21. Decepciones

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Estoy segura de que mi alarma ha sonado por lo menos tres veces pero estoy tan cansada y se siente tan bien tener el cuerpo de Ethan envolviéndome, que no soy capaz de levantarme.

Cuando vuelve a sonar de nuevo hago uso de toda mi fuerza de voluntad y me deshago de los brazos de Ethan para poder salir de la cama. Apago la alarma y veo que debería estar en clase en media hora... Pero antes tengo que ir a mi habitación, darme una ducha y ponerme algo decente... Es imposible que me dé tiempo a llegar a las 7.

—No vayas...

—No me da tiempo, me he dormido.

—Entonces vuelve a la cama.

—Quiero ir a biología y tengo que darme una ducha antes.

—Dúchate aquí.

—¿Y voy a clase con el vestido de ayer?

Resopla y deja de insistir. Voy al baño para lavarme la cara y me asusto al ver que parezco un mapache. Joder, menos mal que no ha abierto los ojos. Trato de arreglar el desastre que soy ahora mismo lo mejor que puedo y pongo el busco en los cajones un cepillo de dientes que esté sin usar. Me sorprendo al ver que hay un paquete con al menos 5 cepillos dentro de su envoltorio... No quiero pensar mal, ¿pero para que necesitan tener tantos?

De repente la puerta del baño se abre y ahogo un grito.

—Mierda Ethan, me has asustado.

—Te llevo a tu residencia.

—¿En serio?

No me niego porque no es un camino precisamente corto y además llevo tacones.

—Claro.

—Pues muchas gracias...

—Veo que has estado cotilleando mis cajones.

Se apoya en el marco de la puerta y le miro de reojo.

—No quiero ni imaginarme por qué tienes tantos cepillos—digo cuando termino.

Trato de volver a la habitación pero su cuerpo bloquea la puerta.

—¿Y mi beso de buenos días?

Sonrío y me pongo de puntillas para darle un beso rápido. Media hora después llegamos a mi residencia y nos despedimos como si no fuéramos a vernos en mucho tiempo. ¿Puede ser así siempre por favor?

—¿Nos vemos esta tarde? ¿O es demasiado pronto?—pregunto intentando sonar casual.

—Me parece bien. Luego te escribo y vemos a qué hora.

Nos damos un último beso y salgo del coche. Si me dicen ayer que iba a acabar con Ethan así, jamás me lo hubiera creído.

Han pasado cinco días desde que dormí en la habitación de Ethan y he de decir que ha sido mi mejor semana desde que llegué a Londres

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Han pasado cinco días desde que dormí en la habitación de Ethan y he de decir que ha sido mi mejor semana desde que llegué a Londres. Cada vez me gustan más las clases, voy adaptándome a la vida universitaria y no puedo quejarme de mi vida social. Estos últimos días he visto a Ethan fuera de clase y hemos estado tan bien que he conseguido dejar atrás el miedo a pensar que lo nuestro estaba destinado al fracaso.

En cuanto llego a la clase de biología celular, me siento en mi sitio y espero impaciente a que Ethan aparezca.

—Buenos días a todos—dice el profesor cuando llega.

Seguro que se ha dormido. Ayer estuvimos juntos por la tarde, fuimos al cine y lo pasamos genial. No me dijo nada de que hoy no iba a venir a clase así que seguro que es eso...

Cuando la clase termina escribo un mensaje a Ethan dándole los buenos días y preguntándole si está bien. Tres horas más tarde sigue sin dar señales de vida y comienzo a preocuparme. Sin embargo, trato de no darle demasiadas vueltas. Todo está bien entre nosotros así que no tengo por qué montarme películas raras. Un rato después pruebo a llamarle pero me sale que su móvil está apagado o fuera de cobertura.

—¿Vas a ir a la fiesta de esta noche con Ethan?—me pregunta Sophie por la noche.

—Llevo todo el día sin hablar con él, no sé qué le pasa. Tiene el móvil apagado.

—Vaya que raro. ¿Quieres que le pregunte a Tyson si sabe algo?

—No, no. No hace falta, ya me contestará...

—A lo mejor va a la fiesta de esta noche.

—Pues sí, no se pierde ninguna... Pero no me apetece mucho salir.

—Lo pasaremos bien, ¡venga anímate!

Puede que me venga bien salir, así me distraigo y además puede que Ethan esté allí.

—¡Venga vale!

—¡Genial! A las 11 salimos.

Después de cenar en el comedor de mi residencia con Sophie, comenzamos a arreglarnos. Esta vez me decido por un vestido de tubo negro con dos líneas rojas que moldean mi figura, en Madrid solían decirme que estaba impresionante con este vestido. Tyson viene a buscarnos a las 11 y vamos a la fraternidad de siempre. Ya me conozco esta casa mejor que ningún otro sitio de la universidad.

—¡Voy a por algo de beber!—grito entre la música.

Cuando llego a la cocina me sirvo una copa y decido darme una vuelta por la casa a ver si con un poco de suerte encuentro a Ethan. En cuanto termino de subir las escaleras hacia la segunda planta veo a la inconfundible Ruth enrollándose con alguno. Sigo mi camino pero algo dentro de mí me dice que mire de nuevo hacia allí.

Mi boca se abre formando una o, siento mis mejillas arder y mis pies están anclados al suelo mientras que no consigo apartar mis ojos de aquella escena. Menos mal que no me quería montar películas porque desde luego esta superaría a todas ellas. Después de al menos un par de minutos teniendo la esperanza de que Ethan se dé cuenta de lo que está haciendo, decido que ya es suficiente.

Cómo si me leyera la mente, Ethan pone algo de distancia entre ellos y dirige su mirada hacia el fondo del pasillo. La mano que tiene en el culo de Ruth se aparta como si quemara, lo siguiente que hace es empujarla hacia un lado y dar un paso hacia mí. Yo sigo sin moverme porque tengo muy claro lo que voy a hacer. Cuando está a tan solo un paso de mí, le tiro el contenido de mi copa en la cara. Al principio se queda aturdido pero tarda poco en reaccionar y cogerme del brazo.

—Suéltame, no quiero que me toques.

Me mira dolido pero me hace caso. No necesito que diga nada, ni yo tampoco tengo nada que decir. Le doy la espalda y voy hacia la salida con paso rápido.

Mi futuro y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora