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Capítulo 38

Camila's POV

Aquél tiempo en el que había estado sin Lauren, había sido lo peor del mundo. Quizás yo no la recordase, pero en mi subconsciente ella seguía latente. Nunca supe por qué, pero quería conocerla. Quería conocer a aquella chica que yo había destrozado, y tenía un interés inusual con ella. De hecho, sentí que debía despedirme antes de verla. Por eso, en aquél mes en el que no recordaba absolutamente nada, estaba triste, apagada, como si me faltase algo, y la realidad era que me faltaba ella.

—¿Qué fotos vas a querer poner en tu pared? —Preguntó Lauren con unas cuantas fotos en las manos.

Estaba sentada en mi cama, llevaba un jersey de lana azul y unos pantalones blancos, algo inusual en ella, pero le quedaban bastante bien. Además, lucía unas Vans negras nuevas.

—No sé, enséñame las que tienes. —Respondí sentándome en su regazo con una pierna a cada lado de las suyas, pasando las manos por su cuello.

—Pues... —Sacó una de las que tenía en la mano y me la enseñó. Era ella simplemente comiéndose una hamburguesa, y recuerdo perfectamente cuando se la hice, porque acabó con la boca completamente manchada de mostaza.

—Sí, definitivamente esta tengo que ponerla. —Asentí, cogiéndola entre mis manos. Llevaba una simple camiseta de tirantes gris, unos shorts vaqueros, sin maquillar y peinar, con su piel tostada por el sol. Estaba preciosa a la vez que graciosa, era perfecta.

—Esta. —Me la enseñó. Fue el mismo día, fuimos a una playa de Rhode Island y comimos hamburguesas en un puesto que simulaba una cabaña en la playa. En esa foto, estaba sentada encima de Lauren justo como estaba en aquél momento, y le echaba crema solar en la cara. Lauren arrugaba la nariz y apretaba los ojos, provocando mi risa, aunque en la siguiente aparecía dándole un beso. Lauren había juntado las dos fotos para que se viesen a la vez.

La dejé junto a la otra, porque no había duda de que tenía que ponerla en la pared, y vi la siguiente que tenía en las manos. Era Lauren conduciendo, sin maquilla, con la zona inferior a los ojos rosadas por el sol, el pelo revuelto y seco por la sal del mar, llevando una simple camiseta negra ajustada.

—Cuando miro estas fotos pienso en la suerte que tengo. —Dije sin dejar de mirar la foto, pegando mi frente con la de Lauren. —Podría hacerme una funda para el móvil con ella.

—Eres una exagerada.

—Y tú una idiota. —Dejé la foto donde estaban las otras dos, frunciendo un poco el ceño. —¿Sabes si Shawn y Hailee han cortado? —Pregunté distraída mirando las fotos, sonriendo al ver una en la que Lauren intentaba morderme la mejilla y yo reía apartándome de ella.

—Sí, según me ha dicho Hailee...

—¿Según te ha dicho quién? —Lauren se quedó en silencio, y me acerqué a su oído, humedeciéndome los labios. —Si esa zorra se te acerca a menos de diez metros, te juro que iré y la engancharé de los pelos arrastrándola por todo el pasillo del instituto hasta dejarla en el bosque. ¿Me oyes? —Dije contra su oreja, y vi cómo la cabeza de Lauren se movía lentamente para asentir.

—¿No confías en mí? —Me preguntó ella, y asentí agachando la cabeza con el ceño fruncido.

—Sí, pero... El problema no eres tú, soy yo. A veces me siento insegura conmigo misma, además, Hailee me odia, es guapa, tiene 18 años y yo tengo 17, además tiene más tetas que yo.

—Pero es que yo te quiero a ti. Y tú eres más guapa que cualquiera. Además, soy más de culo que de tetas, y tú de eso vas sobrada. Podría tirarme a cualquiera, pero no nos haríamos fotos así, ni me mordería la cara a cada momento, así que, puedes estar tranquila, eres perfecta. —Hice un pequeño puchero removiéndome encima de ella, pegando su frente con la mía.