19.

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Nirvana p.o.v*

Me desperté e intente estirarme pero algo pesado me amarraba de la cintura. Baje mi vista para ver su pálido brazo y luego me voltee para encontrarme con sus ojos que en este momento descansaban. Sonreí pues jamás pensé podría lucir tan pacifico. Me acerque sin saber bien lo que hacía y bese la comisura de sus labios. Sus rizos oscuros le caían sobre su frente, sus pestañas que eran muchas le bailaban en sus mejillas que era la primera vez que las veía rosadas...

Me sentía agotada, aunque acababa de despertarme. Pase mi antebrazo por mi frente y habían gotas de sudor. Debía darme un baño, intente levantarme de la cama pero Chad me atrajo más a su cuerpo. Voltee mi cabeza para encontrarme con sus bellos ojos y una sonrisa que jamas había presenciado pues parecía feliz.

— Buenos días — susurro

— Buenos días— conteste y me sorprendió cuando se inclinó cerca de mi rostro y dejo un tierno beso sobre mis labios. 

Lo mire y su expresión se volvió preocupada y luego...fría. Era bipolar de seguro. Se alejo de nuestra cercanía y se levanto de la cama. Yo intente hacer lo mismo pero cuando lo hice sentí unas graves nauseas. Me levante a toda prisa y le di un empujón a Chad para pasar al bañó. Vomite tres veces corridas sin poder contenerme, mis manos temblaban igual a mis piernas y sentía escalofríos por todo el cuerpo. Seguro y ayer agarre un virus. Cuando salí del cuarto de baño Chad no estaba por ningún lado, se había ido. No lo entendía, primero duerme en mi misma cama, luego me besa y me da los buenos días y de la nada desaparece sin decir nada y con la misma frialdad que siempre a humanado. Aproveche y me di una ducha, pase las manos por mis cabellos mientras lavaba mis rizos pero al mirar mis manos casi pego un grito. Había una gran cantidad de pelos en ella tantos que quitarlos se hizo difícil.... ¿Estaba perdiendo cabello? Debo estar bajo mucho estrés para este límite.

Me vestí y baje a la cocina donde me dio el olor a tocino pero...mis padres no llegarían hasta mañana. Por eso me sorprendí cuando al asomarse por el marco de la puerta que da a la cocina vi a Chad sirviendo huevos revueltos con tocino sobre dos platos.

—No sabía que cocinabas— interrumpí adentrándome a la cocina y tomando asiento en mi usual silla frente de Chad. 

— Yo tampoco lo recordaba hasta está mañana — sonrió y quise besarle los hoyuelos.

Chad puso el plato frente a mi y se sentó a mi lado, me pasó un tenedor y dijo:

—Come– ordeno con seriedad

Reí por lo bajo por su autoridad

— ¿Ahora también eres mi niñera?— le sonreí y logre que el me devolviera la sonrisa

— Come, Nirvana— tomo un tocino en el tenedor y lo puso frente a mis labios— Abre ahora— ordeno y lo mire extrañada por esa petición que en otra escena hubiese sido excitante.

Contuve la risa que estaba por estallar en mi

— Eres muy gruñón— espete haciendo un puchero

— Y tu una niñita malcriada— se encogió de hombros y me miro divertido

— No me gustan los tocinos— mentí

—¿Entonces que te gusta?— dejo el tenedor sobre le plato y puso los ojos en blanco con fastidio. Me gusta hacerlo enojar

Miles de cosas pasaron por mi cabeza, entrelace mis dedos sobre mi regazo, lo mire de reojo y no puede evitar morder mi labio cuando sus ojos se posaron en ellos.

— Los demonios— susurre con voz pausada.

como si le quitaran las cadenas Chad bajo de la silla y abrazo mi cintura contra su cuerpo, nuestros labios se encontraron y le di paso a su lengua que al encontrarse con la mía causaron un torbellino de excitación dentro de mi cabeza. Pose mis manos sobre su pecho y lo acaricie hasta llegar a su nuca e entrelazar mis dedos en sus rizos. Las manos de Chad bailaban en mi cintura hasta que bajo hasta mi trasero y lo apretó con tal fuerza que me hizo soltar un gemido. Envolví mis piernas en sus caderas y el me cargo en brazos mientras dejaba un camino de besos por mi cuello y hasta mis hombros.  Lo deseaba... Con tan fuerte intensidad... Y podía sentir que el compartía el mismo pensar. Camino hasta el sofá de la sala conmigo en brazos y se sentó dejándome a ahorcadas sobre su cuerpo. Sus manos bajaron a mi trasero y moví mis caderas sintiendo su erección contra mis leggins que gracias a Dios elegí usar esta mañana. Continue el movimiento de caderas mientras el me ayudaba , bese su cuello y vi sus vellos erizar, el mordió el lóbulo de mi oreja y callo mi gemido entre sus labios.  Se levanto y esta vez estaba yo bajo el, lleve mis manos hasta su cintura, tome su camiseta y la subí por su cabeza hasta dejar su torso desnudó...

Chad p.o.v*

Le baje esos leggins con cuidado de no romperlos de la desesperación. Al ver la piel desnuda de sus muslos baje y di besos hasta llegar a sus bragas. Nirvana se movía inquieta mientras sus dedos se enredaban en mi cabellos. Le quite las bragas color gris oscuro... Y me deleité al ver por primera vez su paraíso. Era frenesí... Era una adicción el querer saborear su piel. Me puse de rodilla frente aquel sofá y su templo sin pensarlo dos veces comencé a dejar besos por sus muslos hasta que llegue a su vagina y deje un pequeño beso en su clítoris. Ella dio un respingón cuando me sintió besar ese lugar donde nadie nunca había  llegado. Con mi dedo indice le acaricia desde el clítoris hasta la entrada de su cavidad y mientras comencé a introducir ese dedo dentro de ella acerque mi boca y le bese los labios.. Deje que mi lengua probara de ella. Nirvana soltó un chillido de placer mientras metía y sacaba mi dedo de ella y mi lengua subía y baja por su vagina. Cuando se acostumbro introduje otro de mis dedos, ya eran dos y ella soltó un gemido que me hizo ponerme más duro...

"Su alma... Debe ser pura" fueron las palabras que rebotaron en mi cabeza y que me hicieron parar.

Me levante  y Nirvana me miraba con lujuria y confusión.

—N-no puedo— balbuceé y di unos pasos atrás

Nirvana cerró sus piernas y se puso sus leggins, se quedo sentada en su sitio y yo frente a ella sin poder moverme... Sin saber qué decir. La mire y ella alzó su mirada hasta mi, pude ver las lagrimas cayendo por sus mejillas que estaban pálidas...pálidas a pesar de lo que acababa de suceder... Tan pálidas como las de un demonio. Con ese pensar fue que note las ojeras que llevaba bajo los ojos y el hecho de que lucía más delgada. Me puse de rodillas frente a ella y tome su rostro entre mis manos.

— ¿Por qué tiene que ser así?—pregunto y se le escapo un sollozo.

Me acerque y deje un pequeño beso en su frente que parecía tener fiebre.

— Lo siento, Hermosa. No debo perder el control contigo— susurre —¿Estas cansada?

— Debo estar enferma— me respondió sin mirarme a los ojos

— Sí, debe ser eso— respondí sintiéndome como la basura más grande en este mundo y en el otro.

La cargue en brazos y la lleve a su habitación, la recosté de su cama y le quite los zapatos. Me recosté junto a ella y la abrace a mi cuerpo sintiendo las llamas que en el crecían

¿Lo haría? ¿Soy capaz de dejarla morir?
¿De robarle el alma? Fueron la palabras que susurro justo antes de que cayera en aquel profundo sueño queme hicieron entender...

— Te quiero...— susurro mientras sus ojos azules se apagaban

Me hicieron entender que yo... La amaba.

El es Virgen Where stories live. Discover now