Capítulo 25 "Casquillos De Bala" Parte 1

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Sábado,  
1:00 am

Casquillos De Bala
Parte 1

Todo parecía haber perdido el sentido, su esencia, su color, su importancia. Todo parecía estar pitando de blanco y negro. Mi mente parecía hundirse en un agujero oscuro sin salida.

¿Como afrontar una pérdida tan dolorosa como esa?

No encontraba la manera de hacer que el dolor disminuyera. Incluso lograba crear en mi mente una réplica de su sonrisa, recordándome constantemente que ella era una persona bondadosa y de buen corazón. 

El vacío se hacia cada vez más insoportable, sentía que no me dejaba respirar y sólo había un responsable por mi sufrimiento.

Miro con intensidad la puerta, pensando seriamente la idea que rondaba por mi cabeza desde la noche anterior.

Tenía que ponerle un final a esto.

Necesitaba ver a mi padre, me urgía saber como se  encontraba. Quería estar a su lado y darle mi apoyo incondicional.

Con pasos vacilantes pero a la misma vez decididos me acerque a la puerta. Colocando una de mis manos en la cerradura. Era una completa locura lo que estaba intentando hacer, también como un suicidio pero no podía detenerme ahora, la desesperación estaba gobernando me.

Gire la cerradura, suspirando con fuerza al notar que esta no estaba cerrada con llave. Asomé un poco mi cabeza, dándole una rápida mirada al pasillo solitario. Las luces estaban apagadas por lo cual dejaba el pasillo en penumbras.

Tragando saliva de manera ruidosa, di un par de pasos, cerrando la puerta con sumo cuidado detrás de mi. El nerviosismo aumentaba en mis entrañas con cada segundo que pasaba, advirtiéndole a mi mente que lo que estaba a punto de hacer era algo sumamente arriesgado que podía costarme muy caro.

Mis pasos eran silenciosos mientras caminaba mirando a todas partes de manera constante.

No podía evitar repetirme que si seguía adelante las cosas podían terminar mal y que tal vez no viviría para contarlo. Pero ese deseo de venganza nublaba por completo mi racionamiento.

No sabía específicamente a donde dirigirme pero sabía que debía darme prisa si no quería que alguien inesperado notara mi presencia fuera de mi habitación.

Mis pies se toparon con el primero escalón de las escaleras. Todo parecía estar desolado y en completo silencio en la primera planta. Una de mis manos se poso sobre el pasa manos mientras comenzaba a descender con cautela.

Una vez en la primera planta mis pasos me dirigeron al despacho en el cual había estado ayer.

Miro con duda la cerradura, no sabiendo si girarla o simplemente volverme por el mismo lugar que había llegado. El podía estar adentro, el podía darse cuenta de mis intenciones y hacerme pagar con creces mi atrevimiento. Pero por alguna razón, ya no me importaba lo que hiciera conmigo yo sólo quería hacerle pagar por lo que había hecho. El había asesinado a mi madre y yo simplemente no podía dejar de pensar en ello.

Tomando una profunda inhalación, giro con lentitud la cerradura, causando un bajo sonido al mover la puerta. Mis ojos se posan en el interior, asegurándome de que no hubiera nadie en aquel lugar.

Suspiro al no ver a nadie, tomando la decisión de entrar y cerrar la puerta.

Las luces están apagadas pero la luz de la luna que entra por el ventanal alcanza a iluminar algunos lugares.

Mis dedos trazan un camino por la superficie del escritorio, sintiendo su frialdad ante mi tacto.

Mis ojos se posaron sobre el corta papales que reposaba sobre la superficie de este. Lo tome entre mis manos, observándolo con detenimiento, mirando detalladamente su punta metálica afilada.

¿Si lo había hecho una vez, sería capaz de hacerlo otra vez?  Pero las preguntas más importantes eran:

¿Sería capaz de hacerlo una vez lo tuviera enfrente? ¿Tendría el valor suficiente para llevar hasta el final mi plan sin importar en lo que eso podía llegar a convertirme?

Necesitaba más que valor y coraje para poder llegar a cometer un acto como ese. La primera vez había sido un intento de defensa propia que había tenido un final trágico pero ¿Ahora? ¿Cual era mi escusa para cometer un acto tan frío y violento como ese? ¿Vengar la muerte de mi madre? ¿Pero para hacerlo, era necesario manchar mis manos nuevamente con la sangre de alguien más?

Necesitaba pensar las cosas bien. No era una decisión que tomabas en un minuto.

Una parte de mi decía que era un error, que lo mejor era dejar las cosas como estaban y subir a mi habitación. Pero la otra, la irracional, me exigía a gritos que tomara cartas en el asunto y que no sólo vengará la muerte de la mujer que me había dado la vida, sino que, también lo hiciera pagar por todo el daño que me había causado hasta el día de hoy.

Mis ojos se posaron sobre los vasos de cristal que rodeaban una botella a medio terminar de Whiskey.

Nunca había tomado en mi vida pero en estos momentos sentía que lo necesitaba. Que debía buscar una manera de relajarme.

Invertí un poco del Whiskey en uno de los vasos, tomándolo con decisión. Camine devuelta hasta la silla giratoria de cuero, tomando asiento en esta.

Revolví el líquido, notando su olor. Con un poco de indecisión, le otorgue el primer sorbo, tosiendo rápidamente ante el sabor y ardor en mi garganta. No era algo para lo que estaba hecha definitivamente. Deje el vaso sobre el escritorio, sabiendo que no volvería a aprobarlo una vez más, aún sintiendo el sabor en mis papilas gustativas.

Mi ceño se fruncio ante una duda. ¿Porque todo el lugar estaba en silencio? Ni siquiera había notado la presencia de los hombres de seguridad. Todo estaba tan desolado que incluso alcanzaba asustarme el hecho de estar completamente sola en una casa tan grande.

Mi mirada se posó sobre los cajones  de tamaño mediano que tenía el escritorio. La curiosidad invadió mi interior de una manera abrumadora.

En el primero sólo habían papeles muy bien ordenados con alguno que otro sobre que no estaba para nada interesada en abrir. Mis dedos abrieron el segundo, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo al ver su contenido.

Un arma.

Mis manos temblorosas la tomaron con cuidado, mirándola detalladamente. Un arma podía ser de mayor utilidad que un filoso corta papales.

La coloque sobre la superficie del escritorio, admirándola en silencio.

¿Seria capaz? No lo sabía con certeza.

Un simple disparo podía acabar con todo mi sufrimiento y el causante de este. Sólo tenía que quitarle el seguro y apretar el gatillo, si lo hacía toda mi pesadilla llegaría a su fin. Sonaba sencillo pero sabía que era más difícil que eso. 

“Vamos Denia, ¿Serías capaz de asesinar a Caden Hall?”

Tenía que averiguarlo para responder esa pregunta.

Antes de que pudiera reaccionar ante el sonido de la puerta unos ojos fríos conectaron con mi mirada.

La sorpresa se había pitando en sus facciones pero luego fue remplazada por la furia al notar el objeto que se encontraba sobre el escritorio.

—¿Qué demonios crees que haces?—rugió  en un violento susurro.

MY RAPTORWhere stories live. Discover now