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El pie izquierdo que se movía incesantemente resonaba en la elegante sala de espera de la clínica muggle de fertilización como si una manada de cabras desfilara ante ellos.

Aunque no estaban solos allí, la castaña era la única que estaba crispándose los pocos nervios que le quedaban.

Luna con más calma puso una mano en la rodilla de su esposo y logró el milagro -Sé que no estás nervioso, porque siempre fuiste controlado, medido y planificas todo cariño pero necesito que no me distraigas - lo miró con adoración- quiero concentrarme para evitar que los nargles que rodean a Hermione me infecten- la aludida comenzó a mirar alrededor y mover las manos como si moscas espantase- ¿lo notas? tengo que estar atenta a todas las explicaciones que el sanador muggle pueda darnos.

Theodore la miró comprensivo, conocedor de las creencias de su esposa y asintió- lo siento, no se repetirá...lo último que deseo es que estés distraída-la tomó de la nuca y la acercó para besar su frente y después apoyar la mejilla sobre la cabeza de su dulce esposa.

Hermione los comió con la vista, rodó los ojos y desvió la mirada al resto de las personas que como ellos esperaban ser atendidos en esa prestigiosa clínica. Las parejas, en su mayoría mayores que ellos, seguramente ansiosos, estaban envueltos cada uno en sus asuntos pero un hombre la miró para sonreírle y agradecer el silencio que reinaba otra vez allí-voy por un vaso con agua, ¿deseas algo Luna?- la rubia negó- ya regreso - avisó y caminó hasta la recepción donde se encontraba el dispensador de agua. Sacó un vaso descartable y la llenó para girar y regresar con sus amigos.

-gracias a Dios que Marlene aceptó llevar el embarazo, era nuestra última esperanza de ser padres- escuchó a una pareja que salía sonriendo y abrazados de uno de los consultorios- los bebés están bien y creciendo- agregó la mujer que estaba llorosa y en ese momento una joven parecida a ella salió del mismo consultorio, la pareja la abrazó. La imagen de los tres felices la emocionó y cuando se giró para ver a sus amigos supo que ella quería verlos así.

-Sr y Sra. Nott -llamó una enfermera y sus amigos se pusieron de pie para seguirla. Theo volteó hacia Hermione- no nos abandones -le estiró la mano y la castaña se apuró para llegar hasta ellos e ingresaron juntos.

Un par de horas más tarde Hermione regresaba a la casa donde sus hombres vivían, entró despacio y la risa de su hermano le indicó hacia dónde dirigirse. En la cocina, mientras su padre estaba de espalda hacia la puerta con un gorro de chef en clara señal de que estaba cocinando, Frederick Granger jugaba al ajedrez mágico con Harry Potter. El elegido levantó la vista para sonreírle -prefiero jugar con Ronald, él al menos no se burla de lo mal jugador que soy.

-¡¡Momy!!- exclamó el niño y se acercó a ella para abrazarla- no puede pasar de los diez movimientos que ya lo tengo en la bolsa.

-eres un gran jugador pero no te abuses, recuerda que él es el salvador del mundo mágico, al menos déjale un poco de orgullo intacto- alcanzó a su padre y le dio un beso, éste le acercó a la boca un pedazo de pan que había remojado en la salsa. La castaña se saboreaba- increíble como siempre- caminó hasta su amigo del alma y se sentó a su lado -si yo fuera tú ya habría renunciado a seguir jugando con Frick.

-pero como no soy tú...seguiré insistiendo -el moreno de ojos verdes besó la sien y Hermione apoyó su cabeza en el hombro- ¿todo bien con Luna?

Demasiado heridaKde žijí příběhy. Začni objevovat