#26: Complicado

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Capítulo 26

-¿Julian?- fue la palabra exacta que pronunciaron mis labios al verlo allí.

¿Qué hacía Juliano allí? ¿Me había seguido hasta el cine? Dudaba mucho que todo hubiera sido por simple coincidencia. Entonces, ¿qué? ¿Me había seguido como un acosador psicópata hasta el cine por aburrimiento? ¿Era eso?

Era lo único que quería saber.

-Yo...- tartamudeó él, nervioso.

-Disculpen, pero deben dejar el cine- nos informó un chico que trabajaba en el lugar.

Confundida aún por encontrar al simio aquí, salí sin chistar, seguida por Julian y dejando a Álvaro extrañado y solo sentado en la sala. Pero era mejor que se quedara allí, necesitaba aclarar las cosas a solas con el simio idiota.

Cuando ya estábamos fuera y alejados unos cuantos metros del cine, decidí que sería un buen momento para hablar. Debía saber por qué me había seguido.

-Julian- lo llamé en tono de regaño. Él me miró con un poco de miedo-. ¿Por qué mierda me seguiste?- le pregunté, lazando la pregunta de una vez por todas, no quería rodeos ahora.

Él se rascó la nuca nervioso, sin saber qué decir al parecer, queriendo evitar todo aquello. Pero debíamos hablarlo, yo debía saber la razón de porqué me había seguido hasta el cine. No podía permitir que hiciera lo que se le diera la gana y se entrometiera en mi vida.

-¿Me lo vas a decir?- insistí, aplicando presión.

Julian cerró los ojos y se mordió el labio, luciendo las pocas y casi inexistentes ganas que tenía de decírmelo. Y era comprensible, después de todo era obvio desde el principio que él no querría responder nada.

Pero debía saberlo, y pronto.

-Pues Álvaro no me da buena espina- respondió él, negando con la cabeza decepcionado del chico.

-¿Ah sí?- pregunté enarcando una ceja, él asintió- Ni siquiera lo habías visto antes de venir al cine- le informé-. Digo, por si se te había olvidado.

Él abrió los ojos hasta más no poder. Señal de que lo había descubierto detectada. Me debería dar una respuesta más convincente que esa antes de que yo quisiera creérsela.

-Pues...- dijo, viéndose en aprietos.

-Sólo dímelo, Julian, no es tan difícil- le dije, enojada hasta el limité por el hecho de que no fuera capaz de responder una simple pregunta.

¡Rayos, que sólo quería saber por qué me había seguido hasta el cine!

-Es más complicado de lo que crees, Oriana- dijo él, peinando su mechón de cabello regalón.

Sonreí ante su acción.

-Pues me lo tendrás que decir de todas formas- le dije, encogiéndome de hombros. Él hizo una mueca-. Hablaremos en casa.

Empecé a caminar para que él me siguiera, con la idea de que fuéramos a casa de una vez por todas y me pudiera responder la muy aparentemente "complicada" pregunta. Julian me miró extrañado.

-¿Y Álvaro?- me preguntó, señalando el cine.

Me encogí de hombros despreocupada.

-No puedo entrar al cine, no me voy a quedar aquí afuera a esperarlo. Además, luego hablaré con él- dije restándole importancia al chico de lentes que debía de estar en ese momento viendo la película solo.

-Claro, lo verás luego- murmuró molesto Juliano y yo le señalé que me siguiera, ignorando su comentario.

-Ya me he aprendido el camino a casa, eso es bueno, supongo- le sonreí débilmente. No quería hablar de nada de mucha importancia con él en aquel instante, no estaba de muy buen humor como para hacerlo.

-Sí- sonrió él.

Caminamos uno al lado del otro, en silencio, hasta llegar a la casa donde habitaba el desaparecido gato ninja. Y era verdad, ¿dónde estaría? Maldito gato que se escabullía y se hacía invisible.

-De acuerdo, ¿ahora me dirás?- le dije sentándome en el sillón, haciendo referencia a la pregunta que le había hecho a la salida del cine.

-Sí...- respondió él no muy convencido.

-Empieza- dije yo, dándole paso a su monólogo.

Él enrojeció.

-N-no creo que sea buena idea, Oriana- dijo él, negando con la cabeza mirando el suelo cabizbajo.

Arrugué el entrecejo.

-¿O sea que vinimos hasta aquí para que no me digas nada? Oh, claro que no, habla- dije yo, esperando que mis pocas palabras le ayudaran a hablar un poco.

Él suspiró profundamente. Al parecer lo que me tenía que decir era más importante de lo que yo pensaba.

-No puedo- dijo volviendo a echarse para atrás.

-Es más grave de lo que pensaba- dije pensativa, escuchándome como un doctor de telenovela.

-Sí, lo es- dijo frustrado Juliano, mientras que con sus manos cubría su rostro.

Suspiré. Esto sería complicado. Julian tenía algo que decir, yo quería saber algo, pero definitivamente esto lucía ser más importante de lo que yo misma quería que fuera. Finalmente decidí no hablarlo. Algún otro día podría decirme por qué me había seguido hasta el cine.

-Puedes decírmelo otro día, si quieres- dije, haciendo que sus facciones se relajaran notablemente.

-Gracias- dijo tan profundamente que sentía que le acababa de decir "vivirás" en una escena de drama.

-¿De nada?- dije arqueando una ceja sin saber qué decir ante tal respuesta.

Julian rió al escuchar eso.

-Por cierto, ¿y Dusty? Lo extraño- mencioné, como un comentario casual y curioso. ¿Lo peculiar? Que Dusty en menos de cinco segundos apareció en la sala y se lanzó a mis brazos.

Era un gato tan tierno. Todavía recordaba cuando había pensado en raptarlo... Mente secuestradora funcionando. Definitivamente estaba enamorada de este gato. Quizás debía de ir a un psicólogo.

No me hacía falta de hecho.

-Dusty enserio que te ama. Creo que ya me reemplazó- dijo Juliano, en un tono bromista.

Asentí riendo ligeramente.

-Me quiere más a mí, ¿cómo se siente eso?- dije burlona.

-Duele- dramatizó poniendo una mano donde debía de ir su corazón.

Yo solté una carcajada, a la vez que Dusty ronroneaba gustoso en mi regazo.

-¿Vemos una película?- me preguntó Julian animadamente.

Negué con la cabeza y él me miró frunciendo el ceño. Sonreí al ver tal expresión en su rostro, lucía ser una mueca de disgusto en realidad.

-Quiero que vayamos al parque- repliqué caprichosa.

Él se encogió de hombros.

-Sí, desde luego- sonrió estando de acuerdo.

Yo le sonreí de regreso. Tenía tantas ganas de ir al parque aquel día, y no sabía ni siquiera el porqué de mis repentinas ganas.

95 votos y sigo.

Viviendo con la nerd | Orian | AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora