Luna de Plata (Parte II)

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La música comenzó a sonar. Yo me quedé parada mirando como mi farolillo ascendía gracias a la ayuda de Nathan. Desde que había llegado a la ciudad parecía mi ángel de la guarda. Siempre estaba ahí para ayudarme.

My Heart Will Go On de Celine Dion comenzó a sonar, como no, estábamos en un barco y se había creado una atmósfera especial al lanzar los farolillos. Miré a mí alrededor, todo el mundo ya había encontrado su pareja para bailar. Cassie con Alex, Alice con Marcus, Samantha con Jase el amigo de Nathan y Diana con Jackson.

-¿Bailamos?

Esa voz dulce y sexy llegó otra vez a mis oídos. No puede ser. Una vez más Nathan estaba ahí en el momento oportuno. Le dedique una sonrisa y cogí la mano que había extendido hacia mí. Apoye tímidamente mi cabeza en su pecho, él me agarro por la cintura suavemente y comenzamos a bailar. Me sentía tan a gusto y protegida a su lado. Era el chico perfecto. Miré hacia arriba y él me miró. Bajé la mirada a su boca. Esa sonrisa dulce me había conquistado desde el primer día que la vi. Nuestros ojos se encontraron de nuevo. El tiempo se paró. Nuestros pies dejaron de moverse. Su cara, a pocos centímetros de la mía.

Los recuerdos se agolparon en mi mente. ¿Qué estás haciendo Anne? Aléjate de él- pensé.

- Tengo... tengo que ir al baño. -dije mientras me separaba de él.

- ¿Te encuentras bien?

- Si, si no te preocupes. La coca-cola de antes, está empezando a hacer efecto. - dije y me marché.

Entré en el baño y me apoyé en los lavabos. Me miré en el espejo y empecé a caminar de un lado a otro. Mi cabeza no paraba de pensar:

¡¿Qué fue eso?! ¿Qué estoy haciendo? ¿Anne, eres idiota? Prometiste no acercarte a ningún chico, dijiste que no te ibas a enamorar, que no ibas a hacer nuevas amistades porque será más difícil afrontar tu destino. No quieres hacer sufrir a los que más te quieren. Aléjate de Nathan.

- Necesito una copa -dije en alto.

Unas chicas que estaban en el baño me miraron raro. Salí del baño y miré alrededor. Ni rastro de Nathan. Estupendo. Me acerqué a la barra y pedí un chupito. Me lo bebí de un salto y pedí otro y después otro y otro. Mi vida era una mierda que más me daba si aceleraba el proceso de mi muerte.

Cassie apareció entre la multitud.

- Eh Anne!!! ¿qué estás haciendo aquí sola? Vamos a mover el esqueleto!!!!

Me agarró del brazo y nos adentramos entre la multitud hasta el centro de la pista. Me olvidé de todo y empecé a bailar. Al cabo de media hora Jackson nos trajo a todos una ronda de chupitos de vodka. Me lo bebí del salto. Ya estaba muy contentilla, el alcohol empezaba a notarse.

- Esperar chicos!! Que ahora invito yo!!!!!! - dije y me dirigí un poco tambaleante hacia la barra. La verdad es que mantener el equilibro llevando tacones y estando "un poco" borrachilla no es nada fácil.

Una vez que conseguí llegar, le pedí al camarero otra ronda de chupitos para los ocho. Ya eran las cinco de la mañana y el barco atracó para que la gente se pudiera ir cuando quisiera. Cogí los chupitos y fui hasta donde se encontraban mis amigos esquivando algún que otro borracho que quería bailar conmigo. Cada uno cogió un vaso. Yo cogí el mio pero cuando me lo fui a beber una mano me agarró el brazo e impidió que lo hiciera.

- ¡¡qué coño haces!! - grité mientras miraba quien había impedido que disfrutara de otro chupito.

- ¿Creo que ya has bebido suficiente?-Nathan me sujetaba el brazo con tanta fuerza que casi me hacía daño. Nuestros ojos se encontraron. Su rostro estaba serio y su mirada era fría.

Mis amigos continuaban bailando. No se habían dado cuenta de la escena.

- Vamos. Te llevo a casa. - dijo y tiró de mi.

Estaba empezando a refrescar, aún así se estaba bien. Había pasado calor en el barco de tanto bailar, y todo lo que había bebido también había contribuido. Nos bajamos del barco. Él no me soltó en ningún momento la mano.

Caminamos en silencio. Yo iba mirando al suelo y me estaba empezando a doler el estómago, lo que me devolvió a la realidad. ¿Por qué Nathan había impedido que siguiera bebiendo? No me hizo falta pensar mucho, estaba claro que sus padres se lo habían contado.

- Te lo han contado tus padres, ¿Verdad?- dije. Mi mirada seguía clavada en el suelo.

- Sí, me lo contó mi padre y, si, también se que tú, hoy, no deberías haber ido a esa fiesta. - el miraba al frente y su voz seguía siendo fría.

- ¿Y por qué no me dijiste nada antes?- dije tambaleándome.

- Pensé que ibas a ser más responsable y que no ibas a beber nada.

- No tienes por qué preocuparte por mi ya soy mayorcita y sé lo que hago.

- ¿Seguro? Porque yo creo que no.

Me paré y me giré hacia él. Nuestros ojos se encontraron.

- Y tú que sabes si no me conoces.

Él suspiro y miro al cielo.

- Sabes lo que es saber que no te quedan más de seis meses de vida.- continué.

- Anne, yo...

- Sabes lo que es ver a tu madre todos los días llorando a escondidas porque su única hija se va a morir. - las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Necesitaba sacar todo.

- Anne...

- Cuando estas al borde de la muerte lo único que te importa es disfrutar de lo poco que te queda con la gente que tú quieres... y hoy,..., hoy quería disfrutar de mi última fiesta con mis amigos. ¡No tienes derecho a juzgarme!

Él dio un paso hacia mí pero yo me solté de su mano y corrí. Corri como nunca había corrido. Las lágrimas brotaban de mis ojos y no me dejaban casi ver. Oí mi nombre un par de veces pero no me volví. Lo único que quería era correr y llorar. Sacarlo todo. Alejarme de todo.


Más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now