Prólogo - La Cámara de los Secretos

4.8K 352 64
                                    

01 de Agosto, 1992
P.O.V. Hermione

-Hermione, ya vámonos.

-Ahí bajo mamá.

Me puse una falda roja y negra de a cuadros y un suéter celeste, puse la carta de Dumbledore en mi mochila, donde traían los útiles y libros que necesitábamos para nuestro segundo año. Fui rápidamente al caldero chorreante y a la pared de ladrillos. Los muggles no tenemos polvos flu para viajar de chimenea en chimenea.
Primero fuí a Madam Malkin, donde compré una túnica oscura de Gryffindor. Además, fui a comprar pergamino, tinta , varias plumas, un caldero de tamaño 3, y luego fui a una tienda de animales. Iba a convencer a papá y mamá de que me compraran un gato. Pero me distraje, había visto a Hagrid en el callejón con un niño de lentes. No dudé en pensar quién era.
Salí emocionada y grité:

-¡Harry! ¡Hagrid!

-Hola Hermione - dijo el de barba.

-¡Qué gusto verlos!

-Igual a ti, Hermione- dijo esta vez Harry.

-¿Qué le pasaron a tus lentes? - saqué mi varita - Oculus Reparo.

-Definitivamente debo aprendérmelo - reímos.

-Harry, Hermione, debo irme, los dejo aquí.

-Claro, adiós - le dije sonriente.

-Adiós, gracias.

-Todos estuvieron preocupados por ti, Harry.

Nos dirigimos hacia Flourish y Botts, donde se encontraba Ron y su familia. Había muchísima gente ahí dentro, pues el autor de "Mi yo Mágico", Gilderoy Lockhart se encontraba ahí. Todos aplaudieron cuando se presentó.
Obligaron a Harry a tomarse una foto con él, un periodista del Profeta había venido.
Gilderoy Lockhard era tan encantador.

-... Y ahora que el señor Potter a venido, saldrá de Flourish y Botts con una colección de mis obras completas - Lockhart tomo unos 6 libros de tamaño variado y se los entregó - cortesía de la casa.

-Awwwww... - dijo todo el mundo presente mientras aplaudía.

Harry le dio todo los libros a la mamá de Ron y los menores nos retiramos.
Al estar a punto de salir de la librería, algo nos bloqueó el paso.

-Vaya vaya, miren con quiénes me encontré.
---------------------------------------------

P.O.V. Draco
-¡Draco, eres tú! - dijo Harry.

-¡Draco! No nos dijiste que vendrías hoy - Ron se unió a la conversación.

-Sólo venía a comprar mis útiles con mi padre.

-Harry, Ron- dijo Percy - papá los llama.

-Discúlpanos, ¿nos veremos en el Expreso?

-Claro.

Desde la entrada pude ver a una niña con el cabello muy rizado y castaño. Y unos ojos avellana a quien reconocí.

-¡Draco! - la chica se abalanzó sobre mí dándome un abrazo muy fuerte.

-Hermione, no creí que estuvieras aquí.

Se apartó, dejándome ver sus ojos iluminados.

-Estás más alto - rió.

-Y tú estás más... linda - me miró sorprendida. Se sonrojó como nunca - Te extrañé.

De dedicó una sonrisa más y estuvo a punto de decirme algo hasta que sentí un bastón apoyarse en mi hombro.

-Draco, te estaba buscando por todos lados - mi padre había regresado de Madam Malkin.

-Lo siento padre.

Este se fijó en Hermione.

-Ah, tu debes ser...la señorita Granger - me miró como si buscara mi aprobación.

Asentí seguro.

-Draco me contó todo sobre ti, y tus padres.

¿Padres? Yo nunca hablé de sus padres. Los tres los miramos.

-Muggles ¿Verdad?

No puede ser, ¿Sus padres eran muggles? Ella nunca me lo dijo. ¿Todo este tiempo hablé con una... impura?

-Vamos Draco.

No dije nada al respecto. Y ella tampoco. Nos despedimos sólo con muecas y mi padre me llevó fuera de la librería.

-¡Draco Lucius Malfoy, Cómo se te ocurre hablar con una impura como esa!

-Padre, no sabía que era una impura - bajé la vista - ¿Pero cómo sabes que son muggles?

-Trabajo en el ministerio de Magia, ellos tienen a todos los Muggles supervisados.

Lo miré indiferente.

-¿Aún no crees que esa niña es una sangre sucia?

-¡NO LA LLAMES ASÍ! - dije bastante molesto.

Mi padre me fulminó con la mirada.

-¡¿Cómo?! Qué decepción, Draco, qué decepción - bajé mi vista - ¿No te haz preguntado... Por qué la varita la eligió tan rápido, o por qué nunca te dijo lo de sus padres, o por qué tenía esos raros papeles rosados a la mano?

Tenía razón, los papeles rosados eran algo raro llamado "libras", billetes muggles.
Aún no lo creía, era el mejor amigo de una hija de muggles.

01 de Septiembre, 1992

-Adiós mamá, adiós padre.

-Emm... Hijo, no olvides, cada hijo de muggles es una sangre sucia, no vallas a hablarles o peor, ser amigo de uno. Esa niña Granger no merece estar contigo.

Asentí temeroso.
Subí a bordo pero no me encontré a nadie de Slytherin, de modo que tuve que buscar un vagón para mí solo.
Dejé mi mochila en el sillón de en frente y comencé a jugar con mi lechuza, le daba de comer y lo acariciaba de vez en cuando. Todo iba bien hasta que alguien abrió la puerta.

-¡Oh lo siento!, creí que estaba vacío - dijo la niña - Ah, Draco.

-Granger- dije con voz apagada, la miré de pies a cabeza.

-Perdón , ahora me voy - me miró indiferente.

-No no ,si quieres puedes quedarte.

Me escuchó y se sentó frente a mi con una sonrisa fingida. ¿Por qué hacía esto? Se supone que debo evitarla.

-¿Y qué tal las vacaciones? ¿Fuiste de viaje?

-Bien, fui a Irlanda - dije.

Se volvió a la ventana y no me quiso preguntar nada más , parece que le contesté muy bruscamente.
Me encantaba Hermione, pero éste año mi padre trabajaría en Hogwarts, me estaría vigilando en cada momento. No puedo ser su amigo.

Travesura Realizada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora