Un Reino Lejano Llamado Asgard ♦ MarvelAU (BoyxBoy) #1

Natasha IX

¿Cómo le digo...? ¿De qué manera le explico?

La puerta de la habitación de Jane estaba medio abierta, ella estaba despierta sentada al lado de la ventana. Toqué antes de entrar, ella sonrió al verme y me hizo un gesto para que entrara.

—Dime, Nat ¿qué haces por acá a esta hora? Ya todos están durmiendo.

—Jane, la verdad es que quería hablar contigo.

—¿Sobre qué?— preguntó.

—Pues, verás... Como te pudiste haber dado cuenta, he estado saliendo con una persona todos estos días muy seguido. Y pues, quería pedirte un favor sobre eso además de hablarte de lo que quisiera hacer y quiero también tu aprobación para eso.

Ella me miró confundida.

—¿Cómo así?

Suspiré y me senté a su lado, al borde de la cama.

—La verdad es que es la primera vez que me enamoro y lo mejor de todo esto es que ese amor es correspondido, tú sabes que anteriormente no me había interesado nadie... Yo la amo. Ambas nos amamos y me hace muy feliz el estar con ella. Me gustaría, si no fuera mucha molestia, que ella nos acompañara a Midgard.

Jane se rió levemente.

—La verdad no sé qué le pasa a la gente en este Reino, todos terminan enamorados.

—¿A qué... te refieres?

—Verás... Mi hermano se enamoró, Steve también, ahora tú... Y entiendo, cada uno quiere irse por su lado para vivir su propia historia de amor. Todos encuentran a alguien a quien amar menos yo.

Me sonrojé.

—Bueno...

—No te preocupes, Nat, ella puede venir con nosotros— sonrió —No quiero interferir con tus sentimientos, si estás enamorada no tengo el derecho de separar a ninguna pareja. Si está destinado a ser así, así será.

—Gracias, Jane... Gracias— sonreí y la abracé.

—Te diré lo mismo que le dije a mi hermano hoy. Quiero que seas feliz y que vivas con quien amas, no quiero que estén pasando por lo mismo que yo. Ya tengo previsto que mi vida dentro de un mes cambiará, no sé se convierta en la mejor relación de todas o que ni me hable con mi futuro esposo. Deseo que puedas hacer lo que yo no puedo.

Le sonreí y ella se rió.

—Gracias, Jane.

—No tienes por qué agradecerme, eres mi amiga y es lo menos que puedo hacer por ti.

—Pues, yo no le he dicho nada a ella, pero sé que le agradará la idea.

—Cualquier cosa, sabes que cuentas conmigo— sonrió.

—Mañana temprano iré a verla entonces. El tiempo corre rápido para regresar a casa.

Jane asintió con la cabeza y me despedí de ella antes de cerrar la puerta de su habitación. Regresé a la mía e intenté conciliar el sueño. Al otro día sería un día interesante.

Me levanté temprano, dejé el desayuno hecho antes de irme. Me fui al pueblo hasta la casa de Pepper, no podía esperar otro día para hablar con ella...

Ya tenía la aprobación que necesitaba, espero que diga que sí.

—Buenos días, calabacita.

—Buenos días, cielo— me dio un beso en los labios y me dio paso a su sala.

—¿Te desperté?

—No, para nada, estaba limpiando un poco— sonrió —¿Qué te trae tan temprano por acá?

—Vengo a traerte buenas noticias.

—¿Ah sí?

Asentí con la cabeza.

—¿Cómo qué?— siguió preguntando y se me acercó para dejarme un beso en los labios —¿Será un regalo?

Me reí.

—Algo mucho mejor que eso...

La besé mientras pasaba mis brazos por su cuello.

—Pues dime...— susurró.

—Pepper, ¿estarías dispuesta a irte conmigo a Midgard?

—¿Cómo vacaciones?

—Sería un viaje de ida, sin vuelta...— sonreí.

Ella se sonrojó por completo.

—¿Me estas pidiendo que viva contigo?

—Algo así.

—Vaya... No sé qué decirte ¿Qué pasaría con mi trabajo?

—No te preocupes, yo ya hablé con tu jefe sobre eso— le guiñé el ojo.

—¿Anthony?

—Ah, hola. Tú eres la novia de Pepper ¿cierto? Dime Tony, por favor.

—Está bien, Tony. Verás vine por un asunto nada más, no te quitaré mucho tiempo.

—Ok, habla entonces.

—Quiero que Pepper se vaya a vivir conmigo a Midgard, sé que eres su jefe y...

—Pues, no me opongo, en lo absoluto. Me alegra, a decir verdad.

—¿Solo te dijo eso?

—Claro que me dijo unas cuantas cosas más, pero eso ya es secreto.

Me besó, pegando nuestras caderas en un abrazo. Yo sonreí y ella también.

—Te quiero, Natasha.

—Y yo a ti, calabacita...