Estar como antes

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Son las cuatro de la mañana y no me puedo dormir pensando en mi padre, en todo lo ocurrido. Quizá fui muy brusca con él pero le dije todo lo que sentía y no me arrepiento de nada. Tenía que haber hecho caso a mi madre y a Nathan pero por lo menos ahora sé las dos versiones de la historia, la de mi madre y la suya.

Me levanto de la cama y bajo hasta la cocina a por un vaso de agua. Mi madre no ha vuelto así que supongo que se habrá quedado con su nuevo novio. Saco un vaso del armario y lo lleno de agua. Mientras me lo tomo voy hasta el salón y me pongo a mirar por la ventana. Caen finos copos de nieve. Levanto la vista y miro hacia la casa de Nathan.

-Mmm... hay luz en la habitación de Nathan. Quizá también este despierto.

Dejo el vaso vacio en la cocina y subo a mi habitación para coger el móvil. Voy a escribirle un mensaje.

A: Hola!! No puedes dormir? ;-)

N: Anne! K haces despierta?

A: No tengo sueño

N: Yo tampoco. ¿Cómo sabías que estaba despierto?

A: Vi la luz en tú ventana.

N: Ah...Vaya

N: Ahora me espías? XD

A: K!!! Nooo!!!

A: La vi por casualidad.

N: Ya ya

A: Es la verdad

N: Jajajajaja

N: Te creo, te creo.

N: Oye...Te apetece dar una vuelta?

A: Vale.

N: En 2 min te espero en la puerta.

A: Ok

No me creo que vaya a salir a estas horas con Nathan a la calle, con el frío que hace. Me cambio de ropa corriendo y me abrigo bien para no pasar frio. Bajo los peldaños de dos en dos y me miro en el espejo de la entrada. Tengo el pelo un poco revuelto pero me coloco un gorro de lana para disimularlo. Me pongo las botas, el abrigo y la bufanda. Por último, meto el móvil en el bolsillo y cojo las llaves de casa. Cuando salgo, él ya me está esperando en la puerta del jardín de mi casa.

- Hola- digo agitando la mano mientras me acerco.

- Hola.- me responde con una sonrisa y me abre la verja para que pase. - ¿A dónde te apetece ir?

- Me da igual... ¿a dónde quieres ir tú?

- No sé... Vamos caminando y a donde nos lleve el camino ¿Te parece?

- Vale.- asiento con la cabeza y le sonrío. Esta muy guapo con el gorro de lana, le sienta muy bien.

Caminamos entre la nieve con cuidado de no resbalarnos durante un rato sin decir nada. Nathan está muy pensativo y su cara sigue mostrando cansancio.

- Oye,... ¿qué tal te va?-comienzo a decir. No sé como tratar el tema pero me gustaría saber como le va con lo de la deuda de su padre.

- Bien.

- ¿Seguro?

- Si.

- No sé yo,... pareces muy cansado.

Él sonríe ante mi insistencia, lo cual me sorprende porque pensé que me diría que prefiere no hablar del tema o cualquier otra cosa.

- Puedes contármelo si quieres. – le animo.

Se toma un minuto para pensar pero al final accede a contarme sus problemas.

- Los gastos no paran de crecer, la deuda no se reduce y yo ya no puedo más. – agacha la cabeza y luego la levanta y mira al cielo mientras le caen copos de nieve en la cara mientras que coge aire lo expulsa por la boca formando una nube de vaho.

- Ya te lo dije en su día y te lo digo ahora otra vez, yo tengo algo de dinero ahorrado que puedo prestarte.- mientras le hablo él niega con la cabeza.

- Bueno, pues si no quieres...-me quedo pensando un rato pero una idea cruza mi mente.- Ah! Ya sé. La navidad está a la vuelta de la esquina y mucha gente vendrá, mis amigos y seguro que muchos otros estudiantes también. Podemos llegar a un acuerdo con el dueño de algún bar para celebrar el año nuevo allí. La mitad de las ganancias para el bar y la otra mitad para ti. Además tú puedes ser el camarero y...y yo también me ofrezco voluntaria.

- No sé...

- Venga, no tienes nada que perder por intentarlo y ya sabes que en estas fechas la gente se anima mucho. – él sigue pensativo.- Yo te ayudo a buscar el bar si quieres. Creo que el tío de Cassie tiene un bar por aquí cerca. Le puedo preguntar y seguro que nos deja... ¿Qué te parece?

- No creo que ganemos mucho. Además, no podemos limitarnos a poner solo copas, la gente quiere diversión.

- Eso déjamelo a mí.- le digo con una sonrisa picara.

No sé lo que voy a hacer pero de algo si que estoy segura y es de que quiero ayudarlo. Para animarlo un poco me acerco a una valla y recojo un poco de nieve. Hago una bola y se la tiro. Él se queda parado mirándome muy serio. Yo me quedo paralizada sin saber qué hacer, no sé si pedirle disculpas o tirarle otra bola de nieve pero él me devuelve la sonrisa y se agacha rápidamente a recoger nieve y me tira con una bola. Intento correr pero me alcanza y de este modo comenzamos una guerra de bolas de nieve.

Lo veo tan relajado y tan alegre que no quiero parar. El sonido de su risa inunda mis oídos y es la mejor melodía del mundo. No quiero que este momento se termine jamás pero el sol apareciendo por el horizonte nos devuelve a la realidad y nos ponemos rumbo a casa.



Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora