El Destino »[L.S]«

SEIS

Ya habían pasado unos veinte minutos desde que Louis estaba con Harry, en ese tiempo el rizado había puesto su serie favorita para verla con su ojiazul amigo. Pero como todas las tardes, el pequeño Harry empezó a tener sueño y silenciosamente se fue durmiendo en el pecho de Louis.

Louis al sentir que Harry no se movía, lo apartó y vio que estaba dormido, lo acostó bien a su lado y se le quedó viendo.

Vio sus lindas pestañas, sus mejillas sonrojadas, su nariz respingada y por ultimo sus labios color sandía. No entendía por qué de repente sintió ganas de besar esos labios, pero necesitaba hacerlo.

Poco a poco se fue acercando a esos hermosos labios hasta que chocaron en un dulce beso. Louis sintió el sabor a fresa que los labios del menor tenía así que siguió dándole picos hasta que oyó que la puerta se abría.

Rápido se separó de Harry e hizo como que nada había pasado.

—Louis ya nos vamos —dijo Jay entrando en la habitación

—Ah, se quedó dormido Harry —dijo Anne entrando después de Jay.

—Sí, se q-quedo dormido en mi pe-pecho y yo lo acomodé bien a un l-lado mío —dijo Louis tartamudeando de tan nervioso que estaba.

—Oh que tierno —sonrió —Ya tenemos que irnos cielo —recordó Jay y agarró a su hijo.

—Adios Anne —dijo Louis despidiéndose de Anne.

—Adiós cariño —se despidió dejando una ligera caricia en el rostro del menor.

—Adios linda, prometo volver mañana —dijo Jay también despidiéndose.

—Ok, no me vayas a fallar —dijo Anne riendo.

—¿Volveremos mañana? —preguntó Louis alegre que volvería a estar a solas con Harry.

—Sí Louis, mañana regresaremos —dijo Jay saliendo de la habitación con Louis a su lado.

Anne los siguió hasta la salida. Se despidió de los dos y volvió al cuarto de su hijo.

—Harry —susurró Anne cerca de su hijo intentando despertarlo

—Hmmm —Harry se movió en la cama pero no abrió los ojos.

—Hijo despierta, tienes que cenar —dijo dándole suaves sacudidas para que despertara.

Harry abrió los ojos y vio que ya no estaba Louis con él.

—¿Y Louis? —preguntó viendo en toda la habitación para ver si estaba.

—Ya se fue, pero mañana volverán a venir en la tarde —Anne le acarició los rizos a su hijo.

—¿Me lo prometes? —inquirió Harry frotando sus ojos.

—Te lo prometo —dijo y cargó a Harry hasta la cocina para que cenara.