Cuarenta y cinco.

3.1K 215 188
                                    




18 de noviembre, 2015


— ¿Quieres hablar de ello?

Pongo los ojos en blanco, continuando con la limpieza de la mesa. Son las dos de la tarde y Courtney se ha escapado unos minutos luego del almuerzo para continuar haciéndome la misma pregunta cuatro veces ya.

—Te he dicho que no, ¿no tienes que ir a atender tu turno, Court?

—No, le dije a Quinn que me cubriera mientras venía aquí. No quiero que te enojes conmigo.

—No estoy enojada contigo —suelto una risa—, ya hablamos de esto.

—Ya sé que te molestó que me felicitara por mi cumpleaños, pero...

—Alto ahí —dejo de limpiar la mesa y pongo el trapo sobre mi hombro—. Te dije que lo que me molestó fue que él no me escribiera a mí, al parecer no está tan ocupado porque te escribió a ti, pero solo es eso, no tiene nada qué ver contigo y lo sabes. Deja de buscar pretextos porque no estoy molesta contigo y no quiero repetirlo más veces porque entonces sí me enojaré.

Ella asiente con la cabeza, despacio, y deja caer los brazos a su lado, como si se resignara. Suspiro, negando con la cabeza. Me doy la vuelta y camino hasta la rocola para cambiar la música por una canción de The Killers. Courtney aparece junto a mí cuando oprimo el botón de reproducir.

— ¿Lo extrañas? —Suelto una risa, pero ella sabe perfectamente que de humor no tengo un pelo—. Se ha estado viendo con Camila últimamente, ella ha estado en el tour con Taylor, así que...

—No me importa —espeto, casi de manera grosera, al sentir un nudo dentro de mí. Si él me olvidó entonces yo debería hacer lo mismo.

Escucho a Courtney suspirar con cansancio.

—Bien, ¿nos veremos más tarde? Vengo a penas termine mi turno, iremos al ensayo de la banda de Abel y Reed —dice. Asiento con la cabeza y le doy una sonrisa. Ella me mira con pena y se acerca a abrazarme pero se separa rápido—. Te quiero.

—Yo igual, Court.


Cuando la veo salir por la puerta, suelto todo el aire que no pensé que estaba sosteniendo. Saco el teléfono del bolsillo delantero de mi delantal y reviso mis redes sociales, especialmente Instagram, donde me enfoco en las notificaciones de la última foto que subí, hace más de dos semanas: una foto donde estamos Reed y yo, riendo, el día en que nos conocimos en la fiesta de Halloween de Abel. Sonrío al recordar el momento: Jane tuvo su teléfono en la mano durante todo el día, tomando fotos, y en el 70% de las fotos que tomó estamos él y yo riendo o haciendo cualquier cosa. La foto ya va por los cuatro mil "me gusta" y más de doscientos comentarios. Respondo algunos comentarios al azar, pero cuando me doy cuenta de que la mayoría son fans de Shawn vuelvo a guardar el celular.

Cada segundo duele más que el anterior. Todas las noches, antes de dormir, me pregunto si no fui lo suficiente, si fue algo que hice o si fue algo que dije. Si fui una total inexperta en la cama o simplemente si se aburrió de mí. Sea lo que sea, nunca me lo dijo. Hubiese preferido mil veces el dolor de la verdad a esta incertidumbre.

—Creo que me estoy enamorando de ti, Gaby —escucho decir a Abel detrás de mí. Levanto una ceja en su dirección, confundida—, sé que fuiste quien puso esa canción. Me estás matando —se lleva una mano al corazón con dolor fingido, y yo pongo los ojos en blanco, soltando una risa.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora