D O S

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Gema hizo aquella mueca con los labios tan característica de ella, la hacía cada vez que no sabía que hacer. Los vestidores estaban del otro lado, lo que le dejaba dos opciones: Esperar a que ese chico pudiera hablar, o pasar entre ellos. La primera opción dejaba más que claro que pescaría un resfrió y la segunda, le daría vergüenza resbalar o que la toalla se cayerá.

Sin más remedio, se recargó contra su taquilla a esperar. Podía abrir la puerta de esta y vestirse, pero, con su mala suerte, lo más probable es que empujará la puerta y esta terminará por revelarla en paños menores. Pero era tal su mala suerte que el chico, al ver que ninguna de las otras chicas lo quería escuchar, se abrió paso y comenzó a caminar hacía ella. Gema junto sus piernas y se recargó aún más en la taquilla.

«Tal vez no viene hacia aquí. Ha de ser mi imaginación».

–¿Sabes dónde está el baño? –se quedaron mirando como idiotas. Le enarcó una ceja a lo que él enarcó una y luego la otra.

–¿Es en serio o tengo cara de estúpida? –la pregunta se escapó de los labios de Gema, y es que, ¿quién entraría a los vestidores de damas para preguntar eso?

–Es en serio –su voz, ronca, dura y exigente; le puso los pelos de punta. Gema hizo un esfuerzo por no mirar sus labios y mantener la vista en sus hermosos ojos grises que tomaron un brillo por la dirección de la luz.

–Solo sal, ve a la derecha hasta que el pasillo acabe, gira de nuevo en la misma dirección y encontrarás los baños –por alguna extraña razón, relamió sus labios.

El chico, más que sabedor de sus encantos, sonrió de medio lado recordando las palabras del director «-Nada de amoríos en mi instituto Greyson».

–Gracias –decidido a olvidar los ojos de la pelinegra, se giró para salir de una vez por todas de ese lugar tan loco llamado "vestidores".

–Oye guaperas –se detuvo cuando oyó a Gema. Las comisuras de sus labios se elevaron al oírla, pues, su voz era dulce y tentadora, por lo que oírla llamarle así causo un estremecimiento en su cuerpo –Procura entrar al correcto, ten por seguro que te harán peor lío que aquí –sonriente, giró levemente el rostro hacía ella.

–Gracias por tu consejo guapa.

Sin más, salió con seguridad de allí dejando así un cotilleo entre las chicas. Gema soltó el aire que había estado reteniendo y se vistió tranquila después de dar por superado ese incidente. Se secó el cabello lo más que pudo, centrándose en que no quedará tan húmedo, pero su lamentación, su cabello quedó con una gran melena llena de rizos disparatados. Tocaron el timbre y resopló cuando su estómago gruñó de hambre, se apresuró en cepillar su cabello y dejarlo decente para la siguiente clase. Guardó la ropa de gimnasia, y si, con eso me refiero a que la metió toda arrugada en el bolso. Caminó hacía el salón junto a Kathleen, una chica blanquecina de ojos pardo y nariz pequeña.

–Gema –se volteó con el ceño fruncido y una sonrisa adorno su cálido rostro al ver a Cassie.

–Hola Cass –la susodicha pegó un saltito y le abrazó con todas sus fuerzas a lo que la pelinegra le correspondió con el mismo entusiasmo y la llenó de besos –¿por qué llegaste tarde?

–Es que...

–¡Gema! –el grito de su mejor amigo se oyó en un susurro entre todos los murmullos que habían en el salón. Si echabas una rápida mirada, el jaleo que había dentro resultaba ensordecedor y agobiante.

–¡Tayler! –le dio un sonoro beso en cada mejilla y revolvió su cabello –¿por qué me abandonaron? Tuve que estar con Megan –limpió una lágrima imaginaria.

–Oh cielos, dime que te duchaste con cloro –imploró Cassie a lo que con Tayler volcaron los ojos.

Si, odiaba a Megan. Ninguno de ellos entendía cuándo o por qué había surgido ese odio, pero para ellos, era mejor no saber.

–¡Asiento! –gritó una voz con exigencia, una que se le hizo conocida a Gema, la cual se sentó en su asiento, al final de la tercera fila contra la ventana. Tayler se sentó a su lado y Cassie, que lo fulminó con la mirada, arrojó su mochila en el banco del frente.

Gema elevó la mirada para poder darle un rostro a esa sensual voz. El calvo y viejo William estaba sentado en el asiento del profesor observando algo con determinación. Siguió su mirada y la boca se le cayó de la sorpresa.

«¿Que hace el chico de los vestidores aquí?» se preguntó a sí misma con una curiosidad peligrosa.

–Estoy aquí haciendo la práctica universitaria, espero que nos llevemos bien y por favor, las alumnas que no son de aquí, retírense a sus aulas.

«Ahora lee mentes, joder, pero si tenemos a un Edward Cullen entre nosotros».

Con el ceño fruncido, Gema recorrió el salón con la mirada y se topó con muchas caras nuevas. Una sonrisa adorno su rostro al ver las muecas de enfado que muchas pusieron por ser pilladas. Siempre habían estudiantes de otros cursos que se colaban para estar con sus amigos, pero esta vez eran demasiados.

Cuando todas las chicas se fueron, Greyson ordenó que todos hicieran silencio. La mayoría de las chicas, algo atolondradas, cerraron la boca de inmediato, cosa que no sucedía con William. Todo quedó en silencio durante unos segundos, en los que Gema disfrutó de observarlo detenidamente. Pero, tal y como le había pasado anteriormente, no pudo apartar la vista de sus labios.

«Déjame felicitar a tu madre por tanta belleza».

Tayler no encontró mejor momento para lanzarse un eructo. A Gema le atacó la risa de una manera que Cassie, que no lo había oído, terminó riéndose.

–¿Qué es tan gracioso? –ambos iban a responder, pero Gema rió aún más fuerte logrando que de lo más profundo de su garganta emanara un sonido de cerdo, haciendo que los tres amigos volvieran a colapsar.

Ahora no sólo ellos reían sino también todos en el salón, hasta pudo ver una sonrisa asomarse en el rostro del calvo William. Miró al chico de los vestidores, lo cual fue lo peor que pudo haber hecho porque estaba mirándola. Calmó su risa hasta que esta se volvió un susurro.

–Soy Nickolas Greyson –hizo una mini reverencia y al estar derecho otra vez, relamió sus carnosos labios rosados –no me interesa conocerlos, así que ni se molesten en esperar que me aprenda sus nombres –con total indiferencia se giró y comenzó a escribir algo en la pizarra.

Belle petite [+16]Where stories live. Discover now