9. Cuando pienso en ti, te clavo alfileres

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Nueva versión (2018-2022)

Nota: 

¡Tenemos grupo de Discord! Exclusivo para FEUM. Allí compartiré las siguientes fechas de acutalización y material exclusivo. Me encantaría conocerlos y charlar con ustedes por allí. El link está en mi biografía. 


Capítulo 9

Cuando pienso en ti, te clavo alfileres


La noche cayó encima de Sid mientras pasaba un dedo por sus pantorrillas, enviciado con la sensación de sus vellos que parecían tener filo como una navaja y de cómo podían llegar a crecer de uno a dos pelos por cada poro. Se había depilado una pierna por curiosidad. Le era más fácil pellizcarse, ver cuántos moretones podía acumular y controlar la alergia que le ocasionaban las sábanas sucias en las cuales dormía. De pronto, mientras la pierna derecha le ardía y se enterraba las uñas con sevicia, pensó en Alberto. La despedida entre ellos había sido insípida, no habían podido decirse gran cosa. Las palabras que Alberto llevaba dibujadas en la cara ese día eran dfíciles de soltar, y Sid no tenía nada que decirle, estaba vacío. Hubo un momento, mientras hablaba con Alberto, en cual le dolió uno de sus pulmones, algo le pinchó debajo de las costillas pero Alberto creyó que se estaba riendo de él. Ya no era fácil para Sid, diferenciar una mueca de dolor a una de alegría. El dolor había sido algo intenso en su momento, ahora solo era un arma blanca reposada en una mesa. Sid ya no recorda lo que en el pasado había dolido hasta el cansancio.

No recordaba cuántas semanas habían pasado desde que se unió a La Jauría. No podía recordar con precisión el rostro de las personas que en su momento creyó que serían inolvidables. El rostro de Alberto se fundía en su puño, cuando se veía las manos y añoraba recordar la calidez de sus palabras, pero solo veía cómo se hinchaban. Los recuerdos estaban teñidos de asco, como si aquellas ideas que le habían mantenido de pie fueran inocuas, estupideces dichas en voz alta. Ya nada tenía el mismo significado. Todos tenían el rostro de Figo, de El Gigante y por supuesto, el color de los ojos de Funk. Esto le irritaba hasta el fastidio pero era cierto, el efecto que Funk tenía sobre él era cósmico. Las partes de su cuerpo flotaban en el aire, no era nada más que un muñeco cuya única bendición era saber que jamás volvería ser armado.

Se olió las manos, las chupó parte por parte, hasta que la saliva le escurrió por el mentón. La sangre de Figo sabía almidón. Recordó el pequeño cuarto en donde lo habían atendido, el cuerpo de Figo recortado como un papelito de cálendula sobre el polvo de las esquinas, pegadito a la pared mientras respiraba y sudaba, y su rostro, la benévola oscuridad, deseosa de llegar a él, de metérsele por entre las fosas nasales. Pudo haber muerto en ese preciso instante pero de todos los que estuvieron presentes, él huciese sido el más feliz con ese deselance. Él al igual que Sid solo tenían ojos para Funk. Un disco de oro que giraba para capturar polillas.

Cuando rayos del sol desaparecieron del cielo, El Gigante apareció entró a la habitación donde dormía, buscándolo. Le arrojó una chaqueta y un jean sucio.

—Vamos, Sid —. Fue todo lo que dijo.

No parecía nervioso, ni tocado por la posible muerte de Figo. Ni por sus gritos, ni por el olor a ropa quemada a las afueras de la casa. Las chicas llevaban varias horas prendiéndole fuego a la ropa de Figo, empapándose de las cenizas entre la tela y el sudor. Nadie lo daba por muerto pero todos sabían que quizá ya era demasiado tarde, que no sobreviviría a la noche. Las polillas se colaban por entre los marcos dañados de las ventanas, se golpeaban contra la pared más cercana, con ellas vibraban los colores. El sonido que hacían era más fuerte que el fuego, que la muerte, que los gemidos de Figo. Por un momento Sid creyó que el dolor las invocaba, que se el difunto que nadie lloraba se iría con ellas. Por eso se levantó a matarlas, las aplastó una a una, capturándolas entre sus manos y ahogándolas, y cuando revoloteaban por última vez, moviendo sus alitas echas polvo, se le iban las ganas de llorar.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2022 ⏰

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