"La paz del Reino de Asgard se ve amenazada, y Thor Odinson es el próximo heredero al trono. Él tiene que cumplir con sus obligaciones para evitar un conflicto, y para ello debe contraer matrimonio con una princesa de otro Reino por el bien de ambas...
Estaba al lado de mi yo hombre. Sorbí un poco de vino antes de que él me hablara con el pensamiento.
—¡Oye, no he tenido que hacer nada... Y ya pues, tienes a Thor comiendo de la palma de tu mano ¿Qué fue lo que te dijo hace rato?
—Pues, mi querido yo. Él quiere que nos veamos arriba después del brindis de Odín.
—¿Para qué? Si se puede saber...
—No tengo ni idea, pero creo que no me decepcionaré. Je, je.
En ese momento, Odín se levantó de su silla y unos sirvientes comenzaron a darnos a cada uno de nosotros una copa de champagne.
—Estamos aquí reunidos para consolidar el compromiso entre dos Reinos, Midgard y Asgard. Para que luego se finalice en un mes en sagrado matrimonio. Mi hijo, Thor, ha aceptado. La Princesa Jane, acá presente, también ha aceptado este compromiso. Esperemos que sus días venideros sean llenos de felicidad, prosperidad, abundancia y beneficio, no solo para ellos o el Reino natal, si no para todos los Reinos que están conformados en este mundo. Un brindis por la futura pareja y espero disfruten de esta velada.
Las copas empezaron a sonar, y pues toda la sala empezó a aplaudir. Thor mostraba una sonrisa muy poco convincente y Jane tenía los ojos vidriosos. Cosa que me confundió un poco.
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—¿Verdad que es patética?
—¿Tú crees?
—Cualquier cosa, di que me cayó mal el trago. Ya sabes dónde estaré, así que...
—Está bien. No molestaré. También intentaré que nadie suba.
Terminé mi trago de golpe y lo dejé en una mesa. Salí de la sala y subí lentamente las escaleras, por si Thor iba detrás de mí.
¿Hace cuánto que hice el hechizo? ¿Dos horas? Rayos... Se me agota el tiempo...
Me fijé que Thor no estuviera detrás de mí y salí disparado a mi habitación. Rápidamente preparé otro encantamiento y me la tomé sin pensarlo dos veces. Me mareé un poco, pero igual eso no me iba a detener. Cuando volví al pasillo, Thor estaba esperándome con su magnífico traje de príncipe, solo una poca luz de las velas me supo decir que él estaba ansioso.
—Perdón por llegar tarde...— me disculpé.
—No te preocupes, yo también acabo de llegar— sonrió.
—¿Para qué me llamaste a venir acá?
—Necesito hablar contigo, pero acá no. Nos pueden oír— me tomó de la mano y me llevó a un balcón del cual nadie en el castillo se preocupa.
Cuando entré, para mi sorpresa había una gran cantidad de velas encendidas, muchos pétalos de flores y una gran cantidad de detalles maravillosos.
