Ojos De Luna [COMPLETA]

Capítulo III

Estábamos en el auto, camino a la colonia, mi sonrisa era la de un niño en una juguetería, no dejaba de mirar por la ventanilla lo lindo que era el bosque, los campos y las montañas. Siempre me había encantado la naturaleza y los animales. 

Miré a papá, parecía preocupado, entonces aproveché para preguntarle: 

—Alex, ¿por qué piensas que me quieren hacer daño?

No me miró.

—Eres la princesa Mary, van a querer hacerte daño para herirme a mí.

—¿Qué es exactamente lo que quieren?

—Que renuncie.

Continuamos el resto del viaje en silencio, no me iba a quedar satisfecha con sus palabras, en cuanto lleguemos le preguntaría a un amigo muy cercano mío y de papá, Emerson, es como mi tío, un "viejo" loco y payaso, rubio de hermosos ojos, a todas mis ideas y locuras defiende, cómo no quererlo.

En cuanto llegamos todas las miradas se posaron en nosotros, acompañadas de una reverencia.

Ya estaba acostumbrada a la atención, en cuanto vi a Emmer me dirigí a saludarlo. 

Era increíble, tanta gente, de todas las edades. En ellos no existía la vejez, se les notaba la diferencia de edad pero sólo por detalles, pequeñas arrugas, unas pocas canas y por su postura al pararse o caminar.
Era todo murmullos, risas, y niños corriendo y jugando. Justo como recordaba.

Cuando logré alejarme de Alex aproveché para sacarle el tema a Emmer.

—Sabes, papá no estaba muy seguro de que yo venga, dijo que era peligroso, que había una especie de rebelión.

Esperé. Me miró con su gran sonrisa y su carisma.

—No linda, la rebelión es hace años, no más que ahora que tienen a su estúpido líder alpha, creó que empezaron a usar la cabeza, saquearon un laboratorio y lo quemaron, mataron a todos y liberaron a unos lobos que estaban en observación. Debes tener cuidado. 

—¿Por qué están tan enojados?

—¿A ti no te molestaría que traten de matarte a ti y a toda tu familia por ser una "falla", que te desprecien y te traten como basura? No le digas a tu padre que te dije esto, pero, tienen razones para estar rencorosos y nadie responde por ellos.

Nuestra conversación se interrumpió cuando vinieron a saludarme, no tengo ni idea de quienes son esas personas, dicen que me cargaban de niña y que yo les tiraba del pelo cuando me aburría. 

Le quité importancia y me senté a un lado, lo más alejada que me permitieron, mirando al bosque.
Estaba descubriendo una realidad que ya conocía pero trataba de tapar, mi padre y todo su reinado son una auténtica porquería, estaban lejos de querer la paz. 

El sol por fin se ocultó debajo del mar, era hora de volver al castillo. No quería irme, la noche estaba hermosa y las personas eran amables conmigo, además de que extrañaba a Emmer.

Cuando volvimos me apresuré para subir a mi habitación, un cuarto grande y espacioso, con hermosas lámparas y muebles rústicos, con un balcón sobre el bosque y un baño todo de mármol, relucía.

Me senté en el sillón con una novela, de romance, de pura pasión que me hacía volar en mi imaginación. Me puse mis auriculares para olvidarme que existía el mundo.

[...]