© La hija de Shinohara (1ª Temporada Terminada) Juuzou Suzuya

Final

- Nada. -digo estrujando su mejilla contra la mía.
- Que aburrida -suspira.

Me sujeto bien la sábana y me levanto evitando mirar a Suzuya. Con gran rapidez salgo de la habitación, pensando en todo lo que sucedió ayer, desde la pedida de mano hasta...bueno eso, soy demasiado tímida para pensar palabras tan fuertes como esa. Me siento en el sofá (ya vestida) al lado de la ventana abierta, la brisa remueve mi cabello y se siente frío.

- Saeko -dice Suzuya sentándose a mi lado.
- ¿Q-qué pasa? -digo sin apartar la mirada de la ventana.
- Me he dado cuenta de que siempre me llamas por mi apellido.
- ¿A sí? -digo nerviosa.

Él me fuerza a girar la cabeza, y suspiro al ver que ya está vestido.

- Ya es hora de que me llames por mi nombre.
- E-está bien Su- digo...Juuzou.

Pongo mis manos en las mejillas y me hago un ovillo de la vergüenza (con la barbilla apoyada en las rodillas). Juuzou me rodea con sus brazos.

- ¿Por qué tienes tanta vergüenza? Ayer no parecías...
- ¡Cállate! ¡Yo no hice nada, tú lo hiciste todo! -digo defendiéndome.
- Pero te dejaste. -dijo con una sonrisa pícara.

Le fulmino con la mirada.

- Shhhh ya pasó. -dice abrazándome y acariciádome la cabeza.

Suspiro enfadada. Empujo a Juuzou y me pongo encima suyo.
Él me mira sorprendido.

- Te arrepentirás de lo de ayer.
- No lo creo. -sonríe.

Le comienzo a desabrochar el pantalón. Al verme, Juuzou se sonroja .

- ¿Q-qué haces?
- Oral -digo temblando.
- No creo que seas capaz. -dice nervioso.

Le bajo los boxers.

- S-Saeko -dice con la respiración acelerada.

Días después en casa...

-Juuzou, hay que organizar bien la boda, y además sabes que no va a ser la tradicional de Japón. Bueno ¿tienes ya en mente quienes quieres que vayan?
- Shinohara...
- ¡Juuzou! Ya te he dicho que...

Suspiro y le doy un abrazo.

- Él está bien, ahora está descansando ahí arriba.

Juuzou me abraza también y nos quedamos así un buen rato.

- Bueno a lo que íbamos, ¿ya tienes algo en mente?
- Shinohara -dice apunto de reír.
- ¡Juuzou!

Me levanto y él comienza a correr, se oyen sus risas y carcajadas por toda la casa, hasta que sale a la calle. Voy tras él, pero va muy rápido.

- ¡Juuzou no te escapes!
- Shinohara. -grita mientras dobla una esquina.
- Será... solo lo hace para hacerme rabiar. -me digo a mí misma.

Dos meses después...

- Ya estoy mamá no hace falta que sigas arreglando mi cabello.

Detrás mía está un espejo, pero mi madre no deja que me mire hasta que no esté lista. Ella observa todos los detalles de mi vestido blanco, hasta que se detiene en un pequeño adorno plateado que se encuentra a la altura de mi cintura.

- Está torcido. -dice moviéndolo.
- Mamá. -digo frustrada.

Después de unos eternos cinco minutos moviendo el maldito adorno por fin termina.

- ¿Ya puedo mirarme?
- Sí.

Me giro y al ver mi reflejo sonrío. El vestido es precioso, la trenza de lado me queda bastante bien y aunque no me guste el maquillaje este realmente me favorece.