#34: Un malentendido

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Capítulo 34 

Una sonrisa se hizo presente en mi rostro.

Quería a Julian, sí, lo quería y mucho. Nunca antes me hubiera imaginado que llegaría a tener esos sentimientos por él, pero me había ocurrido y ahora no había vuelto atrás. Había caído, como otras tantas lo habían hecho, en las garras del gran Serrano.

Me levanté de mi asiento impaciente. Tenía que decirle todo esto a Julian antes de que me arrepintiera, debía explicarle todo y sí, probablemente me sentiría bastante estúpida al hacerlo.

Salí corriendo de la pizzería en dirección a la casa Serrano, cuando me di cuenta de un pequeño detalle. ¿Cómo le diría todo esto a Julian? "Te quiero mucho, simio...". No, qué horror, qué cursilería.

Ugh, definitivamente apestaba para esto, podía ser la chica más inteligente de la clase, podía encantarme el romance, pero cuando se trataba de comportarme de esa manera en el amor, yo... de verdad que apestaba.

Mientras corría lo más rápido que podía, o sea prácticamente trotando, a la casa de Juliano, me topé con la espalda que correspondía al chico de las gafas.

-¡Álvaro!- exclamé alegremente, el chico dio media vuelta y me miró arqueando una ceja.

Al llegar frente a él me detuve abruptamente, él simplemente me veía fijamente a los ojos esperando que dijera algo. Y claro que le diría, le tenía que decir lo de Julian. Sin embargo no fue necesario, ya que sin siquiera deciralgo, él adivinó a lo que venía.

Sonrió ligeramente.

-¿Te diste cuenta de lo que sentías?- preguntó, yo asentí en respuesta.

-Sí... - respondí sonriente.

Traté de decir algo emotivo, para darle el aspecto romántico a todo esto pero... pero como había mencionado antes, no tenía demasiada imaginación relativa a la cursilería.

-Me alegra... Pensé que ibas a demorar más- rió levemente, y yo, sin poder evitarlo, me lancé a sus brazos para darle un gran abrazo.

-Gracias- susurré en su oído, él acarició mi cabello y me alejé de sus brazos para poder verlo a los ojos.

-Supongo que ahora ibas a decírselo- dijo él, deduciendo rápidamente.

Claro, era Álvaro, la computadora humana, no se podía esperar menos.

-Sí, le tengo que explicar todo esto a Julian- respondí, ahora poniéndome un poco más nerviosa y seria.

Álvaro volvió a sonreír y acunó mi mejilla con su mano.

-Me alegra- murmuró.

Nos quedamos en silencio por un minuto, un muy silencioso minuto en el cual lo único que hicimos fue mirarnos a los ojos. Debía admitir que al principiofue reconfortante, ya que era mi amigo y estar así con él hacía que me sintiera bien. Pero luego se tornó incómodo. Bastante incómodo. Me miraba tan fijamente a los ojos que me sentía intimidada. Mierda...

-Oh, disculpa, es que yo...- dijo repentinamente, desviando su mirada y luego volviéndola hacia mí de nuevo- Perdí la noción del tiempo- concluyó, en un tono curiosamente... dulce.

Tenía que escaparme de esta situación incómoda.

-Álvaro, perdona, pero debo irme- dije, rascando mi nuca nerviosamente.

-Cierto. Tienes que hablar con tu futuro esposo- dijo recordando, provocando que yo me sonrojara inevitablemente.

¿Es que este chico se esmeraba en ponerme incómoda?

-Oh, se ha sonrojado- dijo burlón, apretando mis mejillas.

-Ya, ya, me voy- lo corté, sacando sus manos y alejándome de ahí.

-¡Suerte!- exclamó él con una sonrisa.

-La necesitaré- murmuré, más para mí que para él, y seguí caminando en dirección a la casa Serrano.

JULIAN POV:

¿Me estaba jodiendo, no?

«Sí, le tengo que explicar todo esto a Julian». Las palabras de Oriana no paraban de revolotear por mi cabeza.

Salir a caminar luego de que Oriana se hubiera ido de casa lucía ser una buena idea. Podía aprovechar de pasar el rato y si me topaba con Oriana por ahí era aún mejor.

O al menos eso había pensado, hasta que caminando por ahí, me encontré a

Jade abrazando al cuatro ojos que yo tanto odiaba. Y sí, llámenme "metiche" pero había escuchado toda su conversación.

Además, ¿explicarme algo? ¿Explicarme qué? No quería pensar en cosas negativas, pero no podía evitarlo, ver a Oriana tan cariñosa con ese chico me había puesto con la guardia alta. «¿Te diste cuenta de lo que sentías?». La pregunta del idiota de cuatro ojos me llegó a la mente como un recuerdo cercano.

Una estaca al corazón, una maldita estaca al corazón.

-¡Mierda!- gruñí mientras golpeaba la pared del callejón en el cual me había escondido para escuchar toda la conversación.

Un estúpido, un maldito estúpido. El puto bicho del amor me había picado y había caído como idiota en la maldita telaraña de una chica, por primera vez, y la estúpida última vez.

Nunca más.

Adiós, Oriana nerd Sabatini.

ORIANA POV:

¿Qué hacía ella aquí?

Iba en dirección a la casa de Julian, cuando la figura de una chica de rostro angelical se plantó frente a mí de repente, haciendo que me detuviera de correr y la observara fijamente.

Era Candela, sí, esa Candela que había querido prácticamente asesinarme por haber faltado a su partido. Y vaya que estaba sorprendida por su presencia.

-Hola, Oriana- dijo cruzándose de brazos, caminando lentamente hacia mí.

Pestañeé repetidas veces, intentando despertar de mi curioso shock y tratando de decir algo. Debía decir algo... Candela había sido mi única amiga y no podía permitir que por el simple hecho de no poder explicarle todo la perdiera.

Todo por un tonto partido de fútbol...

Hola, Cande..- murmuré tímidamente, logrando responder al fin.

-Tengo que hablar contigo- dijo seriamente, mirándome de hito en hito.

Tragué saliva. Ese «hay que hablar» no era precisamente muy animado, lo único que provocó en mí fue un escalofrío. Tendría que hablar con ella, tendría que explicarle todo, y para explicarle todo, le tendría que relatar la larga historia de mi vida.

Oh, qué problema.

-Hablemos, te explicaré todo- dije mirándola a los ojos.

Ella sonrió torcidamente.

-Hablaremos en mi departamento. Sígueme- me dijo, empezando caminar.

Yo... yo simplemente atiné a seguirle, sin siquiera ser capaz de rechistar.

Viviendo con la nerd | Orian | AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora