Capítulo 37 "Un Final"

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Viernes,
6:00 am

Un Final

Mis ojos no se apartan del camino que llevamos transitando desde varias horas. Aún los recuerdos de lo sucedido seguían latentes en mi mente, causando que me retorciera sobre la superficie del asiento, intentando apartar el recuerdo de esos ojos grisáceos que me atormentarían por siempre.

Mustafa no había pronunciado palabra desde que me había sacado de aquel lugar y muy en el fondo lo agradecía. Necesitaba el silencio, necesitaba pensar, aclarar mis ideas y afrontar la cruda realidad. No sabía a donde me llevaba y muy poco me importaba en aquellos momentos.

Le había disparado. Lo había hecho sin titubear y no me sentía orgullosa por ese acto, más sin embargo no me sentía completamente miserable. Estaba en un punto medio de emociones, donde todas parecían ahogarme.

Lo había hecho –repetí en mi cabeza una vez, intentando asimilar lo increíble.

Habia tenido el coraje de hacerlo. Algo en mi interior me había exigido no dejarme rendir. Pero sabía que mis actos tendrían sus consecuencias. Había asesinado a un par de seres humanos después de todo. Fueran buenos o malos era algo que me consumiría de culpa. Algo que me atormentaría en las noches. Algo que jamás sería olvidado por mi persona. Había asesinado y era algo que me seguiría de por vida.

Miro con confusión como la camioneta se detiene en medio de un puente abandonado y en malas condiciones. Mis ojos se fijan en como un auto oscuro se detiene al otro lado de este, abriendo la puerta del copiloto. Una sensación inexplicable invade mi cuerpo cuando veo el hombre que baja del auto y se mantiene al lado de este mirando fijamente hacia nosotros.

Imposible.

Mi mirada se desvía hacia Mustafa, el cual se mantiene serio he inexpresivo, con la mirada al frente y las manos al volante. No me importa su poca muestra de emociones, envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo, otorgándole un abrazo fuerte mientras oculto mi rostro en el hueco de su cuello, sintiendo como mi cuerpo comienza a temblar y mis ojos se cristalizan.

—Gracias—mi voz es baja y rota—Muchas gracias. Prometo jamás olvidarte Mustafa.

Siento como sus brazos segundos después me devuelven el abrazo con la misma fuerza, tomandome por sorpresa y causando que un nudo se forme en mi garganta.

—Yo tampoco la olvidaré—su voz ronca y fría logra estremecerme—Cuidese mucho señorita.

Me apartó con lentitud, sintiéndome débil al momento. Este hombre había visto por lo que había pasado. Este hombre me había ayudado a su madera a sobrellevar el dolor. Este hombre había logrado ocupar un espacio en mi maltratado corazón. Este hombre me había salvado. Este hombre había devuelto un poco de esperanza a mi visa. Y estaba más que agradecida por ello.


—Corra—me anima.

Una duda atraviesa mi cabeza repentinamente, incrementando el nerviosismo y la preocupación en mi interior.

—¿Qué hay con respecto Anibal?—pregunto con el temor de lo que podría ser su respuesta.

Me regala una mirada sería antes de contestar.

—No se preocupe por eso señorita—dice en su tan característico tono frío —Ahora vaya, la están esperando.

Le regalo una última mirada de agradecimiento y despedida antes de abrir la puerta del pasajero y mirar con emociones encontradas al hombre que se encontraba esperándome desde el otro lado.

Ni siquiera esperó un segundo más cuando me encuentro corriendo con rapidez, atravesando el puente, sintiendo el viento helado de la mañana golpear contra mi rostro y mover mi cabellera.

Y en esos momentos veo los últimos meses de mi vida pasar como una película en mi mente. Desde el principio, las imágenes parecen estar vivas y latentes. Recuerdo como todo comenzó, como todo tomó un giro inesperado. Recuerdo los gritos, el dolor, la lágrimas y sobretodo las perdías. Siento las lágrimas derramarse en mis mejillas pero no me detengo, aún no. El recuerdo del secuestro me impacta con fuerza, para luego ser sustituido por la imagen de la subasta y los rostros de la señorita Tisdale y Kendal. La imagen del primer momento en que vi a Caden Hall llega viene a mi mente, haciéndose presente he inolvidable. Jamás olvidaría su porte intimidante y amenazante. Su voz, su manera de mirarme. El dolor que me causó y las heridas que aunque cicatrizarán jamás sería capaz de olvidar. Tampoco olvidaría el trató cordial de la señorita Tinia y su manera de preocuparse y cuidar de mi. Sería incapaz de olvidar a Mustafa, su rostro carente de emociones y su manera educada de portarse. Jamás olvidaría a Caden Hall y lo que el significaba. Jamás olvidaría su última mirada intensa dirigida a mi.

Mi cuerpo impacta con un pecho firme y enseguida soy envuelta por unos brazos fuertes, que me acogen con fuerza, dispuestos a no dejarme ir otra vez. Devuelvo el abrazo de la misma manera con gestos temblorosos. El aroma reconocido invade mis fosas nasales mientras entierro mi rostro en su camiseta.

—Papá—mi voz se quiebra y sin poder evitarlo dejó que los sollozos y las lágrimas salgan sin control alguno mientas abrazo a ese hombre tan importante para mi con fuerza.

Una de sus manos comienza acariciar mi cabello como un gesto que solía hacer hace mucho tiempo. Su otro brazo disponible me envuelve, no dispuesto a soltarme mientras me brinda su calor y su suporte.

—Denia, gracias a Dios—su voz pronuncia mi nombre de una manera extraña que me hace saber que se encuentra llorando de una manera más discreta a la mía—¿Estas bien?

Se que lo pregunta en general y por la sangre seca que llevo sobre mi ropa y manos

El silencio y mi llanto es la contestación a su pregunta. Lo había extrañado tanto que no me sentía capaz de poder soltarlo. Que el se encontrará con vida, ahí, junto conmigo significaba mucho para mi. Que jamás se hubiera rendido en mi búsqueda me hace saber el excelente padre que tengo. Que sus brazos me envuelvan de una manera tan cálida y protectora, me hacen recordar a Mamá y su muestras de cariño.

Lloró de manera más alarmante ante al recuerdo de mi progenitora. Lloró ante los recuerdos. Lloró ante las emociones y sentimientos encontrados. Lloró por Caden. Lloró ante el hecho de que esta pesadilla había llegado a su fin. Lloro porqué se que jamás podré olvidarlo.

—Es tiempo de volver, cariño—murmura mi padre intentando consolarme—Volvamos a casa.

Me separó lentamente de su pecho y sus brazos protectores. Limpiando las lágrimas mientras intento forzar una sonrisa en mis labios.

—Volvamos a casa—digo en un tono firme.

Observó por encima de mi hombro. Notando que la camioneta ya no se encontraba desde el otro lado y que junto con ella, Mustafa había desaparecido, llevándose mi pasado consigo.

MY RAPTORWhere stories live. Discover now