24▼"Estar con él"

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   Sus manos formaron un puño sobre los muslos, las rodillas dobladas estaban comenzando a dolerle con fuerza, pero el dolor emocional estaba bloqueando el físico, porque no parecía importarle cuánto tiempo estaba de rodillas frente a la superficie llena de barro mezclado con hojas amarillentas. Lo único que deseaba era que ella volviera. Sabía que no era posible, pero en aquel momento se encontraba bloqueado, sólo oía los susurros de Nerea en su oído izquierdo, pero no escuchaba lo que quería decirle. Mantuvo los ojos fijos en la tierra, sintiéndose volar y perderse.

   Aún no dejaba de temblar, diminutos espasmos le venían junto a los sollozos. Lentamente volvió en sí, y dedujo cuán empapado estaba su cabello y la camiseta que era ahora una inútil tela que guardaba el poco calor que le quedaba. No serían más de las seis de la tarde, cuando Nerea le ayudó a ponerse de pie. Las rodillas le temblaron y quiso tambalearse, pero pudo detenerse antes para evitar que sus pies se enredaran entre sí.

   Al entrar en la casa, un aire cálido pudo inundarle el cuerpo entero. No miró con detalle la sencilla construcción pero apreció que tenía pocos muebles y algunos cuadros viejos. Bennett lo condujo con cuidado al segundo piso, cerrando primero la puerta que daba al patio trasero donde se encontraban minutos antes de que recuperara el conocimiento.

   Nerea tomó el pomo, mientras su mano apretaba la suya con delicadeza puesto que ya podía ponerse de pie con seguridad. Dentro, cerró la puerta tras ellos mientras Michael se dedicaba a mirar; una cama y un armario además de una puerta entreabierta que debía ser del cuarto de baño. Bennett hurgó dentro del armario, sosteniendo algunas prendas entre sus manos. Jackson pudo apreciar que ella también había llorado, sus ojos enrojecidos delataban su acción.

   —Puedes darte un baño, mientras yo haré la cena, ¿sí?

   Preguntó, mirándole con comprensión. Michael sólo pudo asentir mientras se ponía de pie, sintiendo sus rodillas tronar ligeramente al correr la sangre por sus venas. La ropa se le había empapado por completo y estaba manchada de barro; Bennett sí que era una mujer precavida que se aseguraba de no fallar o tener provisiones en caso de una emergencia. Caminó hacia el cuarto de baño, envuelto en azulejos blancos y una ducha cubierta por una cortina blanca. Escuchó el sonido que hizo el pestillo cuando lo giró y se despojó de sus ropas.

   Nerea pudo darse una ducha en la habitación que era de sus padres. Suerte que había llevado comida y haber guardado ropa en los armarios que estaban abandonados desde hacía mucho tiempo. Fueron suficientes los pantalones deportivos y las camisetas sencillas que tuvo almacenadas, eran cómodas y además podría lavarlas a mano.

   Se encontraba en soledad, comiéndose la sopa que estaba hacía unos minutos dentro de una lata en su mochila. Saboreó el contenido caliente y pudo soltar un jadeo, tenía ya tiempo de no probar bocado; por el secuestro de la rehén, la contraatacada de Michael, el viaje a España y rescatar a Christy. Sin duda, comería como un animal sediento por semanas. Entonces le miró cuando entró por el arco de la cocina, vistiendo los pantalones color gris y el cabello mojado en sus mejillas y los hombros.

   Estaba enamorada del señor Jackson. Aunque al principio le costó aceptar dicha aclaración, no podía evitar mirar la perfección que le escondían las facciones, sus gestos, su modo de hablar, así como las cosas que decía o sentía con el paso de los días. Nerea sabía que podía corresponderle y ella en serio le amaba, pero no tenía idea de cómo demostrarlo o manejarlo.

   Tras comer en silencio y un susurrado "gracias" por parte de Michael, él se marchó a dormir. Bennett sintió empatía por Jackson y sólo se dedicó a mirar cómo salía y se dirigía a la escalera. Murmuró las buenas noches mientras dirigía la mirada al plato con sopa que tenía frente a ella, casi vacío, en todo caso.

   Pareció quedarse pensando un par de horas, y sintió la necesidad de ir con él. No sabía el por qué, pero estaba segura de que no podía consolar el sueño después de un tiempo y ella tampoco lo haría sin saber cómo se encontraba Michael. Subir las escaleras le pareció interminable, como estar en un laberinto que se abría paso con cada segundo y cuando llegó a estar frente a la puerta de la habitación, le temblaron las manos y el corazón le latió con fuerza en el pecho.

   Distinguió la figura de su cuerpo sobre la cama que yacía tranquilamente, sin sollozos ni incomodidad alguna. Como si se hubiera sumergido en un sueño lejano a la realidad, junto a Christy. Se dirigió hacia él con lentitud, percibiendo su apagada aura soñolienta. Con delicadeza se metió bajo las sábanas, entonces el calor corporal se le impregnó en el cuerpo como un golpe que le causó un vuelco en las entrañas.

   Sin más, pasó los brazos por su cuerpo, abrazándole con delicadeza y empatía. Su espalda tocó su rostro, y entonces percibió cómo Michael se estremeció bajo su protección. No se movió más, pero Nerea pudo sentir la manera en que sus grandes ojos se abrieron. Puso su nariz en su cabello, inhalando el aroma que amaba desde que bailó en la primera vez. Jackson dejó que lo abrazara, y la obscuridad le pareció perfecta.

   —Todo estará bien.

   Susurró Bennett en su oído, inhalando el dulce aroma de sus enrulados cabellos que estaban manchados de barro pero se enjuagaron con el agua caliente y un par de minutos después, Michael volvió a dormirse, con la respiración tan pasiva que creyó escuchar el latido de su corazón y la sangre corriéndole por las venas. Nerea suspiró y se arrinconó en su espalda.

Ella es mi Libertad × [Michael Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora