Parte. 208- El portador de los Primogénitos

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En cualquier nación del oeste, en cualquiera de sus vecindarios, ve a la casa de una familia. Deberías encontrar a una mujer, pregúntale por hablar con "El portador de los primogenitos". Si te recibió un hombre, abandona con calma la cada e inténtalo otro día en alguna otra casa. Si fue una mujer, ella te mirará como si le estuvieras mintiendo, y te llevará por un pasillo inexistente y oscuro, silenciado por el extraño sonido de la ventilación a tus pies. Ella te guiará hacia una puerta cerrada, con una tenue luz emanando de abajo. Respira profundamente, pues tu siguiente reacción requiere que uses tu ingenio.

La mujer se irá, sin antes decir: "Hijo, tienes un visitante". Si vuelves la mirada a donde estaba la mujer, no encontrarás a nadie, sólo un interminable pasillo hacia la oscuridad desde donde entraste, junto con el triste arrullo de los respiraderos. Ten cuidado de no mirar hacia la negrura por mucho tiempo, pues la vacuidad infunde un profundo sentimiento de nostalgia y soledad que resultaría fatal. Lo mejor es mantener la mirada sobre la puerta.

Endurécete, y con firmeza toma el pomo de la puerta. Con tu mano libre, golpea exactamente dos veces, y pausa. Rápidamente, antes que escuches una voz, deberás preguntar: ¿Por qué Ellos estaban celosos?

Rápidamente abre la puerta, entra, y escanea la habitación con un parpadeo. Si se ve devastada, deberás rápidamente salir de allí y cerrar la puerta firmemente. No te vayas aún, pues no escaparás intacto de la oscuridad. En lugar de eso, acércate a la puerta cerrada, y discúlpate profusamente.

Si una voz de un joven responde: "No eres bienvenido en mi habitación", sabrás que es seguro irse. Deberás encontrar la salida de la oscuridad por tu cuenta. Si logras salir, deberás dejar la casa y continuar a pie hasta que el sol salga otra vez. No te molestes en conducir si llegaste en auto, considéralo perdido; es de él ahora. No te detengas, a menos que ser desmembrado esté entre tus pasatiempos favoritos.

Si la habitación está en buen estado, ponte cómodo. La parte difícil está hecha, y la amenaza ha pasado por ahora. Dentro encontrarás un joven adolescente, sobre una silla, sosteniendo una guitarra eléctrica desconectada. A pesar de que toca sus cuerdas, no saldrá ningún sonido. Él te mirará con condescendencia, y sólo responderá a una pregunta: ¿Por qué Ellos estaban celosos?

Deberás permanecer firme mientras responde. No flaquees ante él, no sea que lo que buscas esté ya siempre fuera de tu alcance en esta vida. Si estuviste firme, responderá: "Querían que Ellos no estuvieran preparados". El joven pondrá la guitarra abajo y te dejará en la habitación, a solas. La tentación te dirá que toques la guitarra, pero no debes hacerlo, de lo contrario, tu vida terminará, y comenzarás otra vez como un recién nacido en la familia de la casa en la que entraste.

Deja la guitarra e investiga la habitación. Descubrirás algo. Este Objeto nunca es el mismo, pero sabrás cuando lo encuentres; tomará la forma de un artículo que hayas querido cuando eras pequeño. Cuando lo tomes, tu cráneo y el estómago se sentirán como si te estuvieran siendo golpeados con una fuerza contundente. Intenta no gritar; cualquier señal de debilidad y te esperará un mundo de dolor por delante. Caerás inconsciente.

Cuando despiertes, el Objeto estará contigo. Sin importar cuando emprendiste el viaje, será ahora el primer día del otoño.

Ese Objeto es el 208 de 538, un triste recordatorio de que la fraternidad engendra el desprecio. A pesar de que nunca se deben reunir, anhelan volver a estar juntos.

Los portadores (the holders)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora