más para ellos, no lo olvides.

 Así que decidí dejarme guiar por los consejos de mi hermano mayor.

— Vete.

 Mi voz sonó fría y distante, esa era la idea.

Autoestima sube... por favor. [#CI1]Where stories live. Discover now