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Querido Noah:

¿recuerdas el lugar en donde nos conocimos? Solía ir allí todas las mañanas a desayunar. Amaba los huevos revueltos de aquel café ¡vaya sorpresa! Era una de las muchas cosas que teníamos en común.
Era una de mis grandes costumbres leer mientras comía, devoraba dos o tres libros por semana para aprovechar el tiempo en algo realmente productivo. Cuando te conocí, cambie de rumbo. Todos mis libros favoritos quedaron olvidados en mi estante y de vez en cuando, solo uno de ellos salia a tomar el sol. Era extraño hasta para mi, pero también sabia que era lógico.
Los libros inspiran al alma y le dan un nuevo significado a la realidad. Sin embargo, mi alma estaba encaprichada contigo y mi realidad dependía de lo que tu hicieras de ella.

Tuya, Mía.

365 días sin tiWhere stories live. Discover now