Capítulo 22

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- Ya está Saeko, no llores por favor. -dice con tono suave.

Le rodeo también con los brazos y apoyo mi mentón en su hombro, mis lágrimas cesan pero el solo recordar me devuelve la tristeza. Sé perfectamente que no puedo arreglar el pasado pero...si pudiera, ahora mi padre estaría vivo y yo estaría trabajando con él, ya que estudié muy duro para convertirme en investigadora, pero su muerte tan repentina hizo que poco a poco dejase de lado ese sueño.

Suzuya me acaricia la cabeza, mientras yo respiro el dulce aroma de su cabello.

- Te quiero. -susurro en su oído.
- Te quiero. -repite él.

Suzuya desliza sus manos por toda mi espalda hasta llegar a mis hombros, separa nuestros cuerpos unos centímetros para poder ver mi cara, seguramente roja. El albino cierra los ojos y acerca sus labios cada vez más hasta que por fin encuentran los míos, pongo mis manos en su pecho y le sigo el beso hasta que nos quedamos sin aire. Al separarnos abrimos la boca a la vez para tomar aire.
Me quito de su regazo y me siento junto a él. Miro sus ojos rojos carmesí y las palabras "tengo algo muy importante que decirte" se repiten en mi cabeza con la voz de Suzuya.

- Suzuya, me dices que era lo que querías contarme. Me muero de la intriga.
- ¡Ah eso! Te lo dire cuando estemos en el parque de árboles de Sakura, llenos de flores rosas y sus pétalos cayendo...
- Pero si estamos en febrero, aún no florecen. -digo interrumpiendo.
- Es verdad, pues...
- Dímelo aquí Suzuya.
- Es que...mejor vamos a otro parque.

Miro por la ventana, está lloviendo abundantemente.

- ¡Suzuya! Es invierno aún hace frío, quedémonos aquí.
- Saeko, no puedo decírtelo aquí.
- ¿Por qué?
- Por favor, confía en mí.
- Está bien. -digo rodando los ojos. -Pero a que parq-

Suzuya me carga, abre la puerta y se va corriendo

- ¡El paraguas!
- Da igual.

Le rodeo la nuca y apoyo mi mejilla en su hombro. ¿Qué me dirá...? Suzuya se para y me deja sentada en el borde de una fuente de mármol, con una paloma en lo alto hechando agua por el pico. Sigue cayendo lluvia aunque me da igual, me encanta mojarme. El parque está solitario gracias al clima, pero mejor, así estamos solos. Suzuya se pone delante de mí y sonríe. Me estoy empapando y por lo que veo él ya lo está.

- Te quiero Saeko. Eso tan importante que quería decirte es...¿Quieres casarte conmigo? -el albino saca de su bolsillo una cajita negra se pone de rodillas y la abre.

Lo que contiene es un precioso anillo decorado con muchos pequeños diamantes.
Comienzo a notar gotas de lluvia mezcladas con lágrimas en mis ojos, soy tan feliz. Pero al intentar decir algo no me sale, en vez de eso asiento frenéticamente. Suzuya me pone el anillo y me da un abrazo.

- Te amo.
- Te amo. -digo llorando.

Se separa y me pone una mano en la mejilla.

- Creo que no podría ser más feliz. -dice con media sonrisa.
- Ni yo. -continúo llorando.

Me levanto y le doy un beso, esta vez no parece tan tímido ya que su lengua roza la comisura de mis labios, abro un poco la boca y su lengua entra buscando la mía. Suzuya pega más nuestros cuerpos haciendo que no quede ni un milímetro que nos separe, sus manos frías me tocan la espalda mojada por la lluvia, las mías hacen lo mismo. Al separarnos un hilo de saliba es lo único que une nuestros labios.

- Vámonos a casa, y continuamos ahí. -dice juguetón.

Yo le miró avergonzada.

- Lo tomaré como un sí.

El albino me carga y corre, dejando atrás la preciosa fuente.

>°< (/-\) Kyaaa ni yo me creo lo que acabo de escribir.

© La hija de Shinohara (1ª Temporada Terminada) Juuzou SuzuyaWhere stories live. Discover now