Prólogo - El Prisionero de Azkabán

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31 de Agosto, 1993
P.O.V. Hermione
-¡Te lo repetiré de nuevo, Hermione; aleja esa bestia de Scabbers o la volveré una almohada!
-Es un gato, Ron.
Sí, por fin mamá y papá me habían comprado un gato en Diagon, era color miel y muy esponjoso. Algo gruñón.
-Es su naturaleza perseguir ratones.
-¿Eso te dijeron que era, un gato? Parece un cerdo con pelo.
-Tu rata parece cepillo de zapatos.
Ron miró hacia las escaleras.
-¿Harry?
Yo lo imité, ahí estaba, El Niño que vivió había vuelto.

-¡Egipto! ¿Cómo es por allá?
-Genial, momias, tumbas, hasta Scabbers se divirtió.
-Los egipcios adoraban a los gatos- le dije.
-Sí, también a los escarabajos - dijo asqueado el pelirrojo.
Los Weasley bajaron de sus habitaciones y yo fui con Ginny.
-Hey, ¿Cómo andas?
-Hola Hermione!
Luego del segundo año me volví mejor amiga de ella, siempre iba conmigo a todos lados.
Nos sentamos a tomar el desayuno con todos los demás.
Casi terminando mi plato, una lechuza dejó una carta a mis manos.
-¿Correo tan temprano? ¿Quién la envía? - decía curiosa, Ginny.
Al abrir la carta me encontré con la letra más legible y delicada que había visto en mi vida, como la de
-Draco.

Querida Hermione:
Siento escribirte un día antes del 1ro de Setiembre. He estado de viaje últimamente por mi padre. Y... ¿Cómo te va? Mañana nos volveremos a ver, estoy muy emocionado.
Me regalaron una lechuza en Navidad, si no fuera por ella no estarías leyendo ésto.
Te espero mañana en Hogwarts, o si es posible en el Expreso.
Muchos saludos, Draco.

Yo también ansiaba verlo de nuevo. Unos meses parecen años sin él.

Travesura Realizada ©Where stories live. Discover now