Capitulo 5

19 3 0
                                    

Poco después apareció Koji, muy acicalado y guapo, claro tenía que estar perfecto para su supuesta cita perfecta, la cual la forma un Starbucks y una chica física y mentalmente perfecta, él, que tiene pinta de salir de una revista y yo, alguien que no tiene nada que ver en esa escena cliché, pero bueno, para hacer bulto ya que seré brutalmente olvidado cuando se pongan a hablar, ese que es un escenario, el mejor para ellos y peor para mi, otro de los posibles es, que vayamos al Starbucks, nos encontremos a un gordo, viejo, obsesionado con mi amigo, entonces huyamos como niños que han robado un caramelo y vendremos a mi casa a comer helado como si la vida nos fuera en ello, ya se, que suena súper de chica, pero funciona, se te pasa lo malo, en este escenario, mi amigo saldría algo pillado ya que está muy entusiasmado, yo comería helado y jugaría vídeo juegos, por lo que estaría feliz y el pedófilo, triste porque le han dado calabazas y otro escenario que es el más sencillo, que no se presente y nunca se sepa quién es la perfecta chica de internet, ahí terminaríamos como el escenario pasado, cambiando lo del pedófilo. Alejo mis pensamientos de posibles escenarios cuando Koji me empieza a hablar de los nervios que tiene y lo entusiasmado que esta, pero que desde que le dije lo del pedófilo, no es capaz de sacárselo de la cabeza y después de esos quince largos minutos en los que tardamos en llegar al Starbucks, no para ni una sola vez de hablar, no para de hablar ni para que yo pueda responder las preguntas que el mismo me hace y si no lo conociera pensaría que se ha tomado algo, pero con los años de amistad he aprendido cada una de sus reacciones y cuando está nervioso, que suele ser cuando no sabe lo que va a pasar, se pone a hablar hasta que ocurre, entonces se puede pasar horas y horas sin decir ni una palabra o seguir hablando hasta que se quede dormido, depende de cómo de bien haya sucedido.
Al llegar nos sentamos en una mesa un poco más alejada y me explica que han quedado es esta mesa en especifico para cuando entrara uno de los dos la cogiera y esperara al otro, algo sorprendente es que estando casi todo el lugar completo, esa mesa en especifico está vacía, mientras me seguía contando mil y una cosa sin sentido ninguno, cuando en algún momento de su monologo sin sentido, se cayó dejando la palabra a medias y mirando casi babeando hacia a la puerta, dirijo mi mirada hacia esa dirección y veo el porqué mi amigo estaba con la boca en el suelo, una preciosa chica ha entrado en la cafetería, es alta y con buenas curvas, tiene el pelo largo y castaño claro, con algunas ondulaciones cerca de la media espalda, esta preciosa chica se acerca a nosotros y mi amigo me mira con una sonrisa llena de alegría en su rostro y me dice con aun esa sonrisa -Es ella- en esto llega la chica y saluda
-Umm... ¿eres Koji?- le pregunta a mi amigo, él le sonríe con esa sonrisa que tanto le caracteriza y asiente, ella se sienta en frente de él y empiezan a hablar y parecen dos tontos enamorados por lo que centro mi atención en cualquier otra cosa, nada interesante por ninguna parte, pero desde luego más interesante que la conversación que están manteniendo mi amigo y su cita, me pongo a divagar entre mis pensamientos y aun que lo intente no puedo evitar pensar en Marko, en como al principio sin conocerlo, me encantaba, quería con muchas ganas ser su amigo, pero como puede ser tan arrogante, como no puede querer tener amigos, ¿Por qué? ¿Qué pretende hacer solo? ¿No puede ser feliz junto a alguien? Y sin darme cuenta han pasado minutos y minutos en los que mientras mi amigo y la chica de la cual ni si quiera me se el nombre hablaban como si nunca en la vida no hubieran hecho yo estaba pensando en Marko y en el porqué de muchas cosas.
-Ryota- me llama Koji- umm... ¿Te podrías ir?- me pregunta un poco dubitativo, ¿Cómo se le ocurre preguntarme eso? ¿Qué me vaya? Cuando él casi me había rogado porque le acompañara y mi cara tiene que expresar mi duda y cabreo que en este momento tengo, porque sigue hablando
- Vamos a dar un paseo y, bueno ya sabes, por favor - me dice con cara de cachorrillo bueno, sin contestar ni nada, me levanto y me voy, con el cabreo que llevo encima no me doy cuenta que cojo la dirección contraria y me pierdo, mierda, no era suficiente que mi mejor amigo me echara de un sitio al que me había pedido mil y una vez que fuera, no, pues tengo que perderme a las diez de las noches, por las calles y sin quien acudir para que me recoja, esta me las paga.

Cosa Nostra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora