(1) Callejón Diagon

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P.O.V. Hermione

Mamá me había dejado sola, dijo que tenía que volver al trabajo . Traía en mano unos 500 galeones, curiosas monedas que usaban los magos y brujas, y caminé por la pequeña calle para buscar mis materiales y libros para este año.
Estaba muy cansada, había caminado demasiado por hoy y quería volver a casa, sólo me faltaba... una varita. Había leído de algunas tiendas en un libro de hechizos, la mejor en Inglaterra era Olivander's. Se encontraba en el lado Oeste de la calle Diagon.

Luego de caminar unos 3 minutos la encontré, pude ver un local verde con aspecto bastante antiguo. Al empujar la puerta no encontré a nadie.

-¿Hola? - pregunto - ¿Hay alguien aquí?

Pasos suaves se oyen. Del pasillo apareció un señor bastante mayor con el blanco cabello ligeramente largo.

-Hola, bienvenida a Olivander's. ¿Te ayudo a encontrar una varita?

-Hola - digo tímida - sí, por favor - mi mirada se fija en los muros llenos hasta el techo de cajas con etiquetas. 

El señor comenzó a buscar entre su almacén, poniendo en el mostrador varias cajas rectangulares. Mis pies me guían hacia la estantería más cercana, y miro los detalles de cada cajón. 

Repentinamente la campana de la puerta tintinea. Me detengo un instante y pongo mi atención hacia la entrada cuando alguien más entró a la tienda.

-Olivander - dijo serio y en gesto de saludo un señor alto y con cabello blanco platinado muy largo, con aspecto misterioso y mirada severa.

-Señor Malfoy, - el tono del señor Olivander cambia de jovial a serio - buenas tardes.

Por alguna razón el ambiente se torna tenso. 

- Vine con mi hijo, es su primer año - dice en tono grave y presuntuoso, depositando su mirada por toda la tienda - deseo que te encargues de hallar una varita para él, de la madera más fina, la mejor que puedas encontrar. Regresaré en unos minutos.

-No hay problema, señor.

Al retirarse el Sr. Malfoy, un niño del mismo tono rubio toma su lugar. Olivander se dirige al pequeño.

-Al fin te conozco, joven Malfoy.


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P.O.V. Draco

-Sr. Olivander - dije imitando, fallidamente, la seriedad de padre.

-Enseguida busco una varita para usted, si me permite atender a la clienta anterior - dijo más amigable para luego volver al pasillo tras el mostrador.

Mi paciencia era fácilmente desperdigada, pero contuve las ganas de responder. ¿Había otra persona en la tienda? Le eché un ojo a la tienda hasta localizarla.
A mi izquierda, una niña, castaña y rizada, con un suéter magenta y zapatos negros, curioseaba el lugar, fijándose en cada varita y detalles. Lucía sin una gota de rastro mágico, una nacida de muggles. Al volverse al mostrador de Olivander se fijó en mi presencia, y aparto mi mirada. Seguramente tenía la misma edad que yo.

- Prueba esta - regresó Olivander con una caja, y dentro, una varita, era una hecha de pino, por su aspecto marrón, casi negro - pluma de Fenix, 11 1/2.

La niña la agarró con mucha delicadeza y la agitó. Los focos del lugar se apagaron, y una de las lámparas destelló con un chirrido. Unos segundos después se volvieron a prender.

- Tal vez esa no - dijo Olivander, riendo un poco, y tomó otra caja - ahora prueba esta - entrega una varita más corta y castaña - pino, fibra de corazón de dragón, 10 3/4.

Cuando la niña la agitó, salió un rayo de luz de la punta de la varita.

¿Cómo es que la eligió tan fácilmente?

-¿Cuánto debo dar por esta? - dijo con una gran sonrisa, probablemente por la emoción.

-10, pequeña.

De su mochila sacó un billete melón, de 10 libras, que hizo que la miráramos confundidos.

-Oh, lo siento - puso los billetes de vuelta y en su lugar sacó 10 galeones.

El propietario de la tienda devolvió la varita a la caja, la puso en una bolsa, y se la tendió a su nueva dueña.

-Gracias señor Olivander - dijo con alegría.

-A usted, señorita, tenga un buen día.

La niña se fue sin antes sonreírme.

Travesura Realizada ©Where stories live. Discover now