Veintiséis.

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Cuando era una niña, el horario de trabajo de mis padres me sacaba de quicio la mayoría del tiempo. Y tengo que aceptarlo, yo era una niña demasiado apegada a sus padres. Aunque hoy todavía lo soy sólo un poco, sigue molestándome. Ellos nunca están en casa por estar en el hospital ayudando a las demás personas, y para mí está bien. Me acostumbré desde que tengo memoria a acomodarme según sus horas libres y hasta ahora todo estaba yendo perfecto. Puedo soportarlo.

Pero ahora tengo que acostumbrarme a estar sin alguien por más de cinco meses.

Otra cosa que debo aceptar es que yo siempre he odiado las relaciones a distancia. Me parece una pérdida de tiempo total. Una vez Courtney intentó tener una relación a distancia: el chico vivía en una ciudad a ocho horas de la nuestra y sólo venía para las vacaciones de verano. Se conocieron, se enamoraron y cuando él tuvo que irse intentaron una relación. Pero ambos se aburrieron y terminaron dejándolo al terminar el primer mes.

No quiero que eso nos pase a Shawn y a mí.

Las cosas están bien entre nosotros ahora. Demasiado bien como para ser verdad, honestamente. Porque con las fotos que salieron por las redes sociales mi mente no ha dejado de dar vueltas.

— ¿Puedes dejar de hacer eso? —Courtney dice a mi lado tocando mi pierna derecha, haciendo que deje de moverla—. Comienzas a fastidiarme.

—Lo siento —susurro. El maestro Gómez está en su estúpido discurso de cómo poder llegar a una universidad, de nuevo; y no le gusta que lo interrumpan—. Sólo estoy pensando.

—Pues estás pensando demasiado —me susurra ella de la misma manera.

Vuelve a lo que estaba haciendo en su cuaderno y yo vuelvo a mirar al profesor Gómez, tratando de ponerle un mínimo de atención. Cuando comienza a explicar sobre las carreras universitarias, y menciona medicina, volteo a ver a Courtney de inmediato.

Ella nunca me dijo lo que habló con su padre. Se supone que iban a aclararlo y ella iba a contarle todos nuestros planes. Y no sé si llegaron a un acuerdo o no, pero ella nunca sacó el tema a la luz.

—Hey —le llamo y ella voltea la cabeza hacia a mí—. Hablaste con tu papá hace rato sobre Costa Rica, ¿cierto?

Ella me da una media sonrisa y so suspiro internamente. Eso debe ser una buena señal.

—Sí —asiente.

— ¿Y bien? ¿Qué te dijo?

—Pues...

—Healy, Bolton, ¿puedo unirme a su conversación? Parece que está más interesante que mi charla —El profesor nos mira con los brazos cruzados y yo quedo blanca como un papel—. ¿Algo que quieran compartir con la clase, señoritas?

—No señor —casi parece que ella y yo lo decimos al mismo tiempo.

—Bien. Entonces, Gabriela Healy, ¿qué va a estudiar usted en la universidad?

—Medicina.

— ¿Y en qué universidad?

—En la universidad de Costa Rica —digo y él abre los ojos sorprendido. Escucho a los demás en la clase cuchichear pero decido ignorarlos.

— ¿Y cómo planea aplicar para esa universidad, señorita Gabriela?

—De hecho ya apliqué y comienzo a estudiar después de tomarme el año sabático.

Y entonces los cuchicheos se vuelven más ruidosos. Miro a mi mejor a miga a mi lado y ella me sonríe. Vuelvo mi vista al frente y casi tengo que mirar hacia arriba. El profesor Gómez ha caminado hasta estar junto a mi asiento, entre Courtney y yo. Trago saliva.

Pruébalo ; Shawn MendesWhere stories live. Discover now