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-Ana! Ana! Vamos despierta ya anochecio!
-Oh!- abrí los ojos sobresaltada- oh, George! Gracias por sacarme de ese horrible sueño
Ahí estaba mi querido y apuesto hermano menor George, su rostro eternamente joven y blanco como una perla, al igual que su cabello lacio y despeinado, sus ojos azules brillaban como un cielo despejado y esa sonrisa cálida nunca desaparecía.
-Ahora que has soñado?- me estiró la mano para ayudarme a levantarme
-El mismo sueño- tome su mano y lo abrace sintiéndome protegida entre sus brazos- No puedo dejar de soñar con mi infancia
-Pero Ana, esa vida ya no existe- me tomo de los hombros y me miró fijamente- mejor da gracias de que nuestros padres te hayan salvado de una vida triste e insignificante como humana
"Ahora siempre serás eternamente joven y bella, sin temor a envejecer o morir por alguna de esas horribles enfermedades humanas"
Mi hermano siempre me tranquilizaba con su bella sonrisa y sus amorosas palabras, aunque en el fondo sabía que me mentía prefería creerle y dejar a un lado lo pasado.
-Vamos. Ya no pongas esa cara y sonríe- me toma de la barbilla- sabes que me encanta ver tu bello rostro iluminado por una sonrisa
Y así como todas las veces que me sentía mal mi hermano lograba sacarme una sonrisa. Nos reímos, él tomó mi mejilla me dio un tierno beso en los labios. Yo sabía que eso no estaba bien, pero mi hermano y yo nos teníamos mucho cariño.
-Bueno cambiate y ponte hermosa como siempre- se acomoda su largo cabello blanco y sonríe - te veo abajo
George salió de mi habitación, rápidamente entraron mis doncellas a arreglar mi cuarto, preparar mi baño y arreglar mi ropa. Yo por lo mientras me senté a que me peinaran.
Mi cabello era negro como la noche, haciendo que mi piel blanca resaltará como la luna en una noche oscura, mis ojos negros tenían un reflejo rojo.
-Su baño está listo lady Ana- me aviso con respeto una doncella
Tome mi baño con esencia de rosas y violetas, me vistieron, terminaron de peinarme. Me puse unas joyas que convinarán con mi vestido azul y por fin baje.
Mi padre y mi madre estaban en el comedor junto con mi hermano.
-Oh Ana! Tu tío a venido a visitarnos - me anuncio mi madre mientras me saludaba
-Tio- hice una reverencia a mi tío
-La bella Ana- sonrió mi tio- realmente eres muy hermosa sobrina y muy elegante
-Gracias- asenti humilde y me senté
-Te lo dije tio- coincidió George- Ana es muy bella
-Si, ya lo veo- dijo él observandome- deberías de aprovechar esas cualidades Bolena- le dijo a mi padre
-De hecho, Ana a ido a estudiar al extranjero desde muy pequeña- dijo con orgullo mi padre- y nos ha llegado una invitación para que vaya a la corte de la reina Margarita de Austria
-Muy bien, la reina de Austria es astuta e inteligente, aprenderá mucho de ella- asintió mi tio- y que hay de Maria?
-Acabamos de mandarla a la corte francesa- le dice mi madre con orgullo- será dama de la reina francesa
-Ay Francia!- dice mi tío en tono desagradable- lo único que Francia dejará en nuestra dulce María será desgracia
-Por que lo dices?- pregunto George confundido
-Hay querido sobrino, en Francia si no eres artista o al menos tienes algún talento solo sirves de sirviente o calienta camas- le explica mi tio- mejor la hubieran dejado aquí
Pobre María! Pensé. Tan emocionada que estaba de poder ir a la corte francesa, ojala no le pasara nada malo ahí. Pero yo iría a Austria aún siendo tan joven me convertíria en una de las vampiresas aristócratas más importantes.
El amanecer llegó y todos nos retiramos a nuestras habitaciones, las cortinas gruesas y negras fueron puestas para que los molestos rayos de sol no nos molestara, no nos quemaba o Almenos no a los vampiros más viejos, era difícil ver bien con la luz del sol además teníamos que dormir en el día.
Extrañaba el sol, como se sentía en la piel cuando era una niña humana. Pero ahora el sol era molesto y diferente, mi pupila se había adaptado a la noche, a la oscuridad que ahora era dónde pertenecía.
Me acosté en mi enorme cama y me di cuenta de que mi libro se me había olvidado en la sala, mis doncellas ya se habían retirado a dormir. Me levante, me puse una capa roja y baje, tome mi libro pero escuche voces en la estancia, camine y mi padre hablaba con mi tío.
-Como van las cosas en la corte?- pregunto mi padre
-Igual que siempre- respondió mi tío- todos queremos complacer al rey y el único que lo logra hacer es el mestre Wolsey
-Ya veo- dice mi padre pensativo
-Aunque he escuchado rumores de que el rey tiene problemas con la reina
-En que aspecto?
-Aún no le da un hijo varón, por lo cual se está llegando a cuestionar aspectos de la reina, como su pureza y su tiempo de fertilidad
-Además Catalina de Aragon ya había estado casada con el rey Arturo, su hermano, me sorprendió que el rey Enrique aceptará desposar a su propia cuñada, obviamente tuvo que haber tomado su sangre en la boda
-Si, pero ya sabes que el rey Enrique siempre competía con su hermano Arturo Tudor aún cuando este ya hubiera muerto- mi tío pone los ojos en blanco- pero si Catalina no puede darle un heredero el rey comenzará a buscar otras mujeres
-Amantes solamente- dice mi padre- el rey no podría romper la alianza que tiene con el clan Español además los vampiros ancianos de Roma no lo permitirían
-Pero tienes idea de cuanta importancia nos daría el rey si alguna de las muchachas de nuestra familia lo complace?- sonrió mi tío con malicia
Mi padre se quedó pensativo y su mirada parecía iluminarse llena de ambición. Sentí un escalófrio en mi espalda, corrí escaleras arriba pero no a mi cuarto sino al de mi hermano
Me metí dentro de sus cobijas y me abrace a su cuerpo. El despertó sobresaltado pero me sonrió cuando me miró
-Que pasa Ana?- pregunto abrazandome
-Tengo miedo- susurre
-Por que? Otro sueño?
-Un mal presentimiento...

Sangre Y Amor Real (Ana Bolena Y Enrique VIII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora