1.- En las sombras

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Todo se encontraba oscuro y silencioso. Susy sabía que estaba de pie, mas no podía sentir nada. Tenía la certeza de que flotaba, como siempre que visitaba ese lugar falto de luz al que su hermano no podía ir. En esos momentos, lo percibía diferente y era ajena a sí misma. Desconocía quién o qué era ella.

Al atravesar el mutismo y la penumbra, sintió que alguien se aproximaba con calma, sin embargo, no logró ver a nadie. Estaba sola y flotaba, cubierta de ese extraño halo de luz que siempre la rodeaba.

De pronto, escuchó la voz de Jenny. Le preguntaba en dónde se encontraban y por qué no podía mover su cuerpo. ¿Qué debía responder? Víctor solía decirle que era especial, pero en realidad no entendía mucho de lo que ocurría con ella y ese mundo.

Tras emitir un suspiro inaudible, Susy intentó decirle a Jenny que muy pronto las cosas estarían bien, que su hermano solía decir que un bello lugar estaba destinado para los niños y para las personas buenas, sin embargo, sus labios se movieron sin emitir sonido alguno. Sus palabras fueron opacadas por muchas otras voces que susurraban al mismo tiempo.

—Brilla mucho —dijo una voz grave y tétrica que se antepuso a las demás.

—Quiero tocarla —agregó otra susurrante y rasposa, pero esta se repetía entre ecos que se desvanecían en la lejanía. Esa voz la hizo sentir incómoda, acosada.

—¡Sácame de aquí! —añadió entre gritos una nueva voz llena de angustia.

—Ten piedad. ¡Tengo miedo, no quiero estar aquí! Por favor, llévame contigo. Ten piedad.

—Voy a traerte aquí... voy a encerrarte —amenazó una que usaba un tono burlón que le erizó la piel a Susy.

—¡Lárgate!

Cada vez, más voces hablaban unas sobre otras, lo hacían de forma abrupta y aumentaban el volumen hasta llegar a ser gritos ensordecedores: algunas eran graves; otras, agudas. Susy entendía que todas pertenecían a esos seres de mal olor a los que Víctor le dijo, meses atrás, que no se acercara. La querían a ella, la anhelaban y era como si estuviesen dispuestos a hacer lo que fuera para obtenerla. ¿Por qué? ¿Por qué ella...?

La niña se envolvió en sí misma para protegerse. Era muy consciente de lo indefensa que estaba al dormir, ya que siempre ocurría algo diferente cuando cerraba los ojos. En el interior de su cabeza, esa parte suya que aún desconocía tomaba el control, algo que solía suceder cuando su poder despertaba. ¡Odiaba tener ese poder que la convertía en alguien más!

Algunas veces se sentía como una niña muy feliz que disfrutaba de jugar, comer muchos dulces y de las bonitas historias que su hermano le leía por las noches. Sin embargo, también tenía momentos en los que se sentía ajena a sí misma, como si fuese un objeto encerrado en un cuarto oscuro y silencioso, castigado a escuchar el llanto y los gritos de monstruos que deseaban hacerle daño. No lograba entender por qué se sentía de esa manera, pero lo odiaba.

Susy se envolvió más en sí misma mientras se veía invadida por el miedo. Tenía la sensación de que los monstruos podían seguirla con los ojos, como si fuesen capaces de verla incluso en la oscuridad. Susy no lo sabía, pero en ese mundo ella no era más que una partícula brillante, una esfera de luz que se zambullía en la inmensidad del camino que divide la vida y la muerte.

Desde la lejanía, una suave voz maternal, que logró callar los gritos de la oscuridad, se hizo presente. Era ese alguien que la hacía sentir tan segura como el aroma dulce de Víctor. Luego de removerse en la cama, abrió los ojos.

Valeria, la madre de Susy, no consiguió ver que los ojos de la niña estaban completamente blancos al despertar, ya que le daba la espalda. Cuando Susy se giró, adormilada, los estragos que su poder le causaba se habían esfumado. Valeria besó la frente de la pequeña.

Papi, estoy de regreso [S.O. #1] (COMPLETA)Where stories live. Discover now