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Mi cabeza dolía, mi cuerpo estaba empapado en sudor y las luces frente a mi impedían ver con claridad. Podía escuchar una voz a lo lejos y de repente todo mi cuerpo se sacudió.

- ¿Nirvana me escuchas?- todo se aclaro y escuche la preocupada voz de mi madre.

Cuando mis ojos se acoplaron a la claridad de mi habitación, frente a mi estaba mi mamá con sus manos en mis hombros agitándome y mi padre en el marco de mi puerta gritando al celular "Sí sí, olvídalo ya esta bien".

Me incorporé en la cama alejándome de mi (en estos momentos) agresiva madre.

-¿Qué....pasa?- hable en un murmullo casi inaudible

- Ay, bebé. Nos tenias preocupados no despertabas era como si estuvieses muerta- hablo con desesperación y lagrimas salían de sus ojos.

-¿Muerta?- pregunte confusa- ¿Cuanto tiempo he dormido?

Papá que había colgado el teléfono, se acerco a mi cama y abrazo a mi madre reconfortandola.

- Ya son las 7:48 pm, cariño dormiste toda la noche y todo el día. Cuando yo y tu madre subimos a verificar que todo estuviese en orden contigo, te encontramos tirada en el suelo como muerta y empapada en sudor.

Eso explicaba porque ayer tuve ese sueño. Todo fue por que me caí de la cama, tal vez golpee mi cabeza al caer o algo.

- Estoy bien no se preocupen- les sonreí para no preocuparlos.

Luego de lo que pareció una eternidad logre convencerlos de que me sentía mejor y los dos se fueron dejándome sola una vez más en mi habitación.

Cuando me levante de la cama fui al baño y me di una ducha. Al salir me puse mi ropa de salir ya que había estado todo el día en pijamas y no quería volver a otra. Camine hasta mi cama y me senté en el borde de ella justo al frente de mi ventana que ahora tenia las cortinas corridas y cerradas. Quería abrirlas, pero temia lo que encontraría tras ellas, sin duda lo de ayer fue solo un sueño ¿Pero y si no lo era?

Tome una gran bocanada de aire y estire mi mano para abrirlas. Frente a mi una vez más estaba la ventana de Chad, si es que era su verdadero nombre, todo seguía igual. Su cama tendida, sus cajas sin desempacar, pero había algo a un lado encima del marco de la ventana, algo que me erizo la piel y me hizo querer cerrar las cortinas, un cigarro. El mismo que soñé que el fumaba.

Rápidamente volví a cerrar las ventanas y corrí fuera de mi habitación y hacia la sala de estar.

Mi corazón latía a toda prisa y mis manos sudorosas no paraban de temblar. No entendía lo que me estaba pasando, era un ataque de pánico y no tenia idea de cómo manejarlo.
Quería correr a su casa y gritarle que parara ya con sus juegos, pero a la misma vez quería encerarme en mi habitación y hablarle desde mi ventana como solemos hacer. Era tan confuso, tan misterioso y tan desafiante para una persona como yo: poco sociable, sin amigos, tímida y a la que le dan ataques de pánico por un simple cigarro.

Con eso el timbre de mi casa comenzó a sonar. Ese timbre que nunca nadie tocaba y que la primera vez que lo hicieron entro Chad a mi vida. Con el corazón en la garganta, piernas temblorosas y cara pálida, camine hasta la puerta y luego de meditar y varios suspiros abrí. Frente a mi estaba Veronica, la pequeña y tierna Veronica con una canasta de galletas en las manos.

El aire volvió a mis pulmones y deje de apretar los dientes liberándome de tanta tensión por un segundo.

- Hola, Nirvana. Te traje estas galletas- hablo dulce y las extendió hacia mi- Es por dejarte plantada los otros días.

-¿De qué hablas?- pregunte confusa

- De cuando mamá me llamo a recoger mis juguetes y pues ya no pudimos terminar nuestro té- contesto sonriente y tan tierna como siempre.

Yo no quería, pero sabia que por modales, lo siguiente que debía hacer era invitarla a pasar. La invite y Vero felizmente entro y tomo asiento en el sillón más cercano.

No sabia si podía preguntar o si me debería guardar todo lo que he visto y todas las preguntas que me confunden cada vez más.

- Vero, quiero hablar de tu hermano- comencé directa.

-¿Qué hay con el?- ella pregunto mientras tomaba una galleta de la canasta.

- ¿Cómo es eso que solo nosotras dos lo podemos ver? ¿Cómo es que el logra transportarse a sitios con esa rapidez? ¿Por qué desaparece..

La cara de Vero estaba pálida y sus ojos grandes como platos.

- A Chad no le gusta que hable de el con nadie- Entonces fue ahí que la realidad me golpeo.

No fue un sueño y si lo fue, fue uno muy real. Su nombre sí era Chad, no podía creer lo que escuchaba, no estaba loca.

- Pero yo no soy nadie ¿o si?- intente usar sicología con la niña

Vero bajo su cabeza espetando su mirada fijamente en su galleta y luego de unos segundos volvió a mirarme directo a los ojos.

- Eres especial- susurro- Chad te cree especial. Ahora lo veo con más frecuencia y siempre que lo veo esta en su ventana. Aveces en la noche voy a su habitación y cuando miro lo veo a el sentado en su ventana mirando hacia tu habitación- En sus ojos se empezaban a acumular lagrimas- Te ve dormir por horas y horas sin moverse de su ventana y cuando el sol empieza a salir llora.

- ¿Llora?- pregunte sorprendida-¿Por qué llora, Vero?

- Por ti- espeto, pero aun yo no entendía- Llora porque sabe que en cuanto salga el sol tendrá que irse a las llamas y desde ahí es imposible verte, Nirvana.

- ¿Las llamas? - volví a preguntar- no entendió, Vero ¿Qué son las llamas?

- Es donde se reúnen los demonios y juntos vuelven a esperar al anochecer para cazar almas.

El es Virgen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora