Capítulo 20

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Salí del hospital en la noche, Andy me esperaba fuera de su coche, como siempre, con la chaqueta sobrepuesta y un cigarro en su mano. Me abrió la puerta y me ofreció entrar.

—No eres mi chofer para abrirme la puerta—- le rodé los ojos.

—¿Entonces qué soy?— me contestó.

—¿Qué quieres ser?— le pregunté con aire de decepción.

—Lo que tu me dejes ser— y se dirigió a la parte del conductor.

—¿Una Barbie girl?— salí del auto para mirar si cara.

Rodó los ojos divertido y me cerró la puerta.
Fijé mi vista al frente... me perdí, literal, estaba pérdida, no se en que hospital estaba, ni en que parte de la ciudad, Los Angeles es una ciudad muy grande y perderme allí ya era costumbre. Andy entró al auto, llevaba todavía el cigarro, me sonrió al entrar y sin hablar puso el coche en marcha.
Nos dirijimos a unos departamentos, totalmente blancos, con vidrios de un tono azul agua, con grandes ventanales, y balcones mas bien, solo la mayoría, me abrió la puerta, y me moleste, lo miré feo y acepte entrar, «odio que me abran la puerta
No tenía ropa que llevar, no ropa interior, no nada. Llevaba puesta la camiseta del hospital, unos pantalones de la tienda de regalos de ahí mismo, y mis botas. Mal vestida, para una mala ocasión.
Fuimos al elevador, repleto de espejos «Aquel que hace este tipo de elevadores es la persona más narcisista que he conocido».
El tiempo pasó y el silencio se había acumulado entre Andy y yo, me estaba poniendo nerviosa, el silencio se hacía más incómodo cada vez que nos mirábamos, él me sonreía y yo regresaba la mirada con los ojos tan abiertos de los nervios que me dolía. Empecé a mover las piernas de arriba abajo, a juguetear con las manos y a hacer caras graciosas a cada uno de los lados donde se encontraban los espejos del elevador. Andy me miró divertido y me sonrió.
La espalda aún me dolía, las piernas me quemaban, y mi cara estaba mas destruida que antes, pero lo disimulaba bien, aún vivo, creo que es lo importante.
El elevador paró en el ultimo piso, la fachada blanca de fuera, y también por dentro.
La puerta al final del corredor era el departamento de Andy; una puerta blanca con pequeños ventanales azules, todo el edificio, todo, estaba en perfecto estado, tan limpio y blanco.

—Bienvenida— me dijo.

Entramos e igual que el edificio y el pasillo, todo era blanco, los muebles, a excepción de la cocina. El único toque de color era el plateado de la mayor parte de los utensilios. Un enorme ventanal recorría toda la estancia hasta la cocina, impecable, todo impecable.

—Esto es mas grande que mi casa— hablé estupefacta al ver el gran y amplio apartamento— Creí que las estrellas de rock vivían en lugares oscuros, de ladrillo rojo oscuro, paredes negras, con instrumentos y discos de oro por todas las paredes. Un desastre, un desastre oscuro. Brassieres y bragas en las lamparas y el suelo.— le dije viéndolo extrañada.

—Me gusta el orden, en todo, en casi cada cosa que hago— se acercó a mi, tomó mi mano y me llevó a la cocina.— ¿Tienes hambre?

—Eso es como preguntar si me gusta dormir, es obvio.

«Chiste patético»

—¿Qué te gusta Alex?, yo te preparo algo— sacó la sartén— Yo se hacer de todo— me dijo con aire de superioridad.

—¿Y si quiero algo del horno... y no algo del sartén?

Él bajó la sartén disimuladamente, y lo puso abajo en el mueble blanco que nos separaba.

—Pidamos pizza— dije tranquila.— De nueve ingredientes, una grande, de esas largas, con mucho queso en la orilla y en todo.

—Te vez cansada— me dijo al oír el tono triste y suave de mi voz.

—Pero tengo hambre— sí, estaba cansada, adolorida, pero en serio tenía hambre.

—Comes mañana, todo lo que quieras.

Me tomó de la mano, y me llevo a rastras a su habitación. Su habitación era diferente a toda la casa, un poco más pequeña y acogedora con la cama revuelta, su edredón de color rojo oscuro, arrugado en un rincón. A un lado de la cama, una chimenea de ladrillo, en la pared, llena de fotos de los chicos, sus padres, varios discos de la banda, posters de Batman y el Joker, todo lo que tenia que ver con Batman lo tenia él.

Todo lo agradable y acogedor que me gustaba estaba allí. En ese pequeño, oscuro y revuelto cuarto.

Las paredes si eran de ladrillo rojo ocuro.
Si había varios discos en la pared.
No había bragas.
Ni brassieres.

—Te lo dije, no en todo soy ordenado.

Sonreí. Creo y pienso, que fue la sonrisa mas feliz y sincera que he dado en la vida.

—Antes de que te vayas a dormir— se acerco a un pequeño mueble de madera, saco una pequeña caja de terciopelo azul y me la dio.

—¿Vas a pedirme matrimonio?—contesté divertida.

—No, aún no, todavía falta para eso, pero tu no te preocupes, lo haré— me guiñó el ojo— Abrelo — me extendió la caja.

Un collar plateado y brillante era sostenido por el pequeño broche de plata en el terciopelo negro, una "A" brillante colgaba del mismo.

—¿Una "A"?— le pregunté a Andy enxtrañadamente divertida— ¿Una "A" de... Hambre?

—Hambre se escribe con "H", Alex— se rió.

—¿"A"de Alex?

—"A" de Andy, quizás. También tengo una— Se toco el cuello jalando levemente la cadena y la "A" brillante colgaba— Para mi significa... "A" de Alex, hambrienta y mal educada.

—Entonces la mía será, "A" de Andy, desnutrido y pálido.

Se rió de mi comentario, y me dijo que me pusiera el collar. Tomé el collar de la caja, y me lo coloqué con mucho trabajo, por el dolor y el ardor en la espalda; la sobrepuse bajo el camisón del hospital. Le entregué la caja a Andy y me la aceptó con una sonrisa.

—Bien te dejo dormir— sonrió y antes de irse me dio un beso en la mejilla.

—¡Espera!— lo detuve antes de que se fuera— ¿Dónde crees tu que vas a dormir?, ¿En el sofá?, es tu cuarto, tu me invitas y me abandonas después, se supone que ibas a quedarte conmigo o más bien, yo contigo.

—¿Quieres que me quede?— cerró la puerta—¿Para qué?—/me miró pícaro.

—¡No quiero que me cojas Black, no seas idiota!, quedate, vamos, aparte hace frío.

Andy empezó a reír, se acerco a su pequeño armario de madera, lo abrió y sacó una larga camiseta de Misfits y me la lanzó a la cara.
Él empezó a quitarse la ropa frente a mi, toda la ropa, solo se puso un pantalón de cuadros a azules, nada de camiseta.

—¿No te cambiarás?

—Si solo te volteas.

—Tu no te volteaste— empezó a reír.

—Me iré al baño.

Salí rápidamente del cuarto para buscar el baño. Entré y me cambié con cuidado, los vendajes se pegaban a mi cuerpo, tenía rasguños en los brazos, en la cara, me veía horrible, y aun así Andy me quería o le gustaba, exactamente no sé. Destruida, mal educada, altanera, hambrienta y con infinidad de defectos, a mi también me debería gustar el pálido, alto, desnutrido y borracho, me debería comportar mejor con él, darle una oportunidad a lo que salga.
Me puse la camiseta y salí del baño.
Andy estaba leyendo un libro, en una pequeña esquina de la cama, al verme lo dejó en la mesita de noche, se acostó en la cama dándome el espacio en la pared.
Me acosté dándole la espalda y en la oscuridad, él se dio la vuelta, me abrazó y tomó mi mano, me dio un pequeño beso en el cuello, un suave beso para no lastimarme más de lo que ya estaba.

—Descansa mi mal educada Alex.

❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤
Matenme.
No actualice.
Matenme.
Lo siento...
Pero ya entre a la escuela y odio mi horario.
Pero haré el intento de seguir.
Gracias por esperar.
Espero y les guste.

Saliendo Con Un Black [Terminada]Where stories live. Discover now