PRESUNTOS IMPLICADOS

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Hermione había terminado su tarea diaria en la biblioteca y se dispuso a regresar a su hogar, tomó su bolso y apagó las luces de su santuario. Cuando salía se topó de frente con la nueva sanadora del colegio que se encaminaba hacia allí.

Las mujeres se enfrentaron en un juego de miradas en el que ninguna quería claudicar.

Se quedaron en silencio.

Se escudriñaban, se estudiaban, casi parecía un duelo solo que en sus manos ya no había varitas, sino algunos libros y pergaminos.

Detrás de la castaña apareció Malcolm y la tomó de la cintura con una confianza que ella no le había dado pero aún así se sintió cómoda y no se alejó, como habría sido su reacción en otras oportunidades, a menos que fuera Malfoy.

Darse cuenta de esto sí la incomodó y se estremeció ante el recuerdo.

- ¿lista Hermione?- preguntó Malcolm y ella asintió en silencio, sin dejar de mirar a la morena y ahora molesta sanadora- entonces no demoremos nuestra cena – agregó- buenas noches Srta Parkinson, hasta mañana.

Cuando la inusual pareja intentó avanzar Pansy los detuvo- es solo un instante y prometo después dejar que...disfruten de su noche- remarcó con disgusto.

-dime de una vez ¿qué necesitas Parkinson?- preguntó la bibliotecaria.

- Te traigo una lista de libros, la directora me indicó que era a ti a quien debía hacerlos llegar, además de algunas guías prácticas para estudiantes de los últimos años que deseen en algún momento continuar los estudios médicos- extendió un pergamino el cual fue tomado por Hermione.

La castaña lo estudiaba con detenimiento cuando Malcolm la interrumpió- mi querida creo que por hoy es suficiente- con un movimiento grácil de su varita desapareció el papel- no te preocupes que mañana lo encontrarás en tu larga lista de asuntos pendientes, en la carpeta marrón, ¿dentro de tu escritorio?- le sonrió ante la mirada estupefacta de la bibliotecaria y la no grata sorpresa de Pansy- ahora tenemos una cita en curso.

Hermione no sabía a qué se debía tanta atención e insistencia de parte de Malcolm pero supuso que si lo hacía delante de otra mujer y sobre todo delante de, para ella, esta desagradable mujer, era porque algo se traía entre manos y la castaña estaba dispuesta a seguirle el juego.

-tienes razón – le sonrió cómplice y miró a Pansy- mañana a primera hora me pondré en campaña, ahora si nos disculpa, buenas noches- se alejaron sin pronunciar más palabras y salieron del castillo.

Dentro de la gran edificación la aristocrática sanadora intentaba esconder las lágrimas y la angustia que le había provocado la indiferencia de Malcolm.

-me lo merezco por imbécil –susurró mientras caminaba hacia el despacho de la Directora, su vía de escape hacia su mundo de soledad voluntaria.

                                                                                       -O-O-O-O-O-

Malcolm McGonagall había mantenido el imperturbable silencio respeto a lo que había sucedido en el colegio, la conversación durante la cena había transitado por temas de poca importancia, meros formalismos y anécdotas hasta que tocaron lo sucedido durante las épocas oscuras.

-la sanadora Parkinson – avanzó el castaño- parece que tu relación con ella no fue agradable...es la impresión que me dieron.

Demasiado heridaWhere stories live. Discover now