#11: Problemas

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Capítulo 11 

Entré a mi habitación, me recosté en la cama y lancé mi mochila al suelo.

Sinceramente luego de lo egoísta que había sido Lucía rompiendo el llavero de mi abuelo, lo único que me restó a hacer fue a coger los pedazos rotos del accesorio y  tirarlos al basurero ya que eran inútiles de remediar. Nada más. Hablar con ella, pelear con ella, enfrentarme a ella... ninguna de aquellas opciones serviría por el simple hecho de que ella era ella, y yo seguía siendo yo.

Aparte del comportamiento de la rubia y la mala suerte del llavero roto, mi día fue completamente normal. Es decir, debía admitir que en algunos momentos sentí la mirada de algunos chicos puesta en mí, en mayor parte las sentía de parte del equipo de fútbol, pero unos segundos después la sensación desaparecía y yo seguía con mi vida estudiantil de siempre. También estaba el hecho de que muchas de las chicas que antes me molestaban con zancadillas, burlas sobre mis gafas o cosas por el estilo, aquel día la mayoría se restó a decir lo mismo: "que te pongas esa ropa no quita el hecho de que seas una nerd".

De acuerdo, ahora que lo pensaba mejor debía admitir que el día había estado un poco raro para mí.

Me encogí de hombros mentalmente y me senté en mi cama para luego coger mi mochila, abrirla, y sacar de ella el próximo libro que tenía que leer para la escuela: "Criminal".

Desde mi punto de vista, el cual era bastante infantil en realidad, era un libro jodidamente terrible. El chico era un maleante, la chica no se podía defender... En realidad era bastante chocante. Me recosté en mi cama de espaldas, tomé el libro entre mis manos y me dispuse a leer.

Ya iba en el tercer capítulo cuando escucho el timbre de la casa. Ignoré el sonido y dejé que Julian fuera a abrir, después de todo: ¡el libro me tenía enganchada! Sí, ya, debía admitir que lo había juzgado mal, sinceramente era bastante interesante. Empecé a leerme el cuarto capítulo cuando nuevamente alguien tocó el timbre.

¡Joder, tendría que ir yo! Bufé, furiosa por el hecho de que alguien interrumpiera mi lectura, y me levanté de mi cama para dirigirme al primer piso. Bajé las escaleras, crucé la sala y abrí la puerta.

Mierda.

JULIAN POV:

-Baby, when you're gone... Yeah, baby, when you're gone...- estaba yo cantando tranquilamente en mi habitación mientras me echaba desodorante.

De repente, el timbre se escuchó en el piso de abajo. Lo ignoré y seguí escuchando música. Debía de ser Tomás, ya podría esperar. Luego, el timbre volvió a sonar impacientemente. Bueno, ya abriría la puerta alguien más mientras yo me ponía la remera... ¡Mierda, abriría Oriana!

Si Tomás sabía que vivía con la nerd mi reputación se iría por el caño, ¡por el caño! No podía permitir que Tomás supiera, era mi mejor amigo pero no sabía de lo que era capaz.

Sin siquiera alcanzar a ponerme la remera, bajé las escaleras en puros pantalones. Crucé la sala a la velocidad de la luz y noté que Oriana estaba a punto de abrir la puerta. Tomó la perilla, la giró, abrió levemente la puerta y yo, con una extraña maniobra, tomé a Oriana entre mis brazos y cerré la puerta de nuevo, golpeando, seguramente, a Tomás en la cara.

Mi respiración era agitada, bastante en realidad, había corrido desde mi habitación hasta la puerta en menos de cinco segundos para evitar que Tomás supiera que mi compañera de hogar era la mismísima Oriana Sabatini.

Oh, cierto, Oriana.

Noté que seguía rodeando el cuerpo de Oriana entre mis brazos y, un tanto avergonzado, la solté lentamente. Oriana volteó suavemente y su mirada se dirigió de inmediato a mis abdominales. El precio a pagar por tener tan bien físico ¿no? Sí, llámenme creído pero era algo inevitable.

-¿Te gusta lo que ves?- bromeé con una sonrisa torcida en la cara.

Oriana enrojeció al instante.

-No- negó desviando su mirada.

Reí ligeramente.

-Lo que digas- dije con ironía-. Bueno, creo que deberías irte. Está Oriana aquí y...-

empecé a decir señalando la puerta de entrada, cuando de repente: otra puerta se abre.

Oh, joder, se me había olvidado totalmente que Tomás sabía que si no podía entrar a la casa por la puerta principal, se podía entrar por la puerta trasera, atravesando la cocina hasta llegar a la sala de estar. Maldije el día en que le dije aquel pequeño secreto.

-¿Por qué joder me cerraste la puerta e...?- empezó a decir Tomás que aparecía por la puerta de la cocina. Se calló de golpe al ver a Oriana allí.

Joder. ¿Ahora qué haría?

ORIANA POV:

Intenté no ponerme nerviosa. Estaba entre el mismísimo Tomás Navarro y Julian Serrano, este último sin remera. Oh, vaya, jamás en mi vida me había imaginado en esta situación, ¿es que el mundo se había vuelto loco?

-Oh... hola, Oriana, ¿qué haces aquí?- preguntó amistosamente, aunque un poco sorprendido, Tomás.

Luego, sin esperar mi respuesta, dirigió su mirada hacia Juliano, observando que estaba en puros pantalones, para luego verme a mí, nuevamente a Julian, y a mí de nuevo, y así sucesivamente. Después de eso, su rostro demostró entendimiento.

-¡Oh, ya veo! Perdonen por interrumpir- sonrió apenado y mi rostro enrojeció excesiva e inevitablemente.

¿Por qué mierda los hombres tenían esas mentes tan pervertidas últimamente?

-No- negamos Julian y yo al mismo tiempo con indignación.

-¿Entonces qué hacen juntos aquí?- cuestionó sin entender.

-Venía a cuidar a Dusty- respondí yo al mismo tiempo que Julian respondía con un "vino a dejarme un libro". Por lo que, en resumen, lo único que se entendió fue "Veiankf aidjaki nuad lirdly". Exactamente, no se entendió nada.

-¿Eh?- cuestionó confundido Tomás

Julian y yo nos miramos trabados.

-Que...- empecé a decir con dificultad de completar la idea.

-Es que vino a dejarme un libro y de paso le pedí que cuidara a Dusty, porque va a venir una chica a casa, ya sabes- respondió Julian por mí y Tomás se mantuvo en silencio.

Me quedé allí, esperando alguna respuesta de parte de Tomás, esperando que creyera la pequeña mentira que le había dicho Julian para que su popularidad no se fuera de borrón. Y, gracias al cielo, Tomás luego de unos segundos, asintió mientras entendimiento cruzaba por su cara. Julian y yo soltamos un suspiro de alivio.

Tomás Navarro, definitivamente este chico provocaba más problemas de los que esperaba.

Viviendo con la nerd | Orian | AdaptadaWhere stories live. Discover now