Temp II / Cap X

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[NARRADOR]

Derek se encontraba aun en Alaska, se encontraba en una cafetería, decidiendo si de verdad continuaría con aquel retorcido plan que tenía Scott. Pues él tenía sus dudas acerca de la capacidad del chico para iniciar una pelea, si alguien conocía bien a Stiles ese era Derek, ya que aunque ninguno quisiera admitirlo ambos eran muy parecidos, solo que donde Derek cayó Stiles siguió adelante. Luego de que su madre muriera y de que su padre se internara en la bebida y el trabajo, el ojimiel rehízo su vida y siguió con la frente en alto. Mientras que Derek había huido y se había quedado estancando en un pozo del cual solo salió cuando su hermana mayor se fue y no regresó.

Ambos habían pasado por cosas que ninguna otra persona podría comprender bien, cosas que solo se entendían al experimentarlas en carne propia. Por eso el lobo de ojos verdes podía decir que entendía a Stiles, el chico probablemente ya estaba planeando cientos de cosas, no para acabar con Scott, sino para demostrarle que aunque él fuera un alfa verdadero no significaba que el mundo girara en torno a él. Y es que Derek admitía que al de rasgos latinos se le había subido el poder a la cabeza, aunque bueno, allí adentro hay mucho espacio debido a la falta de cerebro.

Marcó el número de Braeden y la contactó para que le viera en ese local. Cuando la mercenaria llegó, luego de veinte minutos, y se sentó frente a él; Derek comenzó a hablar.

- Creo que ya sabes que están pasando cosas raras - La morena asintió - Antes de irnos de Beacon Hills me hablaron de que vieron a alguien, a Kate Argent.

- ¿Quién la vio? - Fue la primera pregunta que hizo la mujer.

- Erika - Mintió Derek - ¿Tú la has visto?

- No, no la he visto en mi vida - Respondió atropelladamente, para luego mirar su móvil - Debo irme, nos vemos.

El pelinegro frunció el ceño, había escuchado claramente aquella irregularidad en el corazón de la mercenaria. Le había mentido, la muy perra le había mentido, y lo peor de todo era que ella si había estado con Kate Argent. Lo cual indicaba que Stiles tenía razón y que ambas malditas casi mataron al chico.

Derek apretó los puños encima de la mesa, reprimiendo así las ganas que su lobo tenía de asesinar a esas dos mujeres; si algo odiaba el ojiverde era que le mintieran ¿Pero que le mintieran y ni siquiera tuvieran el descaro de preocuparse por el pulso SABIENDO que él lo escuchaba? Eso estaba a un nivel mucho mas alto de odio, pues ya era tomarlo por tonto e ingenuo. Eso y que se le rieran en la cara eran lo mismo para él.

Se levantó, dejando veinte dolares encima de la mesa, y salió de aquella cafetería. Decidido a que si Scott no lo hacía él si iba a arreglar las cosas con la manada "rival".

Se subió a su Camaro y le envió un último mensaje a Isaac y Boyd, informándoles acerca de lo que iba a hacer y pidiéndoles que no dijeran nada a nadie. Ya que quería mantener su regreso a Beacon Hills como secreto.

(...)

Stiles se encontraba junto a su padre en el hospital, ya era un nuevo día y se había quedado toda la noche junto a su padre ¿La razón? Bueno, además de que lo amaba y era su única familia directa con vida, Melissa le había dicho que el estado del Sheriff Stilinski estaba mejorando, por lo cual se creía que solo era cuestión de tiempo para que despertara.

- Buenos días, papá - Le saludó cuando regresó de beber café - Melissa me ha dicho que estás mejorando, eso es bueno, porque la comisaría se está yendo a la mierda sin ti; Parrish ya no sabe como lidiar con la señora Jigins, ella llama todos los días quejándose de que los niños del vecindario molestan a su perro. Si, ese feo pequinés que siempre ladra cuando cualquier otro ser vivo que no sea esa anciana pase frente a él.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora