Quiero Ser tu Apoyo (Superbat)

Capítulo 14: No te Cierres

La oscuridad y el silencio en la batcave era abrumador, sólo se escuchaba el ruido del teclado siendo usado y el pequeño chillido que hacían los murciélagos en el fondo. Alfred estaba descendiendo las escaleras, dirigiéndose hacia donde estaba su amo con una bandeja en las manos. La misma llevaba comida caliente y un vaso con agua fresca; últimamente el comedor ya no se lo estaba utilizando como tal. Batman había permanecido durante días encerrado y sólo salía de su guarida algunas noches a patrullar. Esa había sido su rutina desde lo sucedido en el puerto.

—Señor Bruce, aquí le traigo su cena —dijo acercándosele por la espalda.

—Gracias Alfred, déjala por ahí —contestó sin siquiera a voltearse a verlo.

Alfred suspiró de tristeza al ver a su amo tan cerrado. No hablaba con nadie excepto con él y sólo intercambiaban alguna que otra frase en el día. Hasta se había negado varias veces a hablar con los integrantes de la liga que lo iban a visitar. Fue hasta una mesa donde había dejado el almuerzo e hizo una mueca de disgusto al ver que éste ni había sido tocado. Prácticamente como traía la comida se la llevaba. Aquel hombre apenas si se alimentaba y ya comenzaba a preocuparse por su salud.

—Amo Bruce, creo que es hora de que se tome un descanso. —Se acercó hasta su señor y apoyó su mano en el hombro.

—Lo haré una vez que lo encuentre —dijo escuetamente sin apartar su vista de la computadora.

—Ya han pasado un poco más de dos semanas. No cree que...

—¡No lo digas! —Negó interrumpiéndolo—. Eso... no ocurrió. ¡Es imposible! —Golpeó furioso con los puños cerrados su panel de control—. Él está vivo... y voy a encontrarlo. —Su cuerpo tembló mientras apretaba más sus puños.

Luego alejándose de la computadora se colocó su capucha y se encaminó hasta su batmobile.

—¿Piensa salir a patrullar otra vez? Al menos coma su cena antes de irse. —Apresuró sus pasos hasta alcanzarlo.

—Lo comeré cuando regrese. —Cerró la puerta y arrancó hasta salir del lugar.

Alfred suspiró nuevamente angustiado y se encaminó hasta la bandeja. Agarró la misma y volvió a subir hasta la mansión. No tenía sentido dejarla allí, sabía que nuevamente iba a ser desperdiciada así que pensó en armar un paquetito y regalárselo a alguien más.

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Batman apretaba sus ojos fuertemente mientras trataba de relajar su vista cansada. Estaba parado sobre un edificio, vigilando su ciudad desde las alturas. Aún no podía creer lo que había sucedido, no lo aceptaba. En aquella ocasión Superman había alzado vuelo con la bomba junto a Metallo distanciándose del barco. Había logrado salvar muchas vidas ese día, incluyendo la suya. Era consciente que la magnitud de la explosión sumada a la kryptonita que lo acompañaba era letal; pero lo que llamó más su atención fue que después de haberse disipado la potente luz que lo había cegado, no encontró ningún rastro del súper hombre o de la máquina. Ambos habían desaparecido.

Lo que muchos habían pensado era que la explosión misma había consumido ambos cuerpos y por eso no había nada que encontrar. Pero Bruce sabía que, a pesar de todo, Metallo tenía una aleación que era capaz de aguantar altísimas temperaturas y soportar cualquier tipo de detonación. Aunque aquel organismo cibernético hubiera sido destrozado por la explosión, sus partes hubieran sido disipadas por el territorio y después de un tiempo si se las reunían, eventualmente terminaría reconstruyéndose. Pero ni siquiera había vestigios de aquel robot. Todo era muy sospechoso y tenía serias dudas de que realmente la explosión hubiera terminado matando a ambos.