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 Con sus ojos repletos de lágrimas y su corazón amenazando con escapar de su pecho, Judith le grita a su progenitor que se aleje de ella, retrocediendo lentamente, deseando que su madre, quien se encuentra gritando del otro lado de la puerta, consiga abrir la misma, la cual ha sido cerrada con seguro por Erick.

El hombre, con una siniestra sonrisa de esquina a esquina pintada en sus labios, se acerca a pasos lentos a su hija, con el deseo de ver sus manos manchadas con la sangre de la adolescente, recorriendo sus venas.

Los gritos de la madre de Judith y Jessica se oyen del otro lado de la puerta, pero Erick está demasiado ocupado en su tarea de acabar con la vida de Judith, como para tomarles importancia.

Sin saber qué hacer, Judith recurre a su mejor opción para salvar su propia vida: el espíritu que la acompañó desde que nació.

—¡Yannick! —grita, desesperada —. ¡Yannick, por favor, ayúdame!

El plan de Judith fracasa por dos razones: primero, porque Yannick no está dispuesto a salvarla, y segundo, porque sus gritos dirigidos a la entidad, consiguieron quitarle a Erick su último tornillo, provocando que éste corra en dirección a la joven, estampando el cuerpo de la misma contra la pared.

—¡Yannick! —grita una vez más, siendo callada por un fuerte golpe en el sector de su nariz, el cual fue tan duro, que consiguió quebrar la misma.

El cuerpo de Judith no tarda en llenarse de su propia sangre, debido a que Erick no deja de golpearla con brutalidad, acabando, poco a poco, con su vida.

Tres golpes... Cinco golpes... Veinte golpes...

Judith cada vez se encuentra más débil, más que nada porque se rindió ante la idea de defenderse, debido a que es absurda, ya que su padre es más fuerte que ella.

—Yannick, por favor... —susurra, con las últimas fuerzas que le quedan.

El espíritu se encuentra en una esquina del dormitorio, observando la brutal escena con lágrimas en los ojos, odiándose a sí mismo al no poder hacer nada para detener a esa bestia que se hace llamar "padre". Y, el dolor que siente en su corazón al ver como éste último rodea el cuello de su preciada Judith con sus enormes manos, es indescriptible. Es tan potente, que la entidad deja caer si cuerpo al suelo, sintiendo una extraña e irreal sensación en su pecho.

Está acabando con ella y él no está haciendo nada para detenerlo.

Fue cuestión de segundos para que los gritos de Judith dejaran de oírse, y el cuerpo de la adolescente caiga al suelo, sin vida.

Yannick se lleva una mano al pecho, sintiendo como su pecho se desvanece, girando su cabeza hacia su derecha, para no tener que seguir apreciando el cadáver de su mejor amiga. Pero, lo que vio en el espejo donde su vista se posó, es peor que lo que estaba viendo anteriormente: se ve reflejado en el vidrio, pero sus ojos están inyectados en sangre, completamente rojos, observándose a sí mismo de manera fija.

Fin.

Fin

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Ángel de mis pesadillasWhere stories live. Discover now