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La reportera del canal público, mueve sus labios a una velocidad impresionante, informándole a sus espectadores, que acaban de encontrar un cadáver femenino a orillas del río Daína, al cual pudieron identificar, gracias a un alguacil que conocía a la asesinada, como Karen Laught. También informa que aún no está confirmado que ese sea el nombre correspondiente a quien alguna vez estuvo con vida, debido a que la única prueba de que sea así, es la palabra del oficial de policía, y también agrega que se estará realizando la autopsia para averiguar qué o quién provocó su muerte.

Robert apaga la televisión antes de que la reportera acabe con su reportaje. El coraje que corre por sus venas, provocó que una actitud violenta se desarrollara en él, dejando en esta en evidencia cuando el control remoto cayó al suelo, destrozado, debido a la violencia con la que el hombre apretó el botón rojo.

Siente una sensación extraña en su pecho; una especie de vacío, mezclado con otro sentimiento que no consigue reconocer, o que no quiere hacerlo. Y, para empeorar el huracán de sentimientos que hay en su corazón, su pequeño hijo, sentado en el suelo, se encuentra con sus globos oculares completamente rojos, observándolo de manera fija, sin apartar la mirada de él.

¡Deja de mirarme así, maldita sea!grita el padre, volteando su cabeza en dirección al pequeño.

Sin embargo, apenas sus miradas se cruzan, el mayor siente una potente picazón en sus ojos, la cual lo obliga a apartar la vista del menor, sintiendo su corazón acelerarse. «Es un demonio. Es un demonio» Repite en su cabeza, desarrollando un sentimiento de odio, casi irreal, hacia su hijo.

Asesino.

La piel del cuerpo de Robert se eriza, al oír la acusación del niño, a la vez que una oleada de escalofríos recorre su columna vertebral. El odio que sentía hacia el pequeño aumentó cuando esa palabra surgió de su boca, al igual que la indignación. Él no se dejaría pisotear por un infante, por lo que no dudó ni un segundo en levantarse del sofá individual, para darle una patada al chiquillo que lo acompañaba.

Yannick se mantiene estático en su sitio, sin mostrar indicios de que aquel acto de violencia le afectó físicamente. Sin embargo, sus ojitos se humedecen; no por el golpe que recibió de su progenitor, sino por el dolor que siente en un corazón, por la ausencia de su madre.

Una pequeña lágrima se desliza por la mejilla de Yannick, cayendo al suelo. Y, algo de lo que Robert no se inmutó, fue que la lágrima que escapó del ojo izquierdo de su hijo, perforó el sector del suelo en el que cayó.

 Y, algo de lo que Robert no se inmutó, fue que la lágrima que escapó del ojo izquierdo de su hijo, perforó el sector del suelo en el que cayó

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Ángel de mis pesadillasWhere stories live. Discover now