Capitulo 8

9 0 0
                                    


-¿Algo más?-pregunto antes de entrar
-Sigo esperando las gracias-
-Gracias- cedo de mala gana sabiendo que si no nos podríamos tirar toda la noche, porque es un cabezota de primera
-Ahora cualquier otra persona normal me invitaría a entrar, se llama cortesía- dice con un tono irritante
-Ahora cualquier persona normal te despediría y cada uno se iría a su casa, ya que son las- saco el móvil de mi bolsillo delantero para ver la hora- las once y media, es tarde, un día liado, me muero de sueño- bostezo falsamente y me vuelvo hacia la puerta, entro a mi casa y antes de cerrelarla añado- buenas noches.
Cierro la puerta, por lo menos lo intento, queda una franja, como si algo la estuviera bloqueando, seguramente el felpudo, con lo bien que me había quedado mi despedida, la puerta tenía que quedarse bloqueada por el mierda felpudo.
No es el felpudo lo que atorado la puerta, es una bota, es la bota negra de Marko, claro, ¿Cómo iba a ser tan fácil? Vuelvo a abrir la puerta
-¿Ahora qué?- pregunto algo exasperado
-¿De verdad no me vas a dejar entrar?- pregunta haciendo morritos y la verdad es que esta súper mono, pero no pienso ceder
-Nop, mis padres están dormidos- digo negando con la cabeza
-¡Mentira! Tus padres no están-
-¿Cómo? ¿Tú qué sabes?- pregunto desconcertado ya que yo no recuerdo haberle comentado que mis padres no iban a estar
-Primero- dice levantando el dedo índice- me has llamado a mí, porque tus padres no estaban disponibles, segundo- levanta el siguiente dedo- todas las luces apagas y persianas bajadas, tercero- levanta el siguiente dedo- no hay ningún coche en la entrada, por lo que deduzco que habrán salido a algún lugar no muy cerca ya que necesitan vehículo para llegar, cuarto- dice levantando el siguiente dedo, pero ya que me ha pillado ¿para qué voy a seguir oyendo sus deducciones?
-¿Quién eres? ¿Sherlock Holmes?- pregunto - y que no estén solo es otra de las razones para que no te deje entrar en mi casa.
-¿Tienes miedo de mí? Ni que te fuera a robar o matar- dice riéndose de sus palabras
-No te tengo miedo- le aseguro
-Deberías- dice entonces cambiando drásticamente de actitud, ahora parece que lo dice muy en serio, que bipolar, paso de su comentario y continuo
-Lo siento no puedo traer a gente a casa, a partir de las once, solo amigos- digo en tono de disculpa
-¿No somos amigos?- pregunta
-¿Dónde está el Marko de "No vamos a ser amigos, solo compañeros por obligación"?- pregunto haciendo una mala imitación de su voz
-Ya, bueno, pues he cambiado de idea-
-Qué casualidad, yo también, y como antes hicimos lo que tu decidiste ahora me toca a mí, solo compañeros de trabajo por obligación- digo con intención de cerrar de nuevo la puerta pero esta vez es su mano la que sostiene la puerta.
-Eso no es verdad, eres tú el que ha llamado y no precisamente para hacer el trabajo- dice sonriendo con autosuficiencia, le falta darse unas palmaditas en su espalda y decirse "Gran comentario, eres muy ingenioso"
-Era una cuestión de necesidad, no por gusto- salto rápidamente, nunca antes alguien había afectado tanto a mis nervios como él
-Lo mío también es por necesidad, necesito agua, no me quiero deshidratar- dice y bufo, abro un poco más la puerta para que pase
-No te muevas de aquí, ahora te traigo agua- digo dirigiéndome a la cocina, cojo un vaso y lo lleno de agua y después de varias respiraciones profundas decido llevarle el vaso, voy a la entrada y no está ahí ¿En verdad pensé que me haría caso y se quedaría quieto?
Voy al salón y lo encuentro mirando varias fotografías de hace tiempo, donde salimos toda la familia
-¿Quién es ella?- pregunta señalando a mi hermana
-Ella es mi hermana , Nagisa - digo dándole el vaso, que se bebe en tres largos tragos
-Sales muy guapo en esta foto- dice haciéndome sonrojar
-Gracias- mascullo sin mirarlo, no pienso dejar que vea que sus palabras me han afectado eso solo haría que su ego aumentara y es lo que menos necesita.
-Estas súper mono cuando te sonrojas- dice pinchándome con el dedo la mejilla sonrojada
-¿Quieres parar?-le pregunto enfadado
-Perdona- dice pasando la mano por mi mejilla en modo de caricia, una descarga eléctrica me recorre todo el cuerpo y ¿eso de las mariposas en el estómago? Una mierda, en mi estómago hay un zoológico entero.
No puedo evitar cerrar los ojos y acercar mi cara más cerca de su mano, parezco un maldito gato, adiós orgullo.
No sé cuánto tiempo pasamos así, a mí se me hacen horas, pero al parecer solo han sido segundos, Marko aparta la mano de mi mejilla, nos miramos directamente a los ojos, sin decir nada, yo me he puesto aún más rojo.
-Creo que debería irme- dice casi en un susurro, yo solo tengo la fuerza como para asentir y aun que mi yo interior me está gritando por que diga algo coherente para no perder el poco orgullo que aún me queda no soy capaz y aun que Marko ha dicho que debería irse, no se ha movido nada.
El vaso sigue en la repisa de la chimenea, justo donde lo dejo antes de empezar a pincharme la mejilla, ahora soy consciente de la poca distancia que nos separa.
-Sí, deberías- consigo decir al final, también lo digo como un susurro, él asiente y se aparta, cosas que le agradezco mentalmente, ya que yo me considero completamente incapaz, lo acompaño hasta la puerta y se la abro, se queda en el umbral y digo-Muchas gracias, por...- no sé si le estoy dando las gracias por recogerme, por acercarme o por hacerme sentir cosas que nunca antes nadie me había hecho sentir, y solo ha sido por tocar mi mejilla- bueno por todo- digo al final un poco más bajo de lo que pretendía, me sonríe, pero esta vez, no encuentro ningún rastro de autosuficiencia, tampoco es una sonrisa egocéntrica, esta sonrisa no es como las que me ha dedicado, esta sonrisa es sincera y puedo jurar que es la sonrisa más bonita que he visto en toda mi vida.
-Un placer, ya nos veremos- dice justo antes de acercase apresuradamente a mí, cortando casi toda distancia entre nuestros rostro, sus labios están a milímetros de los míos y no puedo evitar mirarlos, por un momento pienso que me va a besar y aunque no lo vaya a admitir en voz alta, quiero que me bese, sin embargo, me da un beso en la mejilla y me susurra al oído- Buenas noches- después de decir esto se da media vuelta y se dirige hacia su moto, antes de colocarse el casco, me mira y me sonríe, por mi parte intento devolvérsela, pero en su lugar me sale una mueca, me quedo quieto en la puerta sin mover ni un musculo, hasta que su moto desaparece de mi campo de visión.

Cosa Nostra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora