7▼"Otra vez, salvando al mundo"

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El viento no se detuvo. La ciudad de Nueva York disfrutaba las ventiscas del mes, siempre ocurrían y lo mejor de todo, era que el sol gobernaba la ciudad. Bañaba las tiendas en colores dorados, los parques verdes se revestían de brillo y los árboles se mecían como una canción. Le pareció un lindo lugar, después de todo. El camino había sido agradable aunque no podría salir nunca, ella era asesina, no una turista. Nerea se acomodó en el asiento, mirando los grandes edificios que nunca se había detenido a apreciar por que siempre cumplía sus trabajos en la obscuridad; creyó que estaba viviendo de nuevo, pero eso había ocurrido hace mucho tiempo. Claramente, iba esposada. No tenía las grandes energías para poder luchar, pero al menos había comido un sándwich mientras viajaban sobre el avión. 

Pensó que Michael había tenido demasiada compasión por ella al darle comida. No sabía exactamente que ocultaba tras esa mirada que siempre le dirigía, la cual no lograba descifrar desde ningún ángulo; pero Jackson no era un hombre transparente. Y lo sabía a la perfección. Era hora de comenzar a tratarlo un poco menos arrogante, debía conseguir la confianza para poder largarse de ahí. 

Tenía que tener bien claro su única regla en el juego: ¡no enamorarse!

Eso sería sencillo. No era de esas mujeres creyentes en el amor eterno, en la familia perfecta o en esas estupideces que plasman los libros que tanto le encantaban. Sí, Nerea era una lectora secreta. Había guardado aquel secreto por el gusto de aprender, de encerrarse con un montón de ellos y no parar de analizarlos hasta que llegara el alba. Leyó un par de ellos la primera vez que fue a prisión. Nunca pudo detener el gusto, porque no quería y no se permitiría hacerlo. Nerea Bennett no se había enamorado jamás, claro estaba que su grande razón era porque nadie quería estar cerca de ella. No querían mirarle a la cara y tampoco tropezar con la muchacha extraña que le encantaba analizar los rostros de la gente. 

Recordar todo aquello le obstruía la garganta. Su vista se comenzaba a ver borrosa porque aún no lo superaba. Pero tuvo que ahogar todo pensamiento porque la mirada de Jackson estaba sobre ella, lo podía sentir como si estuviera a unos centímetros. 

Entonces se dedicó a mirar la biblioteca que se alzaba junto a los árboles. Era preciosa. Podía apreciar todos los volúmenes desde donde estaba, diferentes colores y texturas; ese era su sueño desde que era una niña. Michael desvió la vista hacia lo que miraba hacía un momento; una biblioteca.

Aquella mujer era tan extraña que le gustaban sus gustos. 

[...]

  —Maldición. 

Pronunció entre dientes, frustrado. Michael tomó su barbilla entre los dedos mientras pensaba sin poder tocar un sólo pensamiento, Estaba agobiado por todo aquello; los criminales habían desaparecido y no sabían en dónde demonios se hallaban. De todas formas era más probable que se encontraran en América, no podían perderles de vista porque sería un gran problema si llegaban a separarse. 

  —De nuevo salvando al mundo eh... 

Miró hacia atrás, la voz había llegado desde la puerta que olvidó cerrar. Lisa se dirigió hacia él, tomando una breve distancia para no ser demasiado obvia. Michael se dedicó a verla con atención mientras sonreía con su comentario; él no salvaba el mundo, sólo atrapaba criminales. La mujer hizo lucir su bonito vestido de noche, era hermosa aunque no sintiera la más mínima atracción hacia ella. Presley podía ser una increíble distracción cuando deseaba atrapar a una víctima, era miembro de otro cuartel pero por el momento se encontraba en Nueva York, junto al grupo de Michael. 

—Vamos Lisa... 

Rieron mientras se miraban a los ojos. Michael jamás había tenido una relación con ella, pero no era mala amiga ni pésima confidente; podía confiar en ella algunas veces, pero aún no sabía casi nada, tampoco quería contárselo todo. 

  —Capturaste a una, ¿cierto? Bennett... 

Pronunció suavemente, mientras Michael miraba confusamente sus manos acomodando el cuello de su camiseta. Lisa pensó que había sido demasiado atrevida, así que las retiró y las posicionó en su regazo. Después el hombre asintió, recordando que la había dejado ya en sus aposentos. 

  —Seguro. Está arriba. 

La mujer provocativa miró fijamente sus iris, estaba algo agobiado e incómodo por aquel momento. Entonces sintió cómo le presionaba levemente el brazo, sus uñas largas pintadas de rojo le acariciaban la piel por encima de la camiseta. 

—Ten cuidado. Ella es peligrosa. 

Pero Lisa había visto algo más que compromiso en su mirada, y se vio dispuesta a eliminar aquel sentimiento que emanaba de su alma y se dispararía hacia Nerea Bennett. Sus labios rojos estuvieron a punto de tocarle el corazón, pero después aclaró la vista y le miró caminar hacia la puerta. Estaba algo confundido después de la situación. No estaba del todo seguro si Bennett le lastimaba, era una asesina, de eso no cabía duda. Pero ¿enserio llegaría a hacerle daño? eso no lo sabía. 

Tomó el mango del cuchillo y lo lanzó hacia la pared. Tenía que desahogar su frustración. Entonces la punta plateada tocó el centro del tapiz. Volvió a hacerlo, cientos de veces donde descargó de todo. Las ráfagas plateadas se mecían con el canto de la tarde, tuvo que olvidarse de todo para poder concentrarse en el centro. Hasta olvidó a Lisa y sus palabras sin sentido. 



Ella es mi Libertad × [Michael Jackson]Where stories live. Discover now