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El castaño aún permanecía bajo las sedosas sábanas de su cama, rehusado a levantarse y dejar la comodidad que estaba, solo hace unos días, experimentando a fondo. Su rostro enterrado en la almohada balbuceaba palabras ininteligibles en respuesta a los llamados de despertar de sus dulces doncellas, las cuales reían en tono bajo y tiraban la sábana para molestarlo en sus profundos sueños. Pero la diversión tuvo que acabar cuando el reloj marcó las nueve y media de la mañana.

El tiempo era muy poco para que hicieran todo el ajetreo sobre el cuerpo de Louis, casi era un suicidio ejecutar todas las cosas a la misma vez. El dilema en ese momento era: ¿cómo lo solucionarían de la manera más rápida? Aunque no habían respuestas para aquello, Georgia, tomó las riendas en el asunto, lo cual fue un peso menos para las demás; pero siquiera transcurrieron treinta segundos y volvió la carga en su espalda cuando vieron al Lord desparramado en el suelo con la tela enredada en sus piernas, afirmándolo. Éste se quejaba y, extrañamente, reía.

Karis y Maxine miraron demasiado mal a la chica de ojos cafés por la brutalidad que utilizó sobre la delicada anatomía de Louis, reprocharon con murmullos bastante altos como para que el castaño comenzará a reír a carcajadas. Las tres muchachas lo observaron por su desquiciada actitud salida de la nada.

—Si me van a despertar de esa manera, asegúrense que el golpe sea más fuerte —sobó su cabeza por el inminente dolor florecido en la zona.

—Será mañana el segundo round, pero ahora —mencionó Karis y arrastró a Louis al centro de la habitación cuando él estaba por regresar otra vez a la cama—, usted se vestirá e irá al desayuno como todo un Lord responsable.

Él asintió atontado y se dejó llevar por las tres pares de manos que ejercían organización, orden y paciencia encima de su piel. Las chicas velozmente como sus extremidades domadas le permitieron, abrocharon la camisa luego de que Louis había puéstose los pantalones y los zapatos brillantes por el lustrado, ajustaron los tirantes y el flequillo de siempre, fácil y adorado, fue el que acabó por darle el toque esperado a su aspecto.

El trabajo de las doncellas estaba más que hecho.

—Lord Louis, tiene que ir a desayunar —le instó Maxine—. No querrá llegar tarde como ayer en la cena... ¿o sí? —insinuó provocando una alarma importante en el castaño.

Él agitó su mano dándole las gracias por la vestimenta y su insistente manera de ser (también el golpe de Georgia) y salió con los nervios comiéndolo sin piedad con el objetivo de causarle una situación bochornosa a Louis en cualquier instante. Descendió con cuidado los escalones a la vez que se arremangaba la camisa hasta bajo el codo, había sentido una gran corriente caliente, no sabía si era la vergüenza que lo consumió o era el clima soleado que predominaba en Holmes Chapel.

Entró al comedor y la familiar sensación agradable nació a su alrededor cuando vio a Trenton sentado en la gran mesa, aburrido, mirando a los demás jóvenes como conversaban. Aquella imagen le causó una sonrisa a Louis.

—Hola, Trenton —saludó a su amigo en voz baja, no queriendo llamar la atención de los presentes con su presencia.

El mencionado reaccionó y gritó de alegría:

—¡Louis! ¡Qué bueno tenerte aquí! Ya me estaba hartando de estas bestias —susurró lo último señalando disimuladamente a los muchachos con caras de babosos esperando por el príncipe.

—Siempre requieren de mi presencia —dijo con fingido ego ganándose un codazo amistoso de Trenton.

Las típicas risitas de enamorado retumbaron en el lugar confirmando a ambos chicos, sin siquiera girar la cabeza, la llegada de Harry Styles al comedor. Éste saludó respetuoso a su padre y madre y luego se dirigió a los Seleccionados con su sonrisa encantadora y rosada. Aunque el ambiente era normal, una tensión brutal cayó sobre los hombros de Louis y Trenton cuando el príncipe miró más de la cuenta a Jeremy. Ellos recordaron el hecho del día anterior pensando en lo fácil que le había resultado al de pelo blanco engatusar a Harry entre su mentirosa apariencia.

Príncipes [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now