69.-La guitarra del guitarrista.

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Pronto sería diciembre, pronto saldría de vacaciones, esperare canciones de invierno y así fin te olvidaré, ya no te escribiré más, ya no pensaré en ti cuando toque música.

Parecía ir todo a la perfección, excepto tres semanas antes de salir.
No tenía ni idea de los proyectos musicales que realizabas, hablábamos sin entablar una verdadera conversación.
Muchos afirmaban que pronto sacarías un disco, otros que dejarías la escuela, pero sólo eran rumores.

—Muy buenos días músicos—dijo el director entrando a tu lado, yo traté de ignorarlos mirando hacia la ventana—. Les tengo muy buenas noticias, no hace falta presentárselos, muchos tienen clase con él, el joven aquí presente—te señaló—. Es el orgullo de esta institución, ya está dada la fecha para su lanzamiento de disco, es el primer músico que firma contrato y mostrará de su talento, es un excelente ejemplo de que si en verdad aman la música y la sienten, pueden llegar muy lejos, denle un excelente aplauso—finalizó el director y mis compañeros aplaudieron, incluso unas chicas se levantaron de sus asientos para que se notara aún más su presencia mostrando que te apoyaban.

—Espero y entiendan que esto es para motivarlos—siguió hablando el director—. Es por eso que estoy planeando un baile de invierno, una fiesta para celebrar de su éxito y como agradecimiento por estar un tiempo con nosotros, finalizando con una despedida para él en este plantel...

— ¡Qué!—exclamé sin pensarlo, todos me voltearon a ver, incluso tú—. No puedo ser...—seguí hablando buscando algo con que justificar mi acción—. ¿Baile de noche? Con todo respeto, no estamos en una preparatoria para tener esos festivales, no creo que sea lo correcto—no sabía ni qué inventar, pues mi reacción fue por ti, no por el baile.

El director reflexionó mi respuesta y agregó:
—Tiene mucha razón, pero a todo mundo le gustaría poder disfrutar de un momento así, digamos que será algo VIP y tendremos el privilegio de pasar con él su última noche en este estado...—yo asentí pero en realidad todo me estaba dando vueltas—. Haremos una votación ¿Alguien apoya el punto de su compañera?—, muchos dudaron, pero al final nadie levanto la mano.—. Me alegra que piensen así, ya decía yo que no habría necesidad de obligarlos, porque en realidad el evento será obligatorio para todo el plantel.

—¿En serio?—volví a hablar, necesitaba callarme. ¿Alguien tenía una cinta?

—Claro, de echo regalaremos puntos extras—dejó de dirigirse a mí y habló al grupo en total—. No me engañen, la mayoría tienen dificultades en una materia ¿Qué tal rítmica? ¿Solfeo? ¿Teoría?—seguía mencionando y mis compañeros cada vez estaban más convencidos de asistir—. Se divertirán, lo disfrutaran, se los aseguro...—sonrió el director y después se volvió a mí—. No sea aguafiestas señorita...—puso los ojos en blanco y supuse que había olvidado mi nombre.

—Pobre, ya nadie se acuerda de ella desde que terminó con él, creo que ha sido la mejor decisión que pudieron tomar—susurró una voz femenina detrás de mí.

Quería desaparecer, estaba cometiendo suicidio académico o mejor dicho musical.

—Ahora que llegamos a una decisión unánime, me gustaría saber quién se ofrece a estar a cargo de los preparativos, sé que es muy poco tiempo, pero confío en ustedes que lo harán de maravilla—dijo el director.

—Yo por supuesto—levantó la mano la misma chica que había hablado a mis espaldas—. Ya imaginé toda la velada, será estupenda, lo tengo todo planeado.

—Esa es la actitud—repuso el director—. Por favor acompáñenos con los siguientes grupos, para anotar a todos los voluntarios. —ella inmediatamente sacó un cuaderno, un bolígrafo y se incorporó, después más chicas se pusieron de pie para anotarse.

A un músico ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora